Historia general de España, Volumen4F. Oliva, 1839 |
Dentro del libro
Realiza esta búsqueda en todos los volúmenes: embaxadores
Resultados 1-0 de 0
Otras ediciones - Ver todas
Términos y frases comunes
acudir adelante Algecira Alonso de Aragon Aragoneses armada armas asentar Aviñon batalla buena Búrgos caballeros caballo capitan Capítulo cardenal causa cerco Cerdeña Christianos ciudad concertaron conde conde de Trastamara conde de Urgel cosas cuydado daño debia decia dellos despues dexó dió dixo Doña Leonor Doña María duque embaxadores enemigos envió eran España estaba exército Fadrique fueron fuerzas fuese galeras ganar gente grandes guerra hallaba hermano hicieron hizo hobo iglesia junta maestre mandado María de Padilla miedo mil y trecientos Moros muerte muger mundo Nápoles nuevo Rey obispo padre Papa parecia pasó poderoso podia Pontífice Portugueses preso pretendia Príncipe pudo pueblos puso quatro quedó queria Real Rey de Aragon Rey de Castilla Rey de Francia Rey de Navarra Rey de Portugal Rey Don Enrique Rey Don Pedro Reyna Doña reyno Ruy Lopez Dávalos sazon señorío señorío de Vizcaya Sevilla Sicilia soldados tambien tenia tierra trabaxo tuvo veinte villa vino volvió
Pasajes populares
Página 172 - Dios, no solamente con el odio y mala voluntad con que mientras viven son aborrecidos, ni sólo con la muerte, sino con la memoria de las historias, en que son eternamente afrentados y aborrecidos por todos aquellos que las leen, y sus almas sin descanso serán para siempre atormentadas.
Página 172 - Mirad que ese es vuestro enemigo." Don Pedro, con aquella natural ferocidad que tenía, respondió dos veces: "Yo soy, yo soy.
Página 170 - Hoy alcanzaréis una gloriosa victoria o quedaréis como honrados y valerosos tendidos en el campo. No vean tal mis ojos; no permita vuestra bondad, Señor, que perezcan tan virtuosos y leales caballeros. Mas ¿qué muerte tan desastrada y miserable nos puede venir que sea peor que la vida acosada que traemos? No tenemos guerra con enemigo que nos concederá partidos razonables, ni aun una tolerable servidumbre, cuando queramos ponernos en sus manos ; ya...
Página 170 - Acabada la plática, luego con gran brio'y alegría arremetieron á los enemigos: hirieron en ellos con tan gran denuedo, que sin poder sufrir este primer ímpetu, en un momento se desbarataron. Los primeros huyeron los moros, los castellanos resistieron...
Página 170 - ... nos tiene hecha: mirad, mis soldados, no se os vaya: detenedla, no la dejéis huir, no quede lanza ni espada que no pruebe en ella sus aceros. Socorred por Dios á nuestra miserable patria , que la tiene desierta y asolada: vengad la sangre que ha derramado de 22* vuestros padres, hijos, amigos y parientes.
Página 168 - ... y tornará atrás. Y no perecerá luego por esta dolencia, caérsele han las péñolas, y sacarle han las plumas al sol, y andará de puerta en puerta y ninguno la querrá acoger, y encerrarse ha en la selva y allí morirá dos veces : una al mundo, y otra a Dios, y desta manera acabará.
Página 69 - Entre estas virtudes se veian no menores vicios, que entonces asomaban y con la edad fueron mayores: tener en poco y menospreciar las gentes , decir palabras afrentosas, oir soberbiamente, dar audiencia con dificultad, no solamente á los estraños, sino á los mismos de su casa. Estos vicios se mostraban en su tierna edad : con el tiempo se les juntaron la avaricia, la disolucion en la lujuria, y la aspereza de condicion y costumbres. Estas faltas y defectos que tenia de...
Página 390 - Dios, sin la cual todo el trabajo que se ha tomado sería en vano, y de poco momento la autoridad del que rige y manda si los vasallos no se le humillasen. Pospuestas, pues, las aficiones particulares, poned las mientes en Dios y en el bien común...
Página 376 - Las ciudades y pueblos y campos asolados con el fuego y furor de las armas , profanadas las ceremonias, menospreciado el culto de Dios, discordias civiles por todas partes , y como un naufragio común y miserable de todo el cristianismo...
Página 100 - Póueme horror y miedo la memoria de tan graves males como padecimos. Entorpécese la pluma , y no se atreve ni acierta á dar principio al cuento de las cosas que adelante sucedieron. Embázame la mucha sangre que sin propósito se derramó por estos tiempos.