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castigan á los locos»: en los Menemnos de Lope de Rueda: no me cale hacer señas que calle»: y, lo que es mucho más notable, en las epístolas del obispo Guevara, predicador de Carlos V, no le cale vivir en Italia el que no tiene privanza de rey para se defender».

Pero aunque las autoridades que llevamos citadas han podido influir en la Academia para la admisión de esa voz, que sin embargo no vemos incluída en el gran Diccionario de autoridades de aquella Corporación, ni tampoco en el de Terreros publicado en 1786, debemos advertir que quienes la han conservado sin interrupción son los aragoneses, desde que (á nuestro parecer) la tomaron de los provenzales, en cuya poesía se halla usada repetidas veces, así como la tienen el idioma italiano en calere, el francés antiguo en chaloir, el catalán en caldrer, y, aun forzando un poco la analogía, el latín en calescere, agitarse, moverse, pudiéndose decir, no me mueve, no me agita, no me domina, no me da cuidado, no me importa. Del uso lemosín no puede dudarse al leer en una canción de Pedro III, no m' calgra, no me sería necesario, y en un poema anterior (1) perteneciente á los primeros años del siglo XIII y publicado y traducido recientemente por Fauriel. Per Dieu, n' Ugs, ditz lo coms, nons clametx que nous cal, Por Dios D. Hugo, dijo el Conde, no os quejéis, que no os [conviene,

(1) Tiene por objeto la Cruzada contra los albigenses, que empezó en 1204 y acabó en 1219: fué escrito en el mismo tiempo de los sucesos: se atribuye á Guillermo de Tudela, y se ha publicado oficialmente en París en 1837.

y más adelante al verso 4844,

A la meridiana quel soleilhs pren lombral
el baro de la vila estan à no men cal;

esto es, al medio día, cuando el sol penetra en todo sombrío y los defensores de la ciudad están descuidados, 6 no están sobre las armas, como viene á decir Fauriel, 6 están en un no me importa, si fuera posible traducir así aquella expresión que de todos modos indica el abandono; y finalmente, verso 4913,

Mas non aia Belcaires temensa que nolh cal,

que Fauriel traduce, Mais que Beaucaire, n'ait plus de crainte; il n' en doit pas avoir, y que en castellano se puede expresar diciendo, Pero no tema Beaucaire, pues no debe, pues no le corresponde, pues no tiene motivo, pues no tiene por qué..

Haciendo punto en esta digresión, ya demasiado extensa pero no inútil á nuestro propósito, Ꭹ anudando el pensamiento de donde ha partido, tócanos manifestar que, señaladas las palabras usadas por autores aragoneses, mas no por eso aragonesas, é indicadas también las que á toda luz son de Aragón, aunque todavía calificadas como castellanas, pudieran añadirse ciertas otras generalmente usadas en Aragón y que, á pesar de serlo en Castilla por escritores de nota, no tienen cabida como castellanas en el Diccionario de la lengua: tales son haldeta que usa Moratín en aquel verso de sus Naves de Cortés:

de azul y negro las haldetas de ante;

esmangamazos, que, sin el prepuesto privativo, leemos en aquellos versos del cancionero de Baena,

A ty mangamazo syn otra tonsura,
por mí será dada muy gran penitencia;

(Págs. 447 y 481).

laminero, que tanto divierte á los castellanos cuando lo oyen á algún aragonés y que, sin embargo, no sólo es muy natural derivado de lamer, y muy parecido á lamistero y lamiscado, sino que se ve usado en el Arcipreste de Hita,

La golosina tienes goloso laminero;

á placer, que vemos en aquel romance:

en corte del rey Alfonso

Bernardo à placer vivía;

pintar, que usan nuestros pastores por tallar, aunque justo es decir que la Academia lo hace sinónimo de escribir, explicando bien ambas versiones aquellos versos encantadores de Gil Polo:

mas serale cosa triste

ver tu nombre allí pintado (señalado en mil robles)

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no creo yo que te asombre

tanto el verte allí pintada, etc.;

mueso, ó bocado, que derivado de morsus (de donde después almuerzo) se halla como provincial de Aragón y, no obstante, lo encontramos en el Poema del Cid:

Nol' pueden facer comer un mueso de pan,

y en el de Alejandro aunque con varia lección, y en los poetas del Cancionero de Baena:

E luego será de todo vengado

el mueso podrido que dió el escorpión

Mas freno sin mueso é chapa
vos daría aun emprestado;

peñora y caritatero que explican Berganza y Merino, dando á pennora el significado de multa y prenda, y á caritas el de refección de bebida tras la colación y lección espiritual; tastar, que si bien se halla en sentido de tocar, derivado de tactus, también tiene en Berceo el de probar ó morder en aquel verso,

Que de meior boccado non podriedes tastar;

macelo, cuyo derivado macelario no incluye la Academia, pero sí en sus vocabularios los eruditos PP. Berganza y Merino; vencejo, de vinculum, que aunque admitido por la Academia en significación de ligadura, sobre todo para atar las haces de las mieses, lo declara D. Tomás Antonio Sánchez privativo de Aragón al explicar el verso de Berceo,

Alzáronlo de tierra con un duro venceio;

cutio, que de Aragon significa constante, diario, no interrumpido, conforme con su etimología, quotidie, quotidianus, y que la Academia escribe y explica de otro modo, poniendo cutio, trabajo material (1), y omitiendo absolutamente en su Diccio

(1)

Vestida de color de primavera
en los días de cutio y los de fiesta;

dice Cervantes en el cap. IV de su Viaje al Parnaso, y en este sentido la Academia admite día de cutio como día de labor.

nario el adjetivo cutiano (quotidiano) que leemos en el poema de Alejandro,

Un pasari ello que echaba un grant grito
andaba cutiano redor de la tienda fito,

y en Berceo,

facie Dios por los omes miraclos cutiano,

y en el célebre Villasandino,

Pues memento mey cutiano disanto;

de, partícula expletiva que se usa en la frase me dijo de antes su parecer, y en otras parecidas, y que también usan nuestros clásicos como Cervantes <tan bien barbado y tan sano como de antes», y el obispo Guevara «y sus pueblos quedaron como de antes perdidos>.

Añadiríamos á estas algunas otras palabras y frases que, siendo muy familiares en Aragón, y no teniendo nada de exóticas ni nuevas, están excluídas no obstante del Diccionario de la Academia, por donde oficialmente resultan no ser castellanas, mientras son positivamente, ya que no aragonesas, de uso aragonés; pero atribuyendo este silencio, no á decisión magistral sino á descuido inevitable de aquel sabio Cuerpo literario, no adicionaremos el anterior catálogo ni aun con las dos que por ahora nos ocurren. Es la una llevar la corriente, frase que hemos oído á castellanos puros y que usa el Duque de Rivas (poeta cordobés) en el romance último de su Moro Expósito,

<le acaricia, le lleva la corrientes.

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