Poesia burlesca y joco-seria. Notas históricas

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Lawalle joven y sobrino, 1819

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Página 142 - ... lejos. Ni estoy bien ni mal conmigo, mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio. De cuantas cosas me cansan fácilmente me defiendo, pero no puedo guardarme de los peligros de un necio.
Página 335 - ¿Qué? ¿Podencos dices? Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos, bien vistos los tengo. » — Son podencos: vaya, que no entiendes de eso. —Son galgos te digo. —Digo que podencos.
Página 383 - Mas no podrás negarme cuan forzoso este camino sea al alto asiento, morada de la paz y del reposo. No sazona la fruta en un momento aquella inteligencia que mensura la duración de todo a su talento.
Página 380 - Más precia el ruiseñor su pobre nido De pluma y leves pajas, más sus quejas En el bosque repuesto y escondido, Que agradar lisonjero las orejas De algún príncipe insigne, aprisionado En el metal de las doradas rejas. Triste de aquel que vive destinado A esa antigua colonia de los vicios, Augur de los semblantes del privado.
Página 11 - ... aprieto : catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y aun parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando.
Página 11 - Un soneto me manda hacer Violante, Que en mi vida me he visto en tal aprieto: Catorce versos dicen que es soneto: Burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, Y estoy a la mitad de otro cuarteto; Mas si me veo en el primer terceto No hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando. Y aun parece que entré con pie derecho.
Página 143 - Oigo tañer las campanas y no me espanto, aunque puedo, que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos. Mirando estoy los sepulcros, cuyos mármoles eternos están diciendo sin lengua que no lo fueron sus dueños.
Página 384 - La codicia en las manos de la suerte se arroja al mar, la ira a las espadas, y la ambición se ríe de la muerte.
Página 381 - Pasáronse las flores del verano, El otoño pasó con sus racimos, Pasó el invierno con sus nieves cano. Las hojas que en las altas selvas vimos, Cayeron, y nosotros á porfía En nuestro engaño inmóviles vivimos.
Página 359 - Al satisfecho todo satisface; y así tambien a mí, por lo que he hecho, cuanto quiero y deseo se me hace. El campo que era de batalla, el lecho, ya es lecho para mí de paz durable : dos almas hay conformes en un pecho.