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Coca y Alcazarén, acusaban al Obispo de Segovia, D. Gonzalo Miguel, «porque empobrecía á los clérigos con vexaciones y tributos despendidos en perros y pajaros de caza, y molestaba los pueblos con censuras cuando algun perro ó pajaro se le perdia (1).»

Otro Obispo, serio, virtuoso é instruído, el de Vic, y Abad de Ripoll, Oliva, dos siglos antes de la fecha citada, escribía con toda formalidad á sus monjes desde Francia: «Cuidadme mucho á mis cisnes y á mi lavanco, que son mi recreo, y avisadme al punto de cuanto de próspero ó adverso les ocurra, para que nos alegremos de lo primero, ó nos dolamos de lo segundo. Y dadme la enhorabuena, porque tengo una grulla, ya maestra en el vuelo y en sacar los ojos á burros y á cerdos, y cuyas plumas de la cabeza empiezan á enrojecer, las otras á negrear, y la voz á aclararse (2).»

Graves y sesudos jurisconsultos penaban en el Fuero viejo de Castilla con 100 sueldos al que matare azor garzero, necesitando cinco testigos el acusado de tal delito para probar su inocencia; y el Fuero de Sepúlveda imponía al que sacase huevos de azor 30 maravedís de multa, ó la mano tajada, si el culpable no los tenía; 50 marcos al que matase azor garzero; uno, ó sea el precio entonces de dos buenos carneros, por cada pluma que le arrancara de la cola ó de las alas, y 5 sueldos, si era de otra parte del cuerpo.

(1) Colmenares, Historia de Segovia, cap. 19, párrafo 6, página 169.

(2) España Sagrada, tomo XXVIII, pág. 276.

Por último, Gil González Dávila asegura (1) haber visto un privilegio muy particular, (y yo he leído otros más antiguos y no menos particulares sobre iguales mercedes), concedido hacia 1619 por el Rey de Inglaterra á D. Diego Sarmiento de Acuña, primer Conde de Gondomar, y Embajador español, para que pudiera sacar de sus reinos caballos y halcones, en atención á ser varon que había nacido para bien universal de la república.

Por lo dicho puede juzgarse del valor y de la importancia de tales aves. La compensación que ofrecían era el recreo y esparcimiento de ánimo que á sus poseedores proporcionaban, no pequeño ciertamente, pues los lances variados de aquella encarnizada guerra por los aires; el anhelo con que damas y galanes seguían las variadas suertes del azor; la galantería con que éste venía á depositar ante la aristocrática señora la presa que hizo con sus garras allá en las alturas; todo ello animado por el estruendo de las trompas y el ladrido de los canes de la montería, teniendo por campo las galas de la naturaleza salvaje, por ambiente el fresco y picante airecillo, y por estímulo las escaramuzas y discreteos amorosos, harían olvidar de seguro á más de un cazador los afanes de la cría y amaestramiento. Sobre todo, á los Señores, porque entre los halconeros, á alguno, harto de pintar, velar, examinar tulliduras y aplicar emplastos y conjuros, habría de saberle á pulla cuando por

(1) Historia de Felipe III, pág. 241, col. 1.a

caso el halcón volviera hacia él su cabeza coronada con los cuernecillos del capirote.

Como compensación material sirva de dato el que Johan de Sant Fahagund refiere, diciendo que su tío tenía un gavilán del Esgueva que en un día mató 63 aves de toda especie, y que un esmerejón sacre de Martín Alfonso de Montemayor había dado muerte en un invierno á 150 perdices.

Sólo así pueden comprenderse aquellas palabras del célebre D. Beltrán de la Cueva: «Cazador tuve yo, dice, que si se le moría ó perdía su falcon, así lloraba por él como si se le muriera un hijo.>>

Mas al fin, al fin, la afición á la caza fácilmente degenera en pasión: éstas son propensas á las exageraciones, y á las que en las obras de cetrería observó EVANGELISTA, hombre de humor alegre, (y sin duda no cazador, pues éste, como el enamorado, no gustan de burlas sobre el objeto de sus aficiones), halló materia para escribir su obrita, parodiando alguno de los libros más en boga en su tiempo, y que diré luego cuál fuese.

De este modo lo comprendió el distinguido profesor Mussafia, cuando al publicar, entre otros manuscritos españoles de la Biblioteca Imperial de Viena (1), los capítulos primero y último del Libro de cetrería de EVANGELISTA, dice que, aunque pudiera creerse que en esta obrita, bajo la alegoría de halcones y aves de rapiña, se aludía á otros seres

(1) Über eine spanische Handschrift der Wiener Hofbibliothek: Wien, 1867.

no menos rapaces (1), sin embargo, el intento del autor sólo parecía haber sido lucir su ingenio en inofensivos chistes y juegos de palabras.

Y tal es la verdad, pues aparte de la imposibilidad de reducir materia tan clara á un constante doble sentido, hay un capítulo, el de los Alcaravanes, en que la franca comparación con determinada Orden religiosa, hace inverosímil que, á ser la obra alegoría cuidadosamente encubierta, fuera á levantarse de pronto y tan llanamente el velo en uno de los capítulos.

Explicado así esto, aparece excesiva la modestia del Sr. Mussafia, que termina confesando no comprender lo bastante el libro para poder señalar el origen y alcance de sus chistes; y también la del Sr. Morel-Fatio, quien, al dar cuenta del trabajo de Mussafia, dice que la obra de EVANGELISTA es una composición burlesca no fácil de entender(2).

¿Qué obra de cetrería se propuso aquél parodiar? Examinadas atentamente las conocidas en la época en que escribía, parece evidente que tuvo á la vista la que Johan de Sant Fahagund, cazador de D. Juan II, presentó á Enrique IV, en cuyo reinado, como luego veremos, se escribió también la parodia. Baste citar algunas notables concordancias entre ambas obras:

(1) Al expresarse así, recordaría el docto profesor lo que dice Pierio Valeriano (libro XIX), que "toda especie de águila, milano y otras aves de rapiña fueron hieroglífico de aquellos eclesiásticos y hombres doctos de mala vida y exemplo, y que sólo tratan, bajo capa de santidad y letras, de robar haciendas de pobres.»

(2) Revista contemporánea, núm. 18, pág. 251.

SANT FAHAGUND.

EVANGELISTA.

...que no hay falcon malo, si por culpa del caçador

no es.

Ponle siempre (al sacre) un almohada ó paño de lana.. y la razon es.. porque ellos son muy pesados.. muchos an carnosas las manos, estando en duro puestas las manos, con el peso del cuerpo mastrujageles la carne debajo, y faseseles suelas &.

Los gavilanes son aves de caça, y muy lindas y gentiles etc.

...neblis son así llamados porque fueron tomados en Niebla.

El caudal y sotileza del arte del nebli todo es el altaneria.

Para el águila que non faga mal al falcon dirás este verso que se sigue: Ecce crucem dni nri Jesuxpri: fugite, partes aduersa: vincit leo de tribu Juda, radix David, alleluya, alleluya.

...como no hay ninguna [ave] que sea mala, syno por falta del caçador.

(CAPIT. DE LOS
SACRES)...

y como sea ave pesada, y siempre carga sobre los pies, salen los mas gotosos.

Los gavilanes son unas aves mas fermosas que ningunas aves de rapiña y mucho graciosas.

Los falcones neblies son asi llamados porque son de color de niebla.

...estos (los neblis) caçan en altaneria entre el cielo y la tierra.

...sy caso fuere que tu falcon le cayere en suerte (al águila) dile luego presto este responso: a te leuaui occulos meos, y tu falcon luego será libre.

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