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Cuatro manuscritos existen de este opúsculo. El que ha servido para esta impresión, copia del siglo xv, y que guarda la Biblioteca Nacional (signatura Q-224); otro, de letra del siglo xvi, en la Biblioteca de S. M. (signatura 2, H-6), y otros dos, pertenecientes, uno, á la Biblioteca de la Academia de la Historia, y otro á la Imperial de Viena.

En la Profecía que va á continuación, se propuso EVANGELISTA parodiar, bien alguna de las muchas que, cual las de San Metodio, corrían de boca en boca en lo antiguo, ó más probablemente, los Signos que aparecerán antes del juicio, de

Gonzalo de Berceo.

Ambas composiciones comienzan por describir los espantosos sucesos que han de suceder, entre los que se advierten en una y otra varias coincidencias. Sigue en la de Berceo la enumeración de los que han de ir á juicio, «escatimadores, los que testiguan falso, los omnes cobdiciosos, los falsos menestrales e falsos labradores, soberbiosos, ordenados, invidiosos,...» y en la Profecía, la relación más detenida de los oficios, precedidos de sus pendones, á la manera que Berceo describe luego la entrada de los bienaventurados en el cielo guiados por Jesucristo, habiendo dicho en el treceno signo que morran todos los omes, como Evangelista, que «habrá una gran mortandad.» Berceo, en el noveno signo, dice:

Aplanarse an las sierras e todos los oteros,
Seran de los collados los valles compañeros,
Todos seran iguales, carreras y senderos.

Y la Profecía:

«..... las montañas serán más altas que los llanos, de guisa que más cansarán cien hombres por una montaña arriba, que no uno cabalgando por el llano,» etc.

En el signo siguiente escribe el poeta:

Andarán (los hombres) estordidos,

Mas de fablar ninguno solo non sera pensado.

Y EVANGELISTA:

Los mudos se mirarán unos á otros callando, etc.

En ambas composiciones, por último, se habla de los ríos y de los mares, de las aves y de las bestias, y luego de las piedras, del terremoto, del espanto que obligará á ocultarse á los hombres, etc.

La última parte de la Profecía, curiosa por ciertas alusiones al estado social de la época, parece encierra un sentido alegórico y hasta verdaderamente profético, si se recuerda la historia. Á lo que se me alcanza, alúdese á las religiones judáica, mahometana y cristiana en lucha entre sí; lucha que no decide la centella salida de la tienda de los Inquisidores, á pesar de quemar la mitad de los judíos, á causa de la obstinación de este pueblo; pero que resuelve al cabo el sentido práctico de los labradores que, viendo convertido el cielo en cebolla, ó lo espiritual en terrenal, por los judíos, y reconociendo en aquélla su ralea, su terreno propio, la cogen de las porretas y dan con el cielo sobre todos, acabando de este modo con

las discusiones especulativas de las distintas religiones.

Tal parece ser, si la imaginación no me extravía, el sentido que en la Profecía se oculta, y que, por su sabor algún tanto materialista, cuadra perfectamente con el carácter independiente y despreocupado del autor.

Las noticias acerca de éste son bien escasas, pero muy en armonía con el carácter chancero que sus obras revelan.

He aquí lo que de él refiere Fernández de Oviedo en sus Quincuagenas, tomo I, parte primera:

«...Un cavallero gracioso llamado Euangelista (e era de la orden militar de Sanct Johan de Rodas), estando enojado de sus moços que, en vistiéndoles, luego se le yvan, e tomaba otros e vestialos e hazian lo mesmo, acaesció que partiéndose el Prior de Sant Johan de la Corte, quando el Euangelista pensó que dos moços que avie vestido muy bien yrian con él, le dieron cantonada, y por falta dellos no pudo seguir al Prior. Asi quel Comendador Euangelista se quedó enla corte, e otro dia tomó dos moços bien vestidos, e prometioles doblado partido del que á los tales se suele dar, e dioles a entender que quedaba enla Corte de asiento para negociar las cosas del Prior de Sant Johan, D. Aluaro destuñiga, su señor, con el rey Don Enrique IV (porque en su tiempo fue); e como tuuo asegurados los moços, (e auia dos o tres dias quel Prior era partido), Euangelista madrugó, e tomó los vestidos de sus moços, e caualgó en una mula que tenia que mucho andaua, e por aquel dia no pudo alcançar al Prior; pero el segundo dia le alcançó, e

lleuaua alas ancas vna maleta con los sayos e jubones de los moços, e pasó delante del Prior sin se detener, e el Prior le llamó e dixo:-Vení acá, Euangelista Comenda. dor onrrado, ¿cómo vays así tan deprisa?-E el Comendador se detuuo e le dixo:-Señor, voyme de mis moços, e traygoles aquí sus vestidos, e de cuantos se me han ydo con los que les he dado, quiero yo agora yrme con estos que traygo.-Fue muy reydo este donayre.»

En un Cancionero del Museo Británico, descrito por Gayangos (1), se cita una poesía de Evangelista, que si es la que sospecho, pertenece también al género festivo. De sentir es que sean tan escasas las obras de un escritor del siglo xv, y de indudable ingenio, que si bien funda generalmente sus chistes en las verdades llamadas de Pero Grullo, tiene á veces frases felices, algunas de las cuales no desdeñaría Quevedo, como cuando en la Profecía dice de las tinajas, fijas junto á las puertas, que estarán allí bostezando siempre; de los traperos, que andarán vareando las pulgadas de canto; cuando termina con tanto donaire el capítulo de los Sacres y el de la cura de los halcones, ó cuando después de referir su horrible ensueño, acaba diciendo: Y en esto yo desperté, y halléme sin blánca ni cornado.

(1) El Catálogo de mss. españoles del Museo Británico, I, página 15, cita, en un Cancionero del siglo xv, una poesía de Evangelista, fol. 105, acaso la que empieza: «Vestirme quiero de ufana, mañana,» la cual se atribuye á Evangelista en un fragmento de Cancionero perteneciente â la Biblioteca Nacional.

La Carta de Godoy prueba que ya en el siglo xv se usaba en España aquel artificio de lenguaje que consiste en formar frases de ilación seguida, pero con palabras que braman de verse juntas; artificio cuya invención en Francia, dice Ch. Nodier (1), «se ha atribuído hasta aquí á Vade» (1747), y de que presenta como prototipo las Relations du royaume de Candavia, etc. (2), impresas en 1715, y que empiezan: Nous partimes le 15 des réchauds de l'année clymatérique, etc., etc.

Un ingenio que, sin fundamento, se ha supuesto ser Tirso de Molina, conoció sin duda esta carta, Y la puso, con escasa variación, en el entremés La Duca, en boca del alcalde de un pueblo que da el pésame por la muerte de un hijo á una Duquesa viuda, Señora del lugar (3).

(1) Description d'une jolie collect., etc., 1844, núm. 946.

(2) Relations du royaume de Candavia, envoyées à Madame la Comtesse de..., imprimées à Jovial chez Stuket le goguenard, rue des Fièvres chaudes, à l'enseigne des rêves: Paris, Jacques Josse, in 12o: 46 pages. 1715.

(3) He aquí la carta:

de

"Muy introducta y abominabre Señora: Vueso diverso vasallo, Llorenzo García Velloso, alcalde y carnicero negligente de toda buena concordia, ocupador del servicio de Dios Nuestro Señor y vuestra jamestad, besa las ignorantes manos de vuesa estrangurriada viudez y imposible persona, y se encomienda á vuestra arismética perplejidad.

Á la cual plega saber cómo estos vuesos perplejos, cordiales y pastoriles vasallos, han tuvido, han habido y por haber emprepejibre sentimiento de la incorruptible nueva de la muerte de nuestro astronómico y circumbático Señor. Por lo cual quijéramos todos juntos y cada uno de por sí in solidum estar preñados y parir un Duquito con que servirla; mas puesto no puede ser, consuélela

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