Imágenes de páginas
PDF
EPUB

luego á V. M., para que de todo sea informado, y envie á mandar lo que fuere su real servicio.

Mis navíos de la mar del Sur están, como á V. M. he dicho, muy á punto para hacer su camino, porque luego como llegué á esta ciudad, comencé á dar priesa en su despacho; ya fueran partidos, sino por esperar á ciertas armas y artillería y municion que me trujeron desos reinos, para lo poner en los dichos navíos, porque vayan á mejor recaudo; é yo espero en Nuestro Señor que en ventura de V. M, tengo de hacer este viaje en muy gran servicio; porque ya que no se descubra estrecho, yo pienso dar por aquí camino para la Especería, que en cada un año V. M. sepa lo que en toda aquella tierra se hiciere; y si V. M. fuere servido de me mandar conceder las mercedes que en cierta capitulacion envié à suplicar se me hiciesen cerca deste descubrimiento, yo me ofrezco á descubrir por aquí toda la Especería y otras islas, si hobiere arca de Maluco y Malaca y la China, y aun de dar tal órden, que V. M. no haya la especería por via de rescate, como la ha el rey de Portugal, sino que la tenga por cosa propia, y los naturales de aquellas islas le reconozcan y sirvan como á su rey y señor natural; porque yo me ofrezco, con el dicho aditamento, de enviar á ellas tal armada, ó ir yo con mi persona, por manera que las sojuzgue y pueble y haga en ellas fortalezas, y las bastezca de pertrechos y artillería de tal manera, que á todos los príncipes de aquellas partes, y aun á otros, se puedan defender; y si V. M. fuere servido que yo entienda en esta negociacion, concediéndome lo pedido, creo será dello muy servido, y ofrezco que si como he dicho no fuere, V. M. me mande castigar como á quien á su rey no dice verdad. Tambien después que vine he proveido enviar por tierra y por la mar á poblar el rio de Tabasco, que es el que dicen de Grijalba, y conquistar muchas provincias que están en sus comarcas, de que Dios Nuestro Señor y V. M. serán muy servidos, y los navíos que van y vienen á estas partes reciben mucho provecho en poblarse aquel puerto y apaeiguarse aquella costa, porque allí han dado muchos navíos al través, y por estar la gente indómita, han muerto todos los españoles que iban en los navíos.

Tambien envio á la provincia de los Zapotecas, de que ya V. M. está informado, tres capitanías de gente que entren en ella por tres partes, para que con mas brevedad dén fin á aquella demanda,

que cierto será muy provechosa, por el daño que los naturales de aquella provincia hacen en los otros naturales que están pacíficos, y por tener, como tienen, ocupada la mas rica tierra de minas que hay en esta Nueva-España, de donde, conquistándose, V. M. recebirá mucho servicio.

Tambien tengo enhilado, y ya harta parte de gente allegada, para ir á poblar el rio de Palmas, que es en la costa del norte abajo del de Pánuco, hácia la Florida, porque tengo informacion que es muy buena tierra y es puerto; no creo que menos allí Dios Nuestro Señor y V. M. serán servidos que en todas las otras partes, porque yo tengo muy gran nueva de aquella tierra.

Entre la costa del norte y la provincia de Mechuacan hay cierta gente y poblacion que llaman Chichimecas; son gentes muy bárbaras y no de tanta razon como estas otras provincias; tambien envio agora sesenta de caballo y docientos peones, con muchos de los naturales nuestros amigos, á saber el secreto de aquella provincia y gentes. Llevan mandado por instruccion que si hallaren en ellos alguna aptitud ó habilidad para vivir como estotros viven, y venir en conoscimiento de nuestra fe, y reconoscer el servicio que á V. M. deben, se esfuerzen por los apaciguar y traer al yugo de V. M., y pueblen entre ellos en la parte que mejor les paresciere; y si no los hallaren como arriba digo, y no quisieren ser obedientes, les hagan guerra y los tomen por esclavos, porque no haya cosa supérflua en toda la tierra, ni que deje de servir ni reconoscer á V. M. y trayendo estos bárbaros por esclavos, que cási son gente salvaje, será V. M. servido, y los españoles aprovechados, porque sacarán oro en las minas, y aun en nuestra conversacion podrá ser que algunos se salvasen.

Entre estas gentes he sabido que hay cierta parte muy poblada de muchos y muy grandes pueblos, y que la gente dellos viven á la manera de los de acá, y aun algunos destos pueblos se han visto por españoles; tengo por muy cierto que poblarán aquella tierra, porque hay grandes nuevas de la riqueza de plata.

Cuando yo, muy poderoso Señor, partí desta ciudad para el golfo de las Higueras, dos meses antes que partiese despaché un capitan á la villa de Coliman, que está en la mar del Sur ciento y cuatro leguas desta ciudad; al cual mandé que siguiese desde aquella villa la costa del sur abajo, hasta ciento y cincuenta ó do

cientas leguas, no á mas efecto de saber el secreto de aquella costa, y si en ella habia puertos; el cual dicho capitan fué cómo yo le mandé hasta ciento y treinta leguas la tierra adentro, y me trajo relacion de muchos puertos que halló en la costa; que no fué poco bien para la falta que dellos hay en todo lo descubierto hasta allí, y de muchos pueblos y muy grandes, y de mucha gente y muy diestra en la guerra, con los cuales hobo ciertos recuentros, y apaciguó muchos dellos, y no pasó mas adelante porque llevaba poca gente y porque no halló yerba; y entre la relacion que trajo me dió noticia de un muy gran rio, que los naturales le dijeron que habia diez jornadas de donde él llegó, del cual y de los pobladores dél le dijeron muchos cosas extrañas. Le torno ahora á enviar con mas copia de gente y aparejo de guerra para que vaya á saber el secreto de aquel rio, y segun el anchura y grandeza que del señalan, no ternia en mucho ser estrecho en viniendo haré relacion á V. M. de lo que dél supiere.

Todos estos capitanes destas entradas están agora para partir casi á una. Plega á Nuestro Señor de los guiar como él se sirva, que yo, aunque V. M. mas me mande desfavorecer, no tengo de dejar de servir; que no es posible que por tiempo V. M. no conozca mis servicios; y ya que esto no sea, yo me satisfago con hacer lo que debo, y con saber que á todo el mundo tengo satisfecho y le son notorios mis servicios y lealtad con que los hago; y no quiero otro mayorazgo para mis hijos sino este.

Invictísimo César, Dios Nuestro Señor la vida y muy poderoso estado de V. S. M. conserve y aumente por largos tiempos, como V. M. desea. De la ciudad de Tenuxtitan, á 3 de setiembre de 1526 años.

[ocr errors]

'La copia de Viena concluye de diferente manera con el siguiente párrafo : PotentiMaj. muy humilde siervo y vasallo que los muy reales píes y Hernando Cortés.

simo Señor, de V. Ces. manos de V. M. besa.

XV.

Carta de Hernan Cortés al obispo de Osma. De Coadnavach á 12 de enero de 1527.

Reverendísimo y muy magnífico Señor aunque ha poco escribí á S. M. y á Vuestra Señoría de las cosas de acá, la distancia debe causar que en poco tiempo haya siempre que escribir, y así agora escribo á S. M. lo que de nuevo hay que hacerle saber; y pues Vuestra Señoría lo ha de ver, no quiero en esta repetillo, mas de le suplicar que la mire toda con benevolencia, habiendo respecto á lo que yo he servido, y á los trabajos en que en estas partes me he puesto por hacer en servicio de S. M. todo lo que tuviere posibilidad de hacer, y certifico á Vuestra Señoría que son tantos quo yo no osara á emprender á los escribir de principio fasta el cabo, aunque pensase haber gran galardon; y pues ya cuando esta llegare habrá Vuestra Señoría visto lo que acá nos ha sucedido, suplico á Vuestra Señoría que conosciendo que mis servicios lo merecen, me sea favorable con S. M. en todo lo que antes y agora le envío á suplicar, porque de otra manera no osaria serle importuno.

Este obispo de Osma, que á la sazon era presidente del Real Consejo de las Indias, se llamaba don Frey Garcia de Loaysa. En la Descripcion histórica del obispado do Osma, que escribió Loperraez Corvalan, se halla su vida muy por extenso. Vease el tomo 1, pag. 404.

Ya Vuestra Señoría sabrá como vino de allá despachado con ciertos frayles dominicos un fray Tomas Ortiz, é segun yo he sabido y he seido certificado, él trabajó mucho por se venir en el tiempo que S. M. tenia prohibido que no pasase ningun navío á las Indias fasta que Luis Ponce de Leon partiese, á fin de me avisar y persuadir á cosas que después pasaron entre su persona é la mia; é como no pudo poner en el efecto lo que deseaba, vino con el dicho Luis Ponce, y entró con él juntamente en la cibdad de Tenuxtitan, y luego me fué á hablar y representóme lo que habia trabajado en que nuestra vista fuera mucho antes; y tras desto me certificó que Luis Ponce traía provision de S. M., para me prender, é degollar é tomar todos mis bienes, é que lo sabía de muy cierta ciencia, como persona que venía de la córte; y porque él me deseaba todo bien y acrecentamiento, y le parescia que aquello era muy al revés de lo que yo merescia, me aconsejaba que para lo remediar, yo no recibiese al dicho Luis Ponce y esto fué tantas veces, y con tanta instancia é exhortaciones dicho, que bastara á mudar y ablandar un corazon de acero; y lo mismo hizo con los padres franciscos con quien yo tenía mucha familiaridad, para que me persuadiesen á que no rescibiese al dicho Luis Ponce. Y en todo este tiempo, cómo yo tenía el corazon fiel, nunca halló en mi respuesta que consonase á su propósito, como quiera que me hacia dar vuelta á mil pensamientos, porque su negociacion era de tal calidad que ansí lo requeria. Postreramente yo le respondí que bien podia S. M. hacer conmigo lo que fuese servido con justicia ó sin ella, porque yo habia de obedescer é cumplir su mandado sobre todas las cosas, y para efecto dello, dejando los obstáculos que el dicho fray Tomas me ponia, luego otro dia que entró en la cibdad de Tenuxtitan, rescibí al dicho Luis Ponce, como á V. S. tengo escripto poco ha, y entonces no le hice relacion des a cosa, porque me paresció que encarescia mi obediencia, y tambien porque ya creia que aquel padre, aunque me toviese buena voluntad, me persuadia á su proposito mas con ignorancia que con saber lo que decia; el cual y los otros religiosos que con él vinieron, fueron y son de mi bien tratados, y hallaron tan buen acogimiento como si fueran mis propios hermanos, y en sus enfermedades fueron y son de mí y de los de mi casa tan visitados cuanto á mi me es posible.

« AnteriorContinuar »