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La fuerza extraordinaria de esta raza y el vigor de su organismo se revelan en todo el esqueleto por la espesura de los huesos y la solidez de las impresiones musculares. (14)

Con dicha población vino á mezclarse otra semita, sobre todo en Gran Canaria, Palma y Hierro. En las demás Islas, constituyó sólo una parte ínfima de la población, salvo Gomera, donde no se han encontrado señales de su existencia. Su estatura era mediana, de 1,65 á 1,67. El cráneo muy regular, de óvalo perfecto, dolicocé. falo ó subdolicocéfalo, resulta menos alargado que el de los guanches. La cara es alta y estrecha, de ojos altos, redondeados, bien abiertos, con arcadas superciliares poco, salientes; la nariz larga y estrecha continúa casi la curva de la frente con escasa depresión en la raíz; los pómulos están deprimidos; los maxilares son estrechos; la barba resulta un poco puntiaguda y saliente; y la dentadura, perfecta, no tiene el deterioro peculiar de los guanches.

Si la robustez es la característica de los guanches, la finura de la cabeza y de todo el esqueleto puede decirse que es la nota saliente de este pueblo. (15)

Otro tipo poco estudiado aún, de cráneo corto y narices anchas, se mezcla con los anteriores, constituye pequeña minoría de la población indígena en la Gran Canaria y Hierro, y forma parte importante de la población de Gomera, donde no hay semitas.

Fijados los caracteres de la raza cuaternaria de Cro-Magnon, después de los descubrimientos hechos en la Vezère á partir del hallazgo de cinco esqueletos que recogieron MM. Berton-Meyron y Delmarès en el abrigo ó caverna que ha dado nombre á esta raza (16), se ha puesto en claro su identidad con la guanche (17). Todos los caracteres asignados á la última son precisamente los de aquélla.

La raza troglodita de la Vezère, fuerte é inteligente, en la que concurren todos los rasgos considerados como signos de superioridad intelectual, nómada, que cazaba los grandes mamíferos con armas de piedra tallada (tipos de Moustier y de Solutré), que trabajaba el hueso el asta de ciervo y reno (flechas del tipo magdalenense), que curtía las pieles, se tatuaba y adornaba con collares y brazaletes de fó

y

siles, conchas, dientes de grandes carniceros, piedras y granos de arcilla, que labraba toscos vasos de barro á la mano y que, dotada de poderoso instinto artístico, esculpía, trazaba con instrumentos de pedernal la silueta del hombre y de los animales (estaciones de la Magdalena, Laugerie-Baja, Massat y cavernas del Périgord), es la que ha poblado Canarias.

Establecida en el Sudoeste de Francia desde los primeros tiempos cuaternarios, en la segunda mitad de la edad del reno, con el cambio de clima que experimentó Europa, la retirada de los glaciares, la consiguiente emigración á las alturas de los animales trepadores amigos del frío, como el rebeco, y hacia el Norte del reno, que no es trepador como aquél, quedó privada de preciosos recursos, sufrió profundas transformaciones y modificó su vida al contacto con nuevas gentes que pulimentaban la piedra, construían dólmenes y domesticaban los animales.

Esta es una época de emigraciones. Desde dicho centro se repartieron las tribus de la raza de Cro-Magnon en diferentes direcciones. Los que fueron hacia el Sudeste y Sudoeste dejaron huellas de su paso en el Pirineo (gruta de la Sorde), en la Lozère (caverna del Hombre Muerto), en los alrededores de Marsella (huesos de Géménos); llegaron á Italia por los Alpes Marítimos (Menton, Cantalupo en la Campiña romana é Isla del Liri en la Tierra de Labor); imprimieron sus rasgos craniológicos en los habitantes de nuestras Provincias Vascongadas; se desarrollaron en España durante el período neolítico (18), según acreditan los trabajos de nuestro compatriota el profesor D. Manuel Antón y del Doctor Verneau (cueva del Milagro, de Oviedo; cueva de la Solana, de Segovia; cueva de los Letreros, de Vélez Blanco; cueva de la Mujer, de Alhama; cueva de Enguera) (19); persisten en la edad de los metales, constituyendo el fondo de la primera población histórica de España, como demuestra en su fundamental trabajo sobre distribución del índice cefálico el profesor D. Federico Olóriz (20); y llegaron al Norte de África antes de la época romana (tumbas megalíticas de Túnez, de Argelia y de Marruecos) (21).

Desde aquí parece probable que se dirigieran, también antes de

la época romana, al Archipiélago canario, salvando la pequeña distancia que lo separa del Continente (22), si es que la emigración no ha tenido lugar del Sur al Norte y la raza de la Vezère no es una rama de la población africana venida á Europa, como la hiena, el león, el hipopótamo, el rinoceronte y el elefante, constituyendo aquí, en un medio adecuado y en condiciones climatéricas favorables, merced á un bienestar no conocido por sus predecesores, el principal centro de población y de dispersión de la raza, donde ésta desarrolló sus singulares aptitudes y realizó en el camino de la civilización los mayores progresos (23).

Ambas hipótesis son posibles, porque la marcha de la raza dolicocéfala, repartida positivamente entre Francia, Italia, España, Norte de África é islas del Mediterráneo y del Atlántico, no está deter

minada todavía.

La identidad de caracteres étnicos entre pueblos del Mediodía de Europa y del Norte de África, que como hecho cierto se puede sentar, confirma en el terreno de la Antropología la relación, indudable en el respecto geográfico, botánico, zoológico é histórico, de las riberas opuestas del mar Mediterráneo. (24)

Fácilmente han podido también pasar los semitas desde la costa Noroeste de África á Canarias, siguiendo su constante marcha hacia Occidente. (25)

Probable se considera que los cartagineses conociesen las Canarias, enviaran á ellas expediciones y tuvieran allí establecimientos (26). En tales expediciones pudieron ir númidas procedentes de las inmediaciones de Cartago, que trazaran las inscripciones de Hierro y de Gran Canaria. La comparación de éstas con las númidas, muestra una completa identidad. Casi todos los signos recogidos en su colección por el general Faidherbe se encuentran en Canarias (27). La inscripción de Anaga, hallada en Tenerife, donde se creía que no existían inscripciones, y estudiada por D. Manuel de Ossuna y van den-Heede, presenta los elementos característicos de la escritura de Mauritania y Numidia en los siglos II al II de la era cristiana. Lleva á la misma conclusión (28).

ла.

Λ

La raza semita procedente del Norte de África que contribuyó á poblar el Archipiélago, representaba una civilización más avanzada que la guanche; conocía los metales, aunque no los empleó en Canarias (29); pulimentaba la piedra; levantaba construcciones; tenía una cerámica de formas regulares, elegantes y variadas, con asas de todas clases y decoración pictórica, más perfecta que la de los primitivos pobladores, que era de pasta grosera, estaba hecha á la mano y adornada sólo con impresiones de los dedos (30); conocía la escritura, profesaba creencias y ejercía prácticas religiosas, que comunicó á los primitivos habitantes.

El tercer elemento étnico de Canarias no puede referirse á ninguna población conocida. Constituye uno de los problemas que quedan por resolver respecto del Archipiélago. Tal vez á este elemento extraño se debe el modo especial de enterramiento de los cadáveres sin momificar en fosas, en vez de hacer los cementerios en grutas naturales y artificiales según el uso general. (31)

IV

La comparación de los caracteres de la raza primitiva, según los restos hasta ahora estudiados, con los de la actual, mediante la persistencia del tipo de los antiguos, acredita la conservación de aquélla. Aunque induce á confusión la pérdida de la lengua, el abandono general de los nombres indígenas para tomar los de los conquistadores en el bautismo y el afán de confundirse con éstos, es indudable que subsiste la sangre de los aborígenes. Lo ha comprobado Mr. Berthelot, tomando como tipos de comparación insulares cuyo origen no era dudoso por descender de aborígenes, de los Bencomo, Pelinor y Doramas, y haber conservado por excepción sus nombres. (32)

En Tenerife, donde el tipo guanche existió con mayor pureza, se

mantiene casi completamente en muchas familias. Mr. Verneau ha reconocido la estatura y todos los demás rasgos físicos característicos en gran número de individuos. (33)

En el Sur de la Isla de Tenerife, de los Realejos á la Punta del Socorro, donde se refugiaron los guanches, por haber ocupado los españoles especialmente la parte Norte, abundan los cabellos rubios ó castaños claros, como los de las momias halladas en las grutas funerarias (34) y los de las princesas Dácil y Guacimara (35), y los ojos azules de la primera y de Rosalva (36). Como caso muy notable de cabellos rubios y ojos azules, se cita al de San Juan de la Rambla (37). La cara de los actuales habitantes, ancha por arriba, estrecha por su parte inferior, con ojos muy alargados y poco abiertos, nariz recta y corta y labios un poco carnosos, juntamente con su cráneo alargado y su elevada estatura, acusan claramente que no son descendientes de los conquistadores, `aunque ellos lo pretendan, permiten considerarlos como descendientes de los pobladores primitivos (38).

En la Gran Canaria, los pastores, sobre todo, representan muy acentuadamente el tipo de los primeros habitantes.

En Fuerteventura, se encuentran hombres de elevada estatura, que por su fisonomía y los caracteres del cráneo recuerdan á los antiguos guanches. (39)

Los habitantes de la Isla de Hierro, altos, fuertes, duros para la fatiga, rubios muchos de ellos, presentan bien marcados los caracteres de la misma raza. (40)

En Gomera, existen muchos individuos de cara ancha, órbitas bajas, nariz y boca mal dibujadas, con cabellos rubios, ágiles y vigorosos, parecidos á los tinerfeños de que antes se habla en caracteres cefálicos, diferentes por la estatura (41), como sucedía entre los primitivos habitantes de una y otra Isla, que en ambas han dejado sus descendientes (42). El establecimiento de numerosos españoles no ha eliminado allí el tipo antiguo.

En Lanzarote se conserva asimismo la sangre guanche. En el osario del cementerio actual de Femés, ha encontrado Mr. Verneau huesos de hombres de 1,74 de estatura media que, halla

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