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datos, especialmente acerca de los poetas naturales de Antequera. Algunos de esos materiales paran en mi poder, con los que á costa de mis pesquisas he hallado, y, Dios mediante, día vendrá en que podamos sacar á luz esas noticias.

Ni de la antologia de Calderón ni aun de la de Espinosa se ha hecho un estudio serio y detenido. Y bien que lo merecen. Confio en que pronto lo deberemos á la pasmosa pericia del Sr. D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Yo no sé ni puedo hacer más de lo que hice, y eso hurtando muchas horas al sueño y á costa de trabajo improbo, del cual me daré por harto bien pagado con que V., la familia de mi inolvidable amigo y los lectores justiprecien en mi tarea unos adarmes de acierto y unas arrobas de buena voluntad. Soy de V. afectísimo amigo y S. S.,

Q. L. B. L. M.,

FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN.

Sevilla, 10 de Abril de 1896.

DE LAS FLORES DE

POETAS ILUSTRES

DE ESPAÑA,

DIVIDIDA EN DOS LIBROS.

ORDENADA POR

PEDRO ESPINOSA,

natural de la ciudad de Antequera.

DIRIGIDA

AL SEÑOR DUQUE DE BÉJAR.

Van escritas diez y ocho Odas de Horacio,
traduzidas por diferentes y graves Autores,

admirablemente.

CON PRIVILEGIO
En Valladolid, Por Luys Sánchez.
Año M.D CV.

I.

AL LECTOR

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10 temáis (señor Letor) que os tengo de moler, dando cuenta del intento que tuve en hazer este libro, y al fin de seis pliegos de Prólogo, dezir, que mis amigos me importunaron que lo imprimiesse: ni penséis que os he de quebrar la cabeça con el almoçada de agua del villano de Xerxes: ni tampoco que he de bolverme á los maldicientes, llamándolos áspides de lenguas ponçoñosas, que muerden los coturnos de oro. Creedme, señor, que si no temiera enfadaros, no hubiera buscado tan varia brevedad, pues ésta trae la hermosura y el gusto, y tanto he hecho en no escribir cosa mala, como en admitir esto bueno: porque para sacar esta Flor de harina, he cernido dozientos cayzes de Poesía, que es la que ordinariamente corre. No quise escribir más volumen, porque éste sea la muestra del paño: esto es entrar un pie en el agua, para ver si está quemando: si os contenta, le daremos al libro un padre compañero, y si nó, me escusaréis de trabajo tau grande, como es, escalar el mundo con cartas, y después de pagar el porte, hallar en la respuesta la glossa de Vide á Juana estar lavando, ó algunas redondillas de las turquesas de Castillejo, 6 Montemayor (venerable reliquia de los soldados del tercio viejo), ó quando más algún Soneto cargado de espaldas, y corto de vista, que no vee palmo de tierra, que éstos ya gozaron su tiempo: mas aora los gentiles espíritus del nuestro (como parecerá en este libro) nos han sacado de las tinieblas desta acreditada inorancia, y yo, por no exceder los rigurosos preceptos de los Prólogos, cubriré su alabança con el velo del silencio. De passo advertid, que las Odas de Horacio son tan felices, que se aventajan á sí mismas en su lengua Latina. Vale.

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