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contra los arrianos; Prudencio, de Zaragoza, fué el mejor y mas elocuerte de todos los poetas sagrados de la antigüedad; y se señalaban ya como hombres de letras los obispos Itacio é Idacio, autor este último de la crónica, asi como el sacerdote de Tarragona, Orosio, autor de otra historia. El mismo Prisciliano, el propagador de la heregia era hombre que escribia con facilidad y con fuego; y las mismas controversias que suscitaba la heregia ejercitaban, como hemos indicado en otra parte, el pensamiento, y tenian despiertas las inteligencias, y en actividad continua los espiritus (1).

Tal era el estado politico, administrativo, social é intelectual que España habia alcanzado en el período del imperio romano desde Augusto hasta Honorio.

España con la conquista romana perdió su independencia, pero adquirió la unidad politica que no tenia. Incorporada al imperio como una sola provincia, entra á participar de la civilizacion del antiguo mundo, de la vida universal de la humanidad; pero participa tambien de la imperfeccion del elemento constitutivo de las antiguas sociedades, la religion y la filosofía pagana. Cuando otro principio civilizador, unido por una disposicion providencial con el elemento bárbaro, representante de la fuerza, disuelve la antigua sociedad humana para refundirla, España se prepara á entrar en un nuevo período de su vida, que será ya una vida mas propia, mas individual, como puchlo que empieza á emanciparse despues de una larga tula. Va á recibir una gran modificacion en su existencia. Veamos cómo se fué realizando esta trasformacion social.

(1) Puede verse el catálogo de los hombres doctos de España en este tiempo en la Liblioteca Velus de don Nicolás Antonio, y

en el tomo VIII. de la Historia critica de España de Masdeu.

LIBRO CUARTO.

DOMINACION GODA (4)•

CAPITULO I.

DESDE ATAULFO HASTA EURICO.

De 414 466.

Procedencia de las tribus bárbaras que se apoderaron de nuestro suelo.-De los alanos. -De los vándalos.-De los suevos.-De los godos.-Primeros reyes godos que vinieron á España.-Ataulfo.-Sigerico.-Walia.-Combate Walia á los vándalos y alanos, y los vence.-Cédele Honorio la Segunda Aquitania, y fija su corte en Tolosa.-Teodoredo. -Guerras entre los vándalos y los suevos de Galicia.-Correrías destructoras de los vándalos. Trasmigran á Africa y fundan alli un reino.-Conquistas de los suevos de Galicia.-Rechiario, primer rey suevo cristiano.-Guerras de los godos con los romanos en la Galia. Sitios de Arlés y Narbona.-Triunfo de Teodoredo.-Paz con Aecio.-Famosa irrupcion de los bunos.—Atila.-Célebre batalla de los campos Catalaunicos.-Atila es vencido.-Muere Teodoredo en la batalla.-Proclamacion de Torismundo.-Breve reinado de este godo.-Sucédele Teodorico.-Derrota á los suevos de Galicia.-Saqueo de Braga y de Astorga.-Confusion y desórden en el imperio romano.-Estension que adquiere el reino gótico en las Galias.-Muerte de Teodorico.

Cuando se derriba y desmorona un viejo edificio para reconstruirle sobre nuevos cimientos y darle nueva planta y forma, sin dejar de aprovechar los materiales útiles del que se destruye, mézclanse en el principio y se revuelven los antiguos y los nuevos elementos, hasta que la mano hábil del artífice va dando á cada uno la conveniente colocacion y asentándolos en el lugar que á cada cual corresponde, segun el plan que lleva

(1) Comprendemos, como observará el lector, este periodo en la edad antigua. Ni

ideado en su mente. Asi al irse desmoronando el antiguo imperio romano mézclanse y se revuelven confundidos sus fragmentos con los nuevos materiales que han de entrar en la reconstruccion del edificio social. Los hemos visto, y aun los veremos más, unirse, separarse, descomponerse, luchar entre sí, sin que se sepa todavía, aunque algo se deje traslucir, cuál sea el elemento que ha de dominar sobre los otros; hasta que esa ley secreta y providencial que rige las sociedades y las lleva al través de las revueltas y de las convulsiones al fin á que están destinadas por el que gobierna el universo, vaya dando á cada cuál la conveniente colocacion con arreglo al plan que ha sido trazado por el grande artifice.

Multitud de tribus bárbaras han invadido el imperio y se han desparramado por sus regiones, y aun no ha acabado el Septentrion de brotar hordas salvages. Algunas de las han franqueado la barrera de los Pirineos y lanzádose sobre España. Se han repartido entre sí sus provincias. España ni es ya romana, ni ha dejado todavía de serlo: ni es vándala, ni alana, ni sueva, ni goda. Cada uno de estos pueblos ocupa una parte de la Península. ¿Pero cuáles son sus respectivos limites? Ni los puede fijar el historiador, ni lo saben ellos mismos. Su índole es la movilidad; conquistan, saquean, y emigran á otra parte; su patria es el territorio que poseen. Pelean entre si y con los antiguos poseedores, hacen alianzas y las deshacen, se ayudan y se hostilizan segun se lo aconseja el interés del momento. Es un estado de fermentacion social. Y la misma confusion que agita al mundo en lo material y físico, reina en los principios políticos y religiosos. Las naciones marchan lentamente hacia su fm al través de este caos: esta confusion ha de traer un órden nuevo al mundo,

se ha fijado bien, ni es fácil determinar con exactitud el principio, el término, la duracion precisa de la edad media. Algunos abarcan bajo esta denominacion el espacio de cerca de diez siglos que medió entre la destruccion del imperio romano en Occidente hasta la destruccion del mismo en Oriente, Otros hacen comenzar la edad media en la época de la grande irrupcion de las naciones germánicas, esto es, en 406. Otros la difieren basta la ocupacion de Roma por Odoacro. La misma variedad en cuanto á su terminacion; fijándola unos en el descubrimiento del Nuevo Mundo, otros en la reforma de Lutero, otros en la toma de Constantinopla, etc. Sueten los franceses en sentido estricto contar su edad media desde el reinado de Carlo Magno. En España creemos estar en un caso escepcional respecto á las demas naciones de

Europa en este punto. Pues aunque aqui como en las demas partes iniciaron los hombres del Norte una edad nueva, su completa desaparicion en el principio del siglo VIII. nos bace mirar aquel periodo como una época de transicion, y la verdadera y rigurosa edad media comprende desde la irrupcion de los árabes hasta su completa expulsion, ó sea, si se quiere, hasta el fin del reinado de los Reyes Católicos y principio del de Carlos V. Por eso, y por no poder constituir la dominacion de los godos una edad aparte por si sola, hemos creido deber incorporarla con mas razon á la edad antigua que á la edad media. Permitasenos la frase que vamos á usar. La dominacion goda fué para España al mismo tiempo el apéndice de la edad antigua, y el prólogo de la edad media,

y de aqui ha de nacer para España una monarquía propia que hasta ahora no ha tenido. Para apreciar debidamente la revolucion que va á obrarse, menester es que digamos algo de la procedencia y carácter de los nuevos inva

sores.

Ya no se duda que el movimiento de emigracion de esas grandes masas de hombres que inundaron el Norte de Europa para desde alli derramarse por Mediodía y Occidente, partió del Asia, cuna y semillero del género humano. Tiempo hacia que estas masas de tribus bárbaras, empujadas por otras que sucesivamente iban emigrando del Asia superior, de la Escitia ó Tartaria, vivian en las heladas regiones de la Escandinavia ó Suecia, de la Dinamarca, de ja Rusia y de la Germania, difundidas y como escalonadas desde la extremidad septentrional de Europa hasta las fronteras del imperio romano. La Providencia parecia haberlas colocado alli como queriendo tenerlas dispuestas para la mision que un dia habia de encomendarlas. La superabundancia de poblacion, unida á la esterilidad de aquellos helados y rigurosos climas, les hacia apetecer y buscar un sol mas claro y un suelo mas fecundo. Tribus nómadas y guerreras, obligaban á los pueblos vecinos á cederles su territorio, y los mas fuertes lanzaban á los otros de las comarcas que ocupaban, ó los forzaban á sometérseles; y los mas inmediatos al imperio romano, ya empujados por los pueblos que tenian á su espalda, ya envidiosos de la fertilidad y dulzura del pais meridional que delante tenian, se arrojaban á invadir las vecinas provincias del imperio. Las márgenes del Danubio eran como la línea divisoria entre la barbarie y la civilizacion. Rota una vez ésta, comenzó la pelea entre los hombres de la antigua sociedad destinada á perecer, y los hombres de la nueva sociedad destinada á reemplazarla, ó por lo menos á refundirla.

Mientras los romanos conservaron un resto de su antiguo valor, mientras se pudo mantener en sus ejércitos la disciplina, y mientras estuvieron al frente del imperio hombres como Marco Aurelio, Constantino y Teodosio, los bárbaros, aunque repitieron las incursiones, aunque su vigor, su ferocidad y su paciencia los hacía á propósito para la guerra y los combates, no pudieron todavía fijarse definitivamente en las provincias romanas. Lo que hicieron los godos, primeros invasores y como vanguardia de los pueblos bárbaros, fué ir debilitando en lo material un imperio que la corrupcion interior iba tambien moralmente corroyendo, al propio tiempo que ellos se dejaban ganar insensiblemente á la civilizacion, hasta el punto que habia de convenir para la mision que estaban llamados á desempeñar. Mas cuando el imperio dejó de estar sostenido por manos vigorosas y robustas, cuando la molicie y relajacion le tenian enervado, entonces, á fines del IV. y principios del V. siglo de la era cristiana, de todas las regiones del Norte casi simultáneamente, y como movidos por un

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