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diese de la cuestion española, ni de lo que exigian las ventajas peculiares de la causa, cuyos intereses me estaban confiados. En todo caso debia evitar cuidadosamente recurrir á acaloradas escitaciones y estremadas exigencias en nuestro favor, que en el mo→ mento nos hubieran sido mas nocivas que útiles. El terreno era preciso ganarle á líneas. A líneas lo gané yo. Siete semanas penosas y un motin sangriento costó la formacion definitiva del ministerio que reemplazó al del Conde de Molé, lo que no se verificó hasta el 12 de mayo. Entretanto hubo un ministerio interino que para entendernos llamóse ministerio del Duque de Montebello, el cual fué de corta duracion, y cuya administracion toda de tránsito no ofrece nada de notable. Terminaré el cuadro momentaneo de la situacion de la época á que me refiero, pues es la clave de los resultados futuros en el cambio de política del gobierno francés en la cuestion española; cambio que tuve la dicha de ver verificado en mi tiempo, y que me cupo la suerte de conducir y aprovechar cumplidamente segun lo haré ver en la relacion de los sucesivos acontecimientos. El reemplazo del gabinete Molé, segun ya he indicado, fué una obra laboriosísima. La corona con habilidad esquisita buscaba hombres y combinaciones, que mas ventajosamente pudieran dominar la situacion. El Duque de Broglie, sugeto que con justo título gozaba la mas alta consideracion y respeto á que puede llegar un ciudadano, rehusaba, sin ceder nunca, entrar en el nuevo gabinete. Al antiguo y venerable

soldado del imperio Duque de Dalmacia, procuróse en vano amalgamarle con Mr. Thiers, llamado á la combinacion ministerial al principio, la cual no tuvo resultado por no haber convenido al Rey integramente el programa que Mr. Thiers le presentó. Mas este programa tan combatido y tan discutido, es en el que Mr. Thiers prestó á la España el mas eminente servicio. En él abandonando en presencia de nuevas circunstancias y de prudentes observaciones, su antigua idea de intervencion española, fijó relativamente á España las bases que yo comuniqué al Sr. Perez de Castro.

El Marqués de Miraflores al ministro de Estado, fecha 23 de marzo de 1839.

He aquí en lo que consiste la parte del ma ministerial relativa á nosotros.

progra

1.o Nada de intervencion por el momento. 2.o Se reserva el gabinete deliberar en esta parte si la gravedad de las circunstancias lo exije.

3. En todos los casos relativos á interceptacion de recursos á los facciosos por las fronteras y costas, el gobierno francés prestará al español la mas cordial y enérgica cooperacion.

4.o Se darán órdenes á todas las fuerzas navales de la marina Real francesa existentes en todas las costas españolas para que obren prestando la misma cooperacion á la causa de la Reina, que prestase la marina Real inglesa.

5. El gobierno francés facilitará al español armas y municiones.

Cambio era este completo de la línea de política que se seguia con la España en el anterior ministerio por otra mas benévola, y que debía dar apoyo moral y aun material á la causa de la Reina y contra D. Cárlos. Rechazóse el programa de Thiers en algunos puntos, y no dejó de encontrar resistencia la parte relativa al cambio de política en España. Pero esta resistencia que con alguna otra hizo imposible por entonces la entrada en el gabinete á Mr. Thiers, no pudo prevalecer absolutamente en lo relativo al cambio de política en España, pues la opinion en esta parte era casi unánime en la triunfante coalicion parlamentaria. Quedó, pues, decidida de una manera irrecusable la variacion, fuese el que quisiese el personal del ministerio que hubiese de reemplazar á Mr. Molé. En todo caso, adoptado le principio, la estension de la aplicacion era susceptible de ser favorecida, si el hombre encargado de sacar partido de esta gran eventualidad, era auxiliado por la fortuna, y se dedicaba con destreza y afan á sacar partido de las circunstancias. Este hombre era yo, y la fortuna que en otras ocasiones me habia sido propicia, no me fué tampoco en esta ocasion contraria, como lo dirán los acontecimientos que debo interrumpir ahora, pues no empezaron estos á verificarse, como ya he dicho, hasta el 12 de mayo, y debo decir algo de muy grave y trascendental ocurrido en marzo y abril.

CAPÍTULO DÉCIMO.

con

Ensayos para conseguir el comun acuerdo de Inglaterra y Francia acerca de la cuestion española-Mis opiniones sobre la necesidad de atender à los asuntos interiores con preferencia á los esteriores manifestadas al Sr. Perez de Castro-Empieza mi correspondencia con el General Espartero, entonces Conde de Luchana, mi carta de 3 de marzo de 1839-Contestacion muy satisfactoria del General á la anterior-Empieza la administracion del ministerio francés del Mariscal Soult ó sea del 12 de mayo—Célebre discusion en las Cámaras francesas en que el ministerio declaró variar su política sobre la seguida por el anterior gabinete presidido por el Conde de Molé.

Variada forzosamente por decirlo así, la política del gabinete francés, ya se habia dado un paso inmenso para la consecucion del gran plan que no se separaba de mi mente ni un solo instante. Esta variacion hacia si no fácil, probable al menos, lo que antes era imposible. Deseoso de fijar siempre bien las cuestiones esteriores é interiores, habia dicho mil veces que mientras no se verificase un acuerdo comun entre Francia é Inglaterra en nuestra cuestion, que mientras se eligiese la España como terreno donde se debatiesen intereses contradictorios reputados como incompatibles entre las dos grandes potencias,

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