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cibdad de Santo Domingo, quél trayria naos y gente para ella; el Alcayde le dixo que Santo Domingo hera muy fuerte, que tenia mucha é muy gruesa artillería, y la cibdad hera cercada y abia en ella mas de dos mill hombres bien en horden, de á pié y de á caballo, y que no pensase que tan fácilmente la abia de tomar como á la Habana, donde no halló gente que le hiciese rostro; y el piloto portugués dizen questaba delante y contradixo al Alcayde, é dixo al francés que le meteria en la fortaleza de Santo Domingo sin que fuese sentido de las guardas ni de nadie, de noche, con sus patajes de remos ó barcas, que lo meteria por un postigo ó puerta que sale á la mar, y que en la fortaleza no belaban sino cinco ó seis hombres, é que por otra parte le haria tomar otro artillería, y con esto cesaron las pláticas; nadie supo qué hera su yntincion, aunque parece que pocas beces dizen los corazones lo que piensan hazer; é pasado verdaderamente todo lo que en esta relacion se â declarado, una noche á media noche, con buena luna, que fué á cinco de Agosto, hizo vela el cosario deste puerto, y al parecer de los de la tierra, llevó próspero tiempo para desenbocar. Nuestro Señor sabe lo que haze, pues á un luterano como aquel que mató tanta gente, y quemó las iglesias, y acuchilló las imágenes y hechó por ay el Santísimo Sacramento y robó la custodia y otras muchas ofensas que á Nuestro Señor se hicieron, y con todo esto Su Divina Magestad los sustentó é dió vitoria en todo, é buenos tienpos para que navegasen; Su Divina Magestad sabe lo que haze y por qué lo haze.

Salido deste puerto el primer francés, que salió como dezimos á cinco de Agosto, pareció postrero de Setienbre en la mar, junto á la costa, donde el primero abia

á

desenbarcado, una chalupa con doze franceses, de otro cosario questaba en un puerto surto, doze leguas de aquí, que se dize el Marien, la qual chalupa venia á rreconocer qué abia en el puerto, si abia algun nabío ó cómo estaba el pueblo, por questos no tenian noticia del pasado; é como fué vista la chalupa por algunos que andaban por la costa, llegaron a preguntar que de dónde hera los de la chalupa; á vozes dixeron que de un nabío que venia de España, é dixeron que venia por piloto del nabío que dexaban en el Marien, un honbre bien conocido de aquí; é como esto dixeron, preguntaron ellos cómo estaba la tierra, y respondieron los de la tierra questaba quemada y abrasada y robada, y luego los de la chalupa, oyendo esto, se hizieron á lo largo á la mar y fueron costeando asta el pueblo viejo, una legua deste puerto, y recelándodose los de la tierra de ver tornar la chalupa, la fueron siguiendo por la costa, hasta que hechó el reson en el pueblo viejo, y de allí les bolvieron á preguntar que de dónde venia el navío é cuyo hera é que traya; é los franceses entonces no pudieron encubrirse, y dixeron como heran franceses y tenian tres naos en el Marien, y que no venian hazer daño, sino que queria rescatar mucha harina é bino y otras cosas que trayan, questo hera burla, por asegurar los que hablaban con ellos; é visto los questaban en la costa que heran franceses, vinieron por la costa apriesa á dar mandado en el pueblo á alguna gente que en él estaba, comenzando arreparar algunas casillas de paja en que meterse, y dixeron como la chalupa hera de franceses, que no traya sino doze hombres, y dieron abiso al Governador questaba en Guanabacoa, tres leguas de aquí, de lo que pasaba, para que se juntase alguna gente, y no consintiesen salir aquellos doze france

sino

y

ses en tierra, y porque no tomasen una caravela questaba en este puerto, cargada con tres mill cueros que abia entrado en este puerto pocos dias despues quel primer francés se abia ydo; y tanbien se hizo en esto como se abia hecho en lo pasado, pues que otro dia por la mañana entró la chalupa con los doze honbres en el puerto, y á vista de todos entró en la caravela y la tomó, y parte de la carga que tenia, y aunque tres bateles con gente le quisieron estorbar que no la sacasen del puerto, no fueron parte para quitarselo, y en esto se verá la gente y posibilidad que ay en esta tierra, pues al fin se salió con ella la llevó al Marien, donde tenian dos naos, que la una hecharon allí al través, questaba muy desbaratada, é pasaron lo que en ella estaba en esta caravela; entretanto que la aderezaban, despacharon tres bateles é vinieron á este puerto, y dia de San Francisco, quatro de Otubre, bien se debe creer, que pues no se resistió los doze franceses primeros, menos se resistirian cinquenta onbres que los tres bateles trayan; é començaron á saltar en tierra y correr la tierra y buscar muchos cueros questaban escondidos, los quales recoxeron todos é metieron en un barco grande que aquí tomaron, y esperaron á las naos questaban en el Marien, las quales vinieron á este puerto y se acabaron de aderezar, é recoxeron todo lo que pudieron, que no quedó quero en la tierra; é con estos franceses se hizo tregua é se cumplieron harto mejor que con los pasados, que valiera mas con los otros guardalles la seguridad questaba asentada, pues 'abia mas qué per- ♦ der, que no con estos que no abia nada; é sigun se los entendimos muchas vezes, en estos negocios, rescatóse deste francés algunos azeytes, é para esto dió el Governador licencia, y algunas otras cosas, é algunos negros

TOMO XII.

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que abian tomado, que tanhien este último francés recorrió la tierra como el primero; é valiera mas aber rescatado el pueblo, que ynportaba mas al servicio de Vuestra Magestad, que no estas menudencias y estas naos; estuvieron aquí hasta en fin de Otubre, é se partieron con buenos tienpos; yban cargadas de artos qüeros y açucar que abian robado en Puerto de Plata y otras partes, y aquí acabaron de cargar con tres mill é seiscientos queros que llebaron y otros daños que hizieron, porque por huir dellos, sabiendo questaban en este puerto, se perdieron en esta costa un navío que venia de Santo Domingo é otro de la Nueva España que traya arinas é vitualla, y el otro venia cargado de vinos, que no fué pequeño hazar para esta tierra, porque con ello se remediara mucho, porque quedó muy perdida del cosario pasado y otros mayores daños que se esperan, si Vuestra Magestad, con brevedad, no remedia este puerto; é el mayor mal que en estas guerras vemos, es todos los cosarios, que acá an pasado son luteranos y herejes, porque tanbien lo heran estos últimos como los primeros.

Nuestro Señor ponga en ello su mano como vé que es necesario, y Vuestra Magestad provea lo que mas convenga á su servicio, é porque las informaciones de todo esto llebará á Vuestra Magestad el alcayde Juan de Lobera, no será necesario dar en esta mas larga quenta, pues no â sido para otra cosa mas de para relatar el suceso de todo lo que â sucedido.

CARTA DE RODRIGO DE CASTILLO Á S. M., CONTESTANDO Á CIERTA INSTRUCCION QUE SE LE EMBIÓ PARA QUE INFORMASE SOBRE LO QUE CONVENDRIA PROVEER PARA LA POBLACION Y PACIFICACION DE TIERRA FIRME, Y PARA EL ACRECENTAMIENTO DE LAS RENTAS Y PATRIMONIO REAL, Y QUÉJÁNDOSE DFL MAL TRATAMIENTO QUE HIZO GIL GONZALEZ DE AVILA, ASÍ Á LOS (1.o de Julio de 1527.) (1)

CRISTIANOS COMO A LOS INDIOS

S. C. C. Magestad.-Así por mi particular carta, como por las generales que á Vuestra Magestad con este despacho, por la vía de Tierra Firme, escribimos el gobernador é oficiales de Vuestra Magestad, hazemos saber á Vuestra Magestad, larga é particularizadamente, todas las cosas desta gobernacion; é así, las ciudades de Leon é Granada embian á suplicar á Vestra Magestad les aga merced de las franquezas que hizo á Tierra Firme; esta solo es hacer lo que Vuestra Magestad me manda por sus instrucciones, en que me manda le aga relacion verdadera de lo que cumple á la poblacion é pacificacion de la tierra é acrecentamiento de las rentas é patrimonio Real de Vuestra Magestad; digo que por toda la tierra donde hemos venido, allamos en muchas partes los indios alzados é la tierra perdida é destruida, á causa del mal tratamiento que Gil Gonzalez de Ávila, capitan que fué en estas partes, hizo, así en los indios naturales como en los cristianos, el qual fué causa de la muerte de muchos cristianos en estas partes, entre los quales murió

(1) Archivo de Indias. Patronato, Est. 2.o, Caj. 1.o, Leg. 18.

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