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escritas, para poderse colocar en los claustros de la catedral.

Ganó el primer premio de las poesías latinas Don Juan Boladeras y Giralt, y el segundo D. José Saia y Monfar.

El premio de las catalanas lo alcanzó un poeta oculto con el pseudónimo de el hermano Pau; el accésit otro que se firmaba Ausias March, y merecieron los honores de la publicación otras composiciones firmadas por lo rector de Bellesguart, Mirreno de Arco, el capitán Fernando, Jaime Berguedá y José Puig. Ninguna de estas composiciones tiene mérito, y acertados anduvieron los poetas laureados en ocultar sus nombres, aunque poco el segundo en profanar el de Ausias March.

Los premios de las poesías castellanas los merecieron D. Juan Alvarez Ximénez y el presbítero D. José Malet. El resultado único que podían dar estos certámenes literarios, premiándose en ellos composiciones insulsas, había de ser fatal para las letras.

Era costumbre en Barcelona á cada fiesta, á más de esas justas poéticas, adornar las calles, los edificios y los monumentos con composiciones alusivas al objeto que se celebraba. Las muchas relaciones de fiestas que llevo leídas prueban que la capital de Cataluña abundaba en poetas ó mejor en versificadores callejeros á quienes el mal gusto reinante, debido al gongorismo castellano, extraviaba por completo, haciéndoles escribir verdaderas monstruosidades literarias.

A este género pertenece la siguiente inscripción colocada en el túmulo levantado en la iglesia catedral el día que se celebraron las exequias de la reina madre Doña Mariana de Austria, muerta á consecuencia de un cáncer en el pecho:

Al cáncer ennoblecido

en el pecho de ia reina de España, difunta.

Cuando obligada Juno

Premios destina al cáncer importuno
Que de su vengativo ardor violento
Contra el invicto Alcides fué instrumento,
En astro le transforma que en el cielo
Del sol ataje el fatigado anhelo;
Cáncer feliz por cierto,

Pero no tan feliz como el que ha muerto
Á nuestra augusta reina, pues lograba
En el pecho real que atormentaba,
No sólo esfera en que vivir, lucida,
Sino fomentos de su misma vida.

Barcelona, que contaba ya con un periódico en 1688 1, tenía un teatro ó casa de las comedias desde 1597, habiendo ya en 1587 concedido el rey Felipe III el privilegio de poder dar funciones de música y declamación.

El primer teatro que tuvo Barcelona se edificó en el sitio mismo donde hoy se levanta el de Santa Cruz ó Principal, habiéndolo mandado construir la administración del hospital para utilizar sus productos en beneficio de los enfermos.

Quedan varias obras dramáticas de este siglo, entre ellas las que se pueden leer al final de las poesías del rector de Vallfogona: la Famosa comedia de la entrada del marqués de los Vélez en Cataluña, rota de las tropas castellanas y asalto de Montjuich, de la cual se ha hablado

1 Obra en mi poder un ejemplar de este periódico, correspondiente al 27 de Agosto de 1688. Forma cuatro páginas, con noticias de Viena y Venecia, y está impreso por Rafael Figueró. No lleva otro título que el de Noticias generales de Europa venidas por el correo; pero se ve bien que no es una hoja suelta y sí un periódico, pues continúa la paginación. Las páginas del número que tuve á la vista son de 141 á 144, y se hallan hoy en la biblioteca de Villanueva y Geltrú.

en el capítulo XXIV de este libro; la Tragicomedia pastoral de amor, firmeza y poesía, escrita en catalán por el poeta Francisco Fontanella, y la comedia famosa Duelos de amor y desdén, de D. Francisco Solanes.

En las memorias de su vida que escribió D. Diego Duque de Estrada, y que con el título de Comentarios del desengañado publicó la Real Academia de la Historia en el tomo XII de su Memorial histórico, cuenta aquel autor que, hallándose en Barcelona en época en que era virrey de Cataluña el marqués de Almazán, mató sus ocios escribiendo dos comedias, una de los Milagros y sucesos de San Carlos Borromeo, que en aquel tiempo empezaba á florecer, y otras de las Conquistas de las islas Baleares por Enrique IV de Barcelona (debe ser error de copia) y Vida de San Olaguer. Añade Duque de Estrada que esta última comedia fué hecha, estudiada y representada en ocho días, con admiración de Barcelona. «La casa en tres días, dice, no cabía de gente, y la. representó el famoso autor Francisco López, á cuyo pedimento hice las comedias, con mucho acierto y ornato, como también su mujer Damiana, cuya representación y hermosura era elevada, y más su virtud y honestidad. »

Son infinitas las obras de todas clases que durante el siglo XVII se imprimieron en Cataluña. Por su gran número puede conocerse la afición que se había desarrollado á la lectura. Podría formarse una gran biblioteca con sólo los folletos políticos y los sermones.

ESCRITORES.

Dos escuelas, la catalana y la castellana, se disputaban el campo de la poesía. Vamos á ocuparnos con preferencia de los que pertenecieron á la primera.

Figura como el príncipe de los ingenios catalanes de

este siglo el Dr. Vicente García, más popular y universalmente conocido por el rector de Vallfogona. Ningún poeta ha alcanzado jamás en Cataluña la popularidad que éste. Desgraciadamente la debe á las composiciones que menos honran su memoria, y nada se hubiera perdido con que desaparecido hubiesen, ya que joyas le quedan de legítimo valor con las cuales poder engalanar su corona de poeta.

Dice un literato de nuestra época en un importante y notable escrito que no ha visto todavía la luz pública 1: «García es para el vulgo catalán lo que Quevedo para el vulgo castellano: no hay anécdota libre, no hay epigrama, ni equívoco, ni retruécano que no se le atribuya; basta pronunciar su nombre para que los labios se dispongan á la risa; el pueblo no conoce más poeta catalán que el rector de Vallfogona; le tiene por travieso y descocado, por agudo y provocador, y no cesa de celebrarle á su manera. Algunos epigramas de García; varios de sus romances; las pinturas que deslucen una que otra de sus composiciones; muchos de los sonetos, por otra parte, de buena ejecución; las supresiones que se indican por medio de puntos suspensivos en las ediciones de sus poesías; las palabras no impresas, pero que la malicia ha adivinado fácilmente y que el decoro ha tratado en vano de sustituir con otras más dignas; la desventurada elección de ciertos asuntos; la creencia de que lo que no se ha publicado excedía en desvergüenza á lo que no ha visto la luz; todas estas circunstancias han contribuído, sin duda, á robustecer la opi

1 D. Francisco Luis Morera. Ha escrito este autor un concienzudo juicio sobie García por encargo de la diputación de Tarragona. Otro trabajo notable se ha escrito en catalán por el laureado poeta D. Joaquín Rubió y Ors, con el título de Lo Dr. Vicens García y sas obras poéticas, que mereció en los juegos florales del año 1863 el premio de una medalla de oro.

nión del pueblo catalán con respecto á este poeta favo

rito suyo.»

Después de estas palabras, el autor á que hago referencia formula su juicio sobre García en las siguientes: «Si puede acusársele de poca elevación y variedad en la elección de asuntos y de haber manchado con com-paraciones repugnantes y pinturas indecorosas algunas de sus poesías, en cambio abunda en conceptos delicados, en imágenes bellísimas y en símiles ingeniosos, bien que á veces alambicados; versifica con asombrosa facilidad, siendo sonoro, cadencioso y fluido; no sale del octasílabo y del endecasílabo, pero hay que envidiar la plenitud del primero y la robustez del segundo de dichos metros; juega del vocablo con desembarazo; es erudito con oportunidad; se expansiona agradablemente en la alegoría continuada; en sus romances amorosos derrama gran copia de galanterías tan seductoras como nuevas; sus epigramas son agudísimos; sus letrillas rebosan gracia y soltura, y describe con notable maestría.»

Este es un juicio exacto. En el trabajo de Morera y en el que posteriormente escribió Rubió y Ors, hay que ir á buscar la verdad, algo desnaturalizada por los que, rindiendo exagerado culto á García, no han vacilado en llamarle, pomposa é hinchadamente, el nunca bien alabado VIRGILIO de la literatura catalana y el mejor cisne catalán.

García fué, efectivamente, el que con más vigor, con más genio, con más elevación y espontaneidad de sentimiento, sostuvo la escuela que la influencia castellana amenazaba de muerte, y, gracias principalmente á él, se continuó prestando culto á la lengua de los Ausias March, de los Muntaner, de los Desclot y Martorell. Nunca será bastante alabado por esto. García es el lazo que une á la literatura de nuestra edad de oro con la de la restauración literaria de este siglo XIX. ¡Lástima

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