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grande que sus composiciones de cierto género, tan ensalzadas por el vulgo, hayan contribuído en gran parte á que algunos versificadores enlodazaran la lengua catalana, arrastrando á principios de este siglo por las tabernas á la que estaba acostumbrada á morar en los palacios!

El poeta catalán que sobresale en el siglo XVII, inmediatamente después de García, es Francisco Fontanella. Era hijo del célebre Juan Pedro Fontanella, conceller en cap de Barcelona cuando las turbaciones de Cataluña, y hermano del José á quien el rey de Francia hizo vizconde. Tomó una parte muy activa en los acontecimientos del Principado, siendo uno de los más entusiastas y decididos defensores de sus libertades. En la biblioteca episcopal de Barcelona se conserva un volumen manuscrito de sus poesías 1, catalanas en su mayoría. Es un poeta de imaginación, de sentimiento y de levantados conceptos. Suya es la famosa tragicomedia Amor, firmeza y porfía, que equivocadamente atribuye Amat á un José Fontaner y Martell 2. La versificación de esta obra dramática es fácil, armoniosa, enérgica, y revela dotes de primer orden en el autor co. mo poeta lírico. Júzguese por las siguientes muestras:

El pastor Fontano, enamorado perdidamente de la pastora Elisa, pero no correspondido de ella, se le dirige así:

Honor d' esta ribera,

Hermosísima nimfa, aguarda, espera.

Cortés, sino piadosa,

M'escolta, Elisa ingrata,

Antes de castigarme rigorosa.

1 Torres Amat: Diccionario, artículo «Fontanella.»

2

Posteriormente ha puesto esta obra en verso castellano D. Magin Pers y Ramona, quien dice en la advertencia preliminar que unos la atribuyen á Fontaner y otros á Fontanella. Está demostrado que pertenece á este último. Véanse las notas á la memoria Lo doctor Vicens García y sus obras poéticas, por D. Joaquín Rubió y Ors.

Y más adelante:

No foras tan hermosa

Ó no foras, Elisa tan severa,
Quietut alguna mon amor tindria,
Trobara algun descans la pena mia;

Pero si mes ostench, cuant me llamento,

Si ab finesas tas iras alimento,

Dulcissima homicida,

Aqui mas armas tens..... llevam la vida.

¡Ah! traspassa enemiga

Un pit que sols vivia de adorarte

Y morirá content per obligarte.

¡Ah! Borra ma sanch, borra,

Airada y vengativa,

La imatge que, en mon cor conservo viva.

Si't cansa ma porfia,

Ab mort cruel castiga ma osadia;

Si't llastima ma pena

Rompa ma mort piadosa ma cadena.

O cruel, ó piadosa,

Serena la tormenta en que m'anegas.

Donam la mort puig que la vida 'm negas.

En el acto tercero, cuando el personaje Morano se dispone á contar su lastimosa historia á Thirsis, comienza de esta manera:

Ja la memoria renovar procura
De mon dolor la llastimosa historia,
De un ardor obstinat hazanya obscura,
De una hazanya infeliz fingida gloria.
Escolta, donchs, ma trista desventura
Que ab rigor m' atormenta la memoria,
Memoria que llastima ab penas tantas

Las sordas penyas y las mudas plantas.

Lo que se ve en Fontanella es mucho estudio de los poetas castellanos y el deseo de imitarles, lo cual le hizo ser poco cortés con la lengua catalana, á la que sacrificó un tanto introduciendo en ella palabras de las musas de Castilla.

Son éstos los dos únicos poetas catalanes que pueden ser considerados como de primer orden en este siglo, siendo conocidos también por haber escrito versos en catalán Juan Ferrán, laureado en el certamen literario de 1686; Catalina de Lara, que presentó poesías al mismo certamen, lo propio que Andrés de Seja, Jaime Bergadá y José Puig, que concurrieron al de 1698; José Catalá, autor de un poema en que se canta la victoria alcanzada en Montjuich contra las tropas castellanas; José Blanch, canónigo de Tarragona, autor y compilador de una colección de poesías reunidas bajo el estrafalario título de Matalás de tota llana; el canónigo José Romaguera, autor del Morfeo despert en las vulgaritats catalanas, del Ateneo de grandesas y de La fama en Catalunya; Francisco Alegre, que tradujo al catalán las poesías de Ovidio; Isabel Compte de Sagarriga, monja de un convento de Perpiñán, que escribió unas Liras á Nostra Senyora del Carme, y algunos otros menos conocidos que los que se acaban de citar.

Más son los poetas catalanes que escribieron en castellano, abandonando el idioma de sus padres. Figuran entre éstos Vicente Miguel Moradell, que escribió en quintillas la Vida de San Raimundo de Peñafort, impresa en Barcelona el año 1603, y al cual visiblemente alude García en los siguientes versos:

Lo capitán Moradell

Que á Marte ha robat lo cor
Y á Minerva la mollera, etc.

Antonio Gual, autor de un poema titulado El ensayo de la muerte, en verso de arte menor; Guillermo Heredia, de Tortosa, autor de un poema titulado Las lágrimas de San Pedro y de la colección de poesías Rimas espirituales y morales, á más de otras obras; Jerónimo Heredia, que fué otro de los poetas laureados en el certamen de 1601 por

unos tercetos castellanos 1; José Morell, traductor de poesías latinas é italianas de varios autores; Francisco Solanes, autor de la comedia Duelos de amor y desdén, ya citada; Juan Dessi, que escribió La divina semana en octavas reales; Rafael Cordellas, á quien llama Carcía esglay de Apolo, otro de los que concurrieron al certamen de 1601; Francisco de la Torre y Sevil, autor de una colección de poesías publicadas con el gongórico título de Nuevo entretenimiento de las musas en esta baraja nueva de versos dividida en cuatro manjares; Miguel Turbavi, que escribió poesías religiosas bajo el pseudónimo de Francisco Ruiz, y Francisco de Ayguaviva, Felipe de Guimerá, Juan de Boxador, Monnells, Massanés y Pardina, que García cita como poetas en uno de sus romances.

Merece citarse también D. Diego de Rocabertí, que escribió en verso un compendio de historia universal con este título: Epitome histórico en diez romances, á Lope de Vega Carpio; fué impreso en Barcelona el año 1628. En su Laurel de Apolo, Lope dice de él lo siguiente, hablando de Cataluña:

¡Oh cuánto la ennoblecen,

Don Diego Rocaberti, vuestras musas,

De erudición tan rara circunfusas!

Histórico poeta,

Que pone á las columnas españolas

Floridas laureolas

En dorada tarjeta,

Con el blasón ilustre

De su ingenio y su sangre eterno lustre.

El mismo Lope de Vega nos habla de otro poeta, Francisco de Tamarit, y dice en su Laurel de Apolo:

1 Torres Amat, en su Diccionario, no habla de más Heredia que del llamado Jerónimo, al que equivocadamente supone autor de las obras que son del Guillermo.

Parece que esperando el claro Segre
En la puerta de España, Barcelona
Y el Rubricato alegre,

A donde el mar corona

La playa de corales,

A Don Francisco Tamarit me ofrecen,

Ausias de los doctos provenzales

Y de los catalanes generosos,

Marciales y estudiosos

(Que no implica á la ciencia ser marciales),
Que en una y otra lengua la enriquecen.

Más rico que en poetas es el siglo en historiadores. Figuran á la cabeza de los que florecieron en esta centuria:

Jerónimo Pujades. Es el cronista catalán más conocido y que goza de más popularidad. Su Crónica de Cataluña, cuya primera y segunda parte escribió en catalán, le coloca en primera línea entre los historiadores, pues si bien hay á menudo en esta obra faltas de crítica y es poco culto y elegante su estilo, en cambio abunda en datos y documentos históricos, ya que ninguno, antes que Pujades, había reunido tantos y tan poderosos materiales para la historia de Cataluña. Será siempre su crónica consultada con gusto y con fruto por cuantos deseen conocer la historia de nuestra tierra. Pujades encanta al lector por la buena fe y la sencillez que respira su obra, y aun cuando algunas veces hace asomar con su seráfica candidez la sonrisa á los labios, en muchas otras el corazón verdaderamente catalán le presta un homenaje de profunda gratitud al ver su incansable laboriosidad, su infatigable porfía en escudriñar archivos y en recoger datos, noticias y documentos con que enriquece los anales de nuestra patria. Pujades, que fué también poeta, pues queda de él un canto en catalán escrito con motivo de las fiestas celebradas en Barcelo

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