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PRÓLOGO.

A LA ILL.MA Y MUY VALEROSA SEÑORA D. LEONOR MANRIQUE, condesa de Niebla, madre del muy excelente Sr. D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, 4.o de este nombre, duque de Medina Sidonia, etc., el maestro Pedro de Medina, su antiguo criado y fiel servidor, perpetua felicidad.

Cosa es muy clara, ilustrísima y muy valerosa señora, que la obra que de las manos de la adversa fortuna con mayor perpetuidad se escapa, es la escriptura, pues siempre habla y pregona las memorias de aquellos que en ella se contienen; y así las refresca y renueva á cabo de mill años, como el primero dia. Y de aquí es, que si los romanos dejaron tanta fama en el mundo, no solo fué por los hechos que hicieron, mas tambien por los libros que escribieron. Porque si entre los romanos habia diez capitanes, que como valientes hombres con la lanza en la mano peleaban en la guerra, quedaban en Roma veinte excelentes escriptores, que con la pluma escribian altamente sus hechos. Y por la mis ma razon sabemos el gran poder que los griegos tuvieron, porque Homero largamente dello trató. Y lo mismo dirémos en lo que Alexandre conquistó, y sus batallas y hechos, pues lo sabemos por lo que Quinto Curcio dél escribió; y así podemos decir de otros muchos. De manera que si los historia

dores no escribieran los hechos destos, poco les aprovechara sus valentías y esfuerzos para no quedar en perpetuo olvido; y asi ni dellos quedára fama, ni á cabo de tantos millares de años tuviéramos dellos tanta memoria. De donde es cierto ser la escriptura la que perpetua la fama, nombres y hechos de los hombres. Mas, veo yo, ilustrisima señora, que los griegos supieron mucho decir, y poco hacer : los romanos supieron decir y hacer; y los españoles supieron hacer y no decir; de manera que los españoles hicieron mucho y dijeron poco.

Si en España hobiera escriptores que escribieran los hechos de los españoles, como los griegos y romanos tuvieron, cierto grande número de libros hallaríamos escriptos, de hechos valerosos y hazañas singulares, que los españoles hicieron en tiempo de ochocientos años, que con los moros tuvieron guerra continua dentro en la misma España muy porfiada y cruel, que fué la mayor contienda que en el mundo hobo, y que mas tiempo duró y con mayor enojo y enemistad se trató; donde los españoles pugnaron tanto, que ellos por si vencieron el gran número de moros que á España ocupaban, á unos matando, y á otros echando de ella, y á otros convertiendo á nuestra sancta y católica fe, cosa por los enemigos tan detestada y aborrecida.

Cierto me parece que si las cosas muy señaladas que en esto hobo se escribieran, muchos escriptores fueran menester y muchos libros se escribieran, como dicho tengo. Mas los españoles empleáronse y ocupáronse en hacer y no curaron de decir los hechos que hacian: y de aqui es, que aunque los claros varones que en esta grande, antigua y muy insigne casa de Guzman ha habido, han hecho notables proezas, grandes y heróicos hechos; como no hobo quien con la escriptura los perpetuase, no tenemos tan entera noticia de

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sus grandes hechos, como ellos fueron. De donde para escrebir yo el origen de los señores que en esta casa ha habido, su mucha antigüedad, su grandeza, la limpieza de su sangre, la claridad de sus hechos, la lealtad y servicios grandes que á sus reyes hicieron, mucha falta he tenido de escripturas claras y ciertas de que para esta Crónica me pudiese aprovechar. Pero como los hechos destos señores han sido tantos y tan señalados, todavia he hallado mucha parte dellos, en especial en las crónicas de catorce reyes, que en España ha habido, dende el rey D. Alonso décimo deste nombre, hijo del sancto rey D. Fernando que ganó á Sevilla, en cuyo tiempo comenzó D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, primero deste nombre, hasta hoy. Tambien de otras cróni cas mas antiguas de España; asimismo de un libro que trata de los hechos del dicho D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, el cual se debió escrebir en su tiempo, que es de mucha autoridad. Item, de un libro que escribió Hernan Perez de Guzman, gran varon en las letras, que trata de los illustres varones de España, y otro de las armas y blasones de los linajes de Castilia. Asimismo de muchos previlegios que los señores desta casa tienen, donde por los reyes que los dieron, se recuentan sus grandes hechos y obras dignas de perpetua memoria. Tambien de muchas cartas de reyes y de otros señores, y otras escripturas que en esta casa de V. S.* están, de donde he sacado fielmente lo que me pareció de mas utilidad; y juntando con ello lo que yo he visto en esta casa y en los señores della de mas de cincuenta años á esta parte, de que tengo memoria; porque en ella me he criado y mis padres en ella vivieron. De todo lo cual he copilado esta Crónica, que he dividido en doce libros, donde trato la subcesion de los señores de la casa de Guzman, dende el primero que tuvo este nombre, hasta D. Alonso Perez de Guzman el

Bueno; y de alli hasta este tiempo de V. S. y del duque D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, cuarto de este nom. bre, hijo de V. S.a

y

Trato el origen y principio de los señores de Sanlucar, y de donde comenzaron los condes de Niebla, y despues los duques de Medina Sidonia y marqueses de Cazaza, y como se juntaron estos señorios en uno, y en qué tiempo y qué señores ha habido en cada uno dellos, con las cosas notables que por ellos pasaron, segun lo que yo con toda diligencia he podido alcanzar. Todo lo cual he escripto con la claridad sencillez de palabras que á mi ha sido posible para contar la verdad, sin envolver en ello retóricas, ni ficciones ni otros modos de escribir; porque á mi parecer, esto es lo mejor y mas natural del buen estilo: en lo cual, dado que mi trabajo haya sido grande, así en el cuerpo, como en el espí· ritu, todo lo he tenido por gran contento, con voluntad de hacer servicio á V. S., para que el duque mi señor y sus subcesores miren este dechado de tan altas y escelentes labores, labrado y hecho por sus antecesores, para que vistas y consideradas las cosas notables que estos señores como hombres magnánimos y valerosos hicieron, se tome ejemplo para imitarles, confiando que Dios que á ellos ayudó en tan altas empresas, lo mismo hará á quien en su misericordia y poder confiare: que cosa muy justa y conveniente es á los principes y grandes señores, leer las vidas y hechos de esclarecidos varones; pues la historia es pregon de las virtudes, vituperio de los vicios, dechado y ley de la vida humana.

Plutarco filósofo aconsejaba al emperador Trajano, que leyese las historias de sus antepasados; porque alli hallaria avisos de lo que habia de hacer, y la memoria que siempre en sus obras habia de tener. Y en la Sancta Escriptura leemos que Josué mandó á los hijos de Israel, que sacase cada

tribu una piedra del rio Jordan, por donde habian pasado á pié sin mojarse, y puso aquellas piedras en el Tabernáculo, en memoria de aquella maravilla que Dios por ellos hizo; porque tuviesen confianza los que despues viviesen, que como habia hecho Dios tan gran merced á sus padres, lo mismo haria por ellos si lo sirviesen.

Pues habiendo yo, ilustrisima señora, escripto esta Cró nica, tuve entendido que por ser ordenada de mi flaco entendimiento, seria estimada en poco; por lo cual me pareció hacer lo que los sabios antiguos en sus obras hicieron, esto es, dirigirlas á los Césares, principes y señores grandes, teniendo cierto el gran interés que dello les resultaba; el cual toca Plinio agudamente, diciendo: "Obras hay que las tenemos en mucho, no por su valor, sino por á quien se dedican; no por lo que dicen, sino por en quien se emplean." Y por esto intitulé yo esta mi obra á V. S.a Ilustrísima, para que del favor de tan gran señora, reciba vida; pues sin él será estimada en casi muerta. Bien sé, que V. S. no querrá dejar de aceptar este mi pequeño servicio, pues Dios le puso tantas virtudes y dotes de ánimo, cuantos en un gran señor se pueden hallar, y aun en un poderoso príncipe se deben desear. Y pues es así, suplico á V. S.a Ilustrisima no mire á lo poco con que sirvo, mas á lo mucho con que servir deseo.

a

FIN DEL PRÓLOGO.

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