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LIBRO SÉPTIMO.

De D. Juan de Guzman, tercero deste nombre, primero duque de

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Como D. Juan de Guzman, tercero deste nombre, tomó el -estado de Sanlúcar y Niebla, y como entró en este estado ! la cibdad de Medinasidonia, madding cut

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D. Juan de Guzman, tercero deste nombre, tomó el es tado de Sanlúcar y Niebla en el año del Señor de mill y cuatrocientos y treinta y seis años, y fué el sexto señor de Sanlúcar y tercero conde de Niebla y el primero, duque de Medina, como adelante se dirá. Este señor, despues que vino de Gibraltar, donde su padre murió, estuvo muchos dias en su villa de Bejer recibiendo los señores del reino que le venian y enviaban á consolar, y procurando con los moros haber el cuerpo de su padre; y como no pudo con ellos acabar que se lo diesen, propuso en su voluntad muy firmemente de morir donde su padre murió, 'ó cobrar aquella cibdad y vengarse de los moros della; y así lo hizo, como adelante se dirá.

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Y habiendo estado muchos dias en Bejer, salió della y fué por los pueblos de su estado, visitándolos y tomando posesion dellos; y de allí se volvió á Sevilla, donde considerando las calidades de la cibdad de Medinasidonia, tuvo grande deseo de la haber y juntarla con su señorío; porque Medina es pueblo muy fuerte, y de muy buena tierra, dehesas, heredades, y grandes labranzas y crias de ganados, y porque con ella acompañaba las villas de su estado, que tenia en la frontera. Porque Medina está tres leguas de Chiclana, y cuatro de Conil, y cinco de Bejer, y seis de Barbate, siete del almadraba de Zahara, y ocho leguas de Jimena, y ocho de Sanlúcar de Barrameda, y ocho leguas y media del término del condado de Niebla. Y demás de estar todos estos pueblos tan cerca, hace gran rostro y favor para la guarda y seguridad en las almadrabas é pesquería de los atunes, que se hacen en Conil y Zahara, donde los moros suelen venir algunas veces y llevar la gente dellas, y dále gran seguridad aquella cibdad en ser del estado. La cual cibdad de Medina era del maestre de Calatrava D. Luis de Guzman, la cual habia habido en esta manera.

Dichose há de suso, que D. Alonso Perez de Guzman el Bueno prestó la plata de su vajilla á la reina D.a María, madre del rey D. Fernando IV, para las dispensaciones y ligitimacion del dicho rey; la cual plata montó un cuento y quinientos mill maravedis, por lo cual le dieron en empeño á Marchena y á Medina, á Marchena en un cuento, y á Medina en quinientos milt maravedís, en tanto que no le pagaban. Y cuando murió D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, todavía estaba Medina empeñada; y despues cuan. do murió D. María Alonso Coronel, lo mismo, la cual mandó en su testamento á su hija D.a Isabel de Guzman, mujer de D. Hernan Perez Ponce de Leon señor de Marchena,

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en cuyo poder estuvo algunos años, hasta que el rey don Alonso XI la desempeñó, para darla á D. Leonor de Guzman madre de los hijos deste rey, y D.a Leonor de Guzman la tuvo hasta que el rey D. Pedro se la quitó, y quedóse Medinasidonia en la corona real, hasta el tiempo del rey D. Juan II deste nombre, que la dió al dicho maestre de Calatrava D. Luis de Guzman, por la villa de Arjona, la cual dicha villa de Arjona el dicho rey habia dado al dicho maestre, de los bienes que repartió del infante D. Enrique. Y como el maestre D. Luis de Guzman dió á Arjona al rey por Medina, quedóse con Medina, hasta que viéndose en Sevilla D. Juan de Guzman conde de Niebla con el dicho D. Luis de Guzman maestre de Calatrava, porque el conde de Niebla tenia deseo de haber aquella cibdad, tratando sobrello con el dicho maestre, como el maestre era pariente del conde, se concertaron, y el dicho D. Juan de Guzman, conde de Niebla, dió al maestre la villa del Algaba, que es legua y media de Sevilla sobre el rio Guadalquivir; y mas le dió á Alaraz y Albado de las Estacas, los cuales pueblos estaban en el mayorazgo de la casa de Niebla, dende el tiempo de D. Alonso Perez de Guzman el Bueno y de doña María Alonso Coronel su mujer, que los compraron de la reina D. María mujer del rey D. Sancho IV, y madre del rey D. Fernando. Sobre este trueco, se hicieron escripturas muy fuertes y bastantes, y así vino Medina á los señores de la casa de Niebla.

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CAPÍTULO II.

Como D. Juan de Guzman, conde de Niebla, sostuvo la cib dad de Sevilla contra el rey de Navarra; y del notable ì?. razonamiento que á los de Sevilla dijo.!!

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Habiendo gran guerra entre el rey D. Juan de Castilla y el rey D. Juan de Navarra, el infante D. Enrique, hermano del rey de Navarra, escribió á da cibdad de Sevilla, que fuesen de la parte del rey de Navarra y suya, y de sus aliados, y aquella siguiesen, donde no, que les apercebia que les haria todo el mal y daño que pudiese, hasta les entrar por fuerza y quitarles las vidas y haciendas. Sobre esta car. ta hobo diversos pareceres en el cabildo de la cibdad, porque unos decian, que 'era mejor dárse al infante D. Enrique, que no ser destruidas sus haciendas, y sus vidas puestas en condicion. Mas D. Juan de Guzman, conde de Niebla, que allí se halló, dijo: Nunca Dios lo quiera, que lo que mis progenitores tanto guardaron, que fué la fé y dealtad á sus reyes, sea yo en quebrantar la lealtad, habiendo dé ser en acrecentarla; porque mis abuelos no ine enseñaron á mí á dar lás villas del rey á sus enemigos, sino defenderlas con derramamiento de sangre y muerte de sus hijos. Y Sevilla es del rey de Castilla y no del rey de Navarra, ni del infante D. Enrique. Quien pensare de guardar á Sevilla por el rey, quédese en ella; y el que otra cosa le pareciere, váyase de Sevilla y no aguarde que yo lo eche della." Como D. Juan de Guzman, conde de Niebla, dijo estas palabras, todos aprobaron aquel consejo; y así los que querian el servicio del rey como los demás, con temor de

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no ser echados de sus casas, lo aprobaron. Pero luego pro-
veyó el conde de Niebla desterrar de Sevilla algunos sospe-
chosos, que á él le pareció que convenia al servicio del rey.
Y como la gente de Sevilla habia recebido muchos daños,
robos y males deste infante D. Enrique, teníanle grande
odio, y holgáronse en estremo que el conde de Niebla to-
mase la voz del rey. Y así todos se comenzaron á aparejar
para el cerco que esperaban, el cual puso luego el infante
D. Enrique con mucha gente de caballo y de pié, y pasa- .
ron muchas cosas en este cerco de Sevilla. Mas en fin, vien-
do el infante la gran resistencia que le hacia el conde de
Nicbla, y cuan bien guardaba la cibdad, levantó el cerco
y se fué.i

Como D. Juan de Guzman, conde de Niebla, se vió libre del cerco que el infante D. Enrique le tenia puesto sobre Sevilla, prosiguiendo la via de los buenos y leales servicios que siempre habia fecho en servicio del rey, salió con toda su gente y la de Sevilla á conquistar los pueblos que estaban en el Andalucía por el rey de Navarra y del infante D. Enrique su hermano. Y fué primero sobre la villa de Carmona, donde estaba el conde de. Arcos y D. García de Cárdenas, comendador mayor de Leon, de la órden de Santiago, y otros caballeros que estaban en su compañía, y tenian á Carmona por el infante D. Enrique. Y despues de la tener cercada algunos dias, la entró por fuerza darmas echando fuera á los caballeros que en ella estaban. Puso gente suya que la tuviesen por el rey D. Juan de Castilla, y de allí fué sobre la cibdad de Córdoba, y tuvo maneras como la trujo á la obediencia del rey, y echó della los que sustentaban el bando del infante D. Enrique; y de allí, tornó á Sevilla, y de camino ganó á Alcalá de Guadaira, que asimismo estaba por el dicho infante. Y porque la cibdad

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