Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de muchos señores y caballeros, llegaron á un muro de la cibdad, que es cerca de la puerta de Granada, y rompiendo un pedazo dél, entraron por allí en la cibdad. Despues se hizo allí una puerta que hoy se llama de Buenaventura. Otro dia entraron en Málaga los Reyes Católicos acompañados del duque de Medina, y de otros señores y caballeros con toda la gente que quedó en el real, y se apoderaron en la cibdad. Los Reyes Católicos mandaron recoger los moros y moras á las atarazanas del alcazaba, que están cerca de la mar. Muchos destos moros los mas bien dispuestos, sus Altezas los enviaron en presente al papa y á los príncipes cristianos. Otros repartieron á los grandes y capitanes que consigo traian, de los cuales moros y moras tomó el duque de Medina la parte que él quiso. Tambien enviaron muchos á Africa para resgatar cristianos captivos.

Fué entregada esta cibdad de Málaga por los moros que la poseian, dia de Sant Luis obispo, á diez y nueve dias de agosto de 1488 años. Los Reyes Católicos pusieron el cerco á esta cibdad á los veinte y ocho dias de mayo, y ganóse á diez y nueve de agosto del mesmo año. En este cerco pocos dias pasaban, que no hobiese escaramuzas y fuesen muertos y heridos moros y cristianos; por lo cual la gente del real estaba tan fatigada, y con los pocos mantenimientos que habia, que si el duque de Medina no viniera, bien se tuvo entendido que de aquella vez no se ganara.

CAPÍTULO XXI.

De la muerte de D. Enrique de Guzman, duque de Medina, y del sentimiento que de su muerte los Reyes Católicos hicieron, y asimismo toda el Andalucia.

a

a

Don Enrique de Guzman, duque de Medina, conde de Niebla, estando en la villa de Sanlúcar sano y bueno, se acostó en su palacio con mucho placer, y otro dia amaneció muerto, de cuya muerte hobo gran turbacion, no solamente en su casa y estado, pero en toda el Andalucía, donde él tenia mucha parte. La duquesa su mujer D. Leonor de Mendoza y su hijo D. Juan de Guzman, habiendo hecho gran llanto por la muerte del duque, y asimismo su nuera D. Isabel de Velasco, con todos los de su casa, caballeros y criados, ordenaronn de llevar el cuerpo á Sevilla para lo enterrar en su monesterio de Sant Isidro; y como llegaron á Sevilla, salieron á lo recebir el cabildo de la iglesia mayor, y los frailes de las órdenes con todas las perrochías de la cibdad, y el conde de Cifuentes, asistente de Sevilla con todo el cabildo, caballeros, cibdadanos y toda la gente de la cibdad. Porque como el duque era tan amado de todos, salieron tantos á recebir su cuerpo, que no cabian por las calles. Las mujeres y doncellas salian por las puertas y ventanas dando gritos diciendo: "¡Oh flor de la casa de Niebla! ¡como has acabado la vida que tantos amigos y criados tanto te descaban! ¡Oh padre de Sevilla remediador de las necesidades della! ¿cómo vienes á ella con tanta tristeza, habiéndose todos visto con tanta alegría?" Estas palabras y otras de mucha lástima decian las gentes de Sevilla con tanto sentimiento, como si fuera padre, ó hijo ó hermano de todos.

Fué depositado el cuerpo aquella noche en la iglesia de Sant Miguel, que es junto á las casas del duque. Otro dia lo llevaron al dicho monesterio de Sant Isidro, donde fué su cuerpo sepultado con sus mayores. El rey y la reina, desque supieron la muerte de D. Enrique de Guzman, duque de Medina, se retrujeron y mostraron mucho sentimiento por su muerte, y pusieron luto por él.

Fué este duque D. Enrique escelente príncipe, muy valeroso señor, de grande ánimo, de hechos notabes, muy sabio en el decir.

Traia por devisa dos cuchillas, como las de los toneleros, que llaman seguras, con una letra que decia: Las cosas mas peligrosas

comigo

aseguran su peligro.

Fué siempre muy aficionado á tener criados muy honrados, y que llevasen su partido grandes cababalleros del Andalucía. Hacia tanto por cualquier persona de las que sabia que le seguian y cran aflcionados á su casa, como si en cllo le fuera la salud de su persona ó vida de sus hijos. Por lo cual ganó tanto los corazones de la gente del Andalucía, que sin que para ello fuesen costreñidos, se aventuraban á la muerte por sublimar la casa de Niebla, cuyo nombre era á ellos tan suave, que les alegraba el ánima oyéndola nombrar. Fué casado con D. Leonor de Mendoza, hija de Perafan de Rivera, adelantado del Andalucía, en quien hobo á D. Juan de Guzman, que sucedió en el estado. Murió este excelente señor á XXIV dias del mes de agosto, año del Señor 1492, siendo de edad de LVIII años.

FIN DEL LIBRO OCTAVO.

LIBRO NOVENO.

De los hechos de D Juan de Guzman, duque de Medina, cuarto deste nombre.

CAPÍTULO PRIMERO.

Como D. Juan de Guzman, cuarto deste nombre, tomó la gobernacion del estado de Medina; y como la reina doña Isabel le tomó á Gibraltar.

Don Juan de Guzman, cuarto deste nombre, octavo señor de Sanlúcar, quinto conde de Niebla, tercero duque de Medina, primer marqués que fué de Cazaça en Africa, como fué enterrado su padre el duque D. Enrique, fué luego obedecido por todos los vasallos de su estado del ducado de Medina y condado de Niebla, y de la cibdad de Gibral tar, y de las villas de Sanlúcar, Güelva y de todas las otras. Y luego escrebió al rey y á la reina haciéndoles saber, como Dios habia sido servido de llevar desta vida á su padre el duque D. Enrique, y quél habia sucedido en su estado, como su único hijo; que les suplicaba, que acatando los servicios que él y su padre y antepasados le habian

siempre hecho, que le confirmasen todas las mercedes, gracias é previlegios, que los reyes sus antepasados siempre confirmaron á la casa de Niebla. Y como la reina doña Isabel, dende que comenzó á gobernar estos reinos, trabajó siempre con el duque D. Enrique padre deste duque don Juan, que le diese la cibdad de Gibraltar, por ser cosa conveniente tenerla los reyes de Castilla, y que le daria en equivalencia por ella la villa de Utrera, cinco leguas de Sevilla, pero el duque D. Enrique nunca lo quiso hacer, diciendo que la cibdad de Gibraltar habia ganado D. Alonso Perez de Guzman el Bueno una vez á su costa, y despues que los moros la tomaron, habia ido á su costa el conde de Niebla, D. Enrique de Guzman á ganarla, y murió en la demanda, y que despues su hijo el duque D. Juan fué por su persona é á su costa á la ganar, y la ganó á los moros, y el rey D. Enrique le hizo merced della por las mu chas costas y muertes de sus pasados, que por ganar aque llá cibdad hicieron que su Alteza no se lo mandase, porque él no le habia de dar la cibdad de Gibraltar, que con tanto derramamiento de sangre de la casa de Niebla se ganó. Y por esta respuesta estuvo algo desabrida la reina del duque D. Enrique, y el duque lo estuvo mas della en le querer quitar lo que no le habia dado, y su padre habia ganado. Y como la reina vió muerto al duque D. Enrique y recibió las letras del duque D. Juan su hijo, respondióle, que el rey y ella le confirmarian las mercedes que tenia de los reyes sus antepasados, si les diese la cibdad de Gibraltar.

El duque D. Juan enojado desto, respondió, que bien sabian sus Altezas cuan pocas mercedes tenia esta casa de Niebla que le confirmasen los reyes; que las que tenian con justo título y razon, se las dieron los reyes sus antepasados;

« AnteriorContinuar »