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porque la cibdad de Medinasidonia fué trocada por el Algava y por el vado de las Estacas y Alaraz, que D. Alonso Perez de Guzman el Bueno compró del rey D. Fernando cuarto deste nombre; y que la villa de Béjer costó á D. Alonso Perez de Guzman el Bueno cincuenta mill doblas, que dió al rey D. Sancho por la villa de Zafra, que trocó por Béjer; y que la villa de Bollullos era de dote de D." María Alonso Coronel, mujer de D. Alonso Perez de Guzman el Bueno; y que la villa de Huelva habia sido comprada asimismo por el dicho D. Alonso Perez de Guzman el Bueno, y dada en casamiento á su hija D. Leonor de Guzman con D. Luis de la Cerda, y despues de la casa de la Cerda, fué tornada á dar en dote á D. Juan de Guzman duque de Medina su abuclo; y que la villa de Jimena la habia comprado y pagado al duque de Alburquerque; y que la villa de Niebla y su tier ra fué dada en dote y casamiento, á D. Juan Alonso de Guzman con D. Juana de Castilla, nieta del rey D. Alonso XI, y sobrina del rey D. Enrique; de manera que lo que la casa de Niebla tenia que le hobiesen dado los reyes de Castilla, era la tierra despoblada de Sanlúcar, para que la poblase, y que D. Alonso Perez de Guzman el Bueno la pobló estando de ántes desierta; y que se le hizo la merced por los gastos que habia fecho con la gente que defendió á Tarifa; y que las almadrabas de la costa y la villa de Conil, le hizo merced el rey D. Sancho el Bravo, por el hecho notable que D. Alonso Perez de Guzman el Bueno hizo, por guardar la lealtad y fidelidad de la villa de Tarifa, que el rey le tenia encomendada, de que habia fecho homenaje; é por quitar esperanza á los moros habia echado el cuchillo con que habian degollado á su hijo; y que por esta hazaña le dieron las almadrabas, las cuales en aquel tiempo tenian mas costa que provecho, por ser entonce de moros Algecira y

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Gibraltar y todo el reino de Granada; que eran menester quinientos hombres de guarda en cada almadraba, por la contínua requesta que los moros allí tenian, por llevar la gente que allí pescaba; por lo cual dejaban muchos años de pescar, basta que los señores de la casa de Niebla fueron comprando pueblos á la redonda de las almadrabas, por el seguro dellas; de manera que pues todo lo que tenia, era comprado ó habido en casamiento, y no dado por los reyes como lo dió el rey D. Enrique sin mirar á quien ni como; que poco tenian sus Altezas que confirmarle mercedes que los reyes le hobiesen dado; pues no tenia ningunas.

La reina D. Isabel tomó tanto desabrimiento con la respuesta del duque, que dende á algunos dias mandó tomar á Gibraltar (1), y envió á ella corregidor con gente para el

(4) Lopez de Ayala en la historia de Gibraltar, pág. 208, pone la incorporacion de esta ciudad á la Real Corona en 2 de enero de 1502. Hé aquí como da cuenta del suceso.

"Mantuviéronse los duques en esta posesion treinta y cuatro años hasta el de 1302, en que despues de haber considerado los reyes la importancia de Gibraltar, y cuanto convenia que estuviese unida á su Corona Real, usando del soberano señorío que se habia reservado Enrique IV, expidieron una provision en Toledo á 22 de. diciembre de 1501, y enviaron á Garcilaso de la Vega, caballero de la Casa Real, comendador mayor de Castilla y alcaide à la sazon de Vera y sus tierras, para que en su real nombre tomase posesion de la ciudad. Llegado á Gibraltar presentó la provision en los primeros dias de enero del año de 1502 ante los regidores y jurados que convocados habian concurrido en forma de ciudad al patio de los naranjos de la iglesia mayor. Era alcaide del castillo y corregidor Diego Ramirez de Segura, que rehusó asistir á la convocacion de Garcilaso. Eran alcaldes los regidores Anton Sanchez Trujillo y Juan de Vargas; alguacil mayor el jurado Hernando de Arroyo; regidores, Juan de Sanabria, Francisco de Piña, Alvaro de Piña, Juan Sanchez de Arenas, Pedro García de Natera, Fran

castillo; y que la tuviesen por los reyes de Castilla con provision é mandamiento al consejo y alcaide de Gibraltar, que luego sin embargo de ninguna cosa, y sin tomar plazo ni término, lo recibiesen y no hiciesen otra cosa, so graves penas. Y así fué fecho, de que al duque le pesó mucho.

cisco de Natera, Luis Bocanegra, Juan de la Cerda y Juan de Torres. Los jurados, además de Arroyo, fueron Diego Calvo, Lope de Piña, Bartolomé Morales, Andrés Garcia Cid, y Francisco Hernandez Mongri. Leyóse la provision ante todos por el escribano Miguel de Andújar, y en ella mandaban los reyes que luego sin respuesta ni dilacion se entregase en su nombre á Garcilaso la ciudad, la fortaleza, alto y bajo de ella, y las varas de justicia para que la administrase por sí mismo ó por sus tenientes, haciéndole merced de la alcaidía por el tiempo que fuese su real agrado. Conformáronse todos y obedecieron gustosos con las solemnidades acostumbradas en estas ocasiones; y el alcalde y regidor Juan de Vargas dijo tres veces en alta voz: Viva el rey, lo que repitieron todos los regidores y jurados cada uno de por sí, y lo mismo todos los honrados ciudadanos que se hallaron presentes. Entregáronse despues á Garcilaso las varas de justicia, y pasó á tomar la posesion del cas.. tillo."

A continuacion se da cuenta de la entrega de este, y de la CaJahorra, torre del Tuerto y demás fortalezas y puertas de la ciudad, sin omitir las armas, máquinas de guerra, artillería, pólvora y demás pertrechos militares, todo lo cual refiere el autor con presencia de un testimonio que vió en el archivo de la casa de Medinasidonia, que trae integro en el apéndice n.o IX.

CAPÍTULO II.

Como D. Juan de Guzman, duque de Medina determinó poblar la cibdad de Melilla en Africa, y las considera ciones que para ello tuvo.

Habiendo grandes diferencias en Africa entre los reyes de Fez y Tremecen, sobre en cuyo término cabia y á quien pertenecia la cibdad de Melilla, porque está asentada en la raya que divide y aparta estos dos reinos, y fueron de tal manera las diferencias y eran tan molestados los moros con las continuas guerras, que les pareció que estarian mejor en paz fuera de sus casas, que no en guerra contínua en ellas; y por esto despoblaron la cibdad de Melilla, y fuerónse á vivir á otros pueblos. Y porque los unos moros ni los otros no gozasen della, ni porque viéndola despoblada, no la poblasen otros, la asolaron derribando las torres, muros y adarves.

Como el rey D. Fernando fuese avisado desto, mandó al comendador Martin Galindo su capitan, hombre entendido en las cosas de guerra, que pasase á Africa y saltase con gente en tierra, y ando viese el circuito de Melilla, y lo mirase bien y trujese relacion dello. El cual fué, y como la vido tan asolada y destruida, y viese tanta multitul de moros alárabes que moraban á la redonda, parecióle que si se poblase, que ántes seria carnecería de cristianos que poblacion dellos; porque contino nunca cesarian de les dar combate, y no podrian ser socorridos de las cosas necesarias. Y así le parcció, que no se debian gastar dineros excusados en poblar á Melilla, y que no seria posible sostene

lla, segun la multitud de los moros hay á la redonda. Y con esto vino al rey D. Fernando, y dijo lo que habia visto; por lo cual el rey se dejó del pensamiento que tenia de poblar á Melilla.

Don Juan de Guzman duque de Medina, como supo esto, como él fuese muy valeroso y deseoso de servir á Dios en la guerra de los moros, parecióle que si él poblase aquella cibdad, que podria dende allí hacer guerra contínua á los moros, y ganarles mas pueblos en Africa; y por ventura seria principio para que se ganasen aquellos reinos de moros, como se ganó el reino de Granada, y que seria grande utilidad y provecho destos reinos de España tener en Africa una cibdad como Melilla, para que si algunos navíos con tormenta ó de otra manera diesen en la costa de Africa, supiesen que tenian allí donde se recoger; y asimismo para que muchos captivos cristianos de los que estaban en Africa, que por tener la mar en medio no podian huir á tierra de cristianos, se vernian á amparar y defender en aquella cibdad, y finalmente no habian de sufrir los cristianos no teniendo moros en España, con quien pelear, de no emprender conquista en Africa, y que para esto seria bueno tener un pueblo y un puerto siguro donde desembarcasen. Y para ganar la cibdad de Fez, estaba de allí mejor aparejo que por otra ninguna parte, por razon de la falta del agua que los cristianos podian tener, y que por allí hay un rio donde mucha parte del camino les podia servir de agua, sin tener della necesidad.

Pucs con estos pensamientos de varon magnánimo y cristiano, determinó enviar un caballero de su casa llamado Pedro Estopiñan, hombre bien entendido y diligente en toda cosa, que fucse á ver el sitio y forma de Melilla, y las cosas que serian necesarias para la reedificar. El cual fué,

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