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las habian dicho, sacó al duque de la villa de Osuna, y trájolo á Medinasidonia, porque es muy fuerte, siendo el duque de trece años, mozo de flaca complexion por enfermedad de nacimiento, y allí lo hizo velar con su hermana D.a María de Archidona, como dicho es.

CAPÍTULO III.

Como el rey mandó á D. Pedro Giron, que fuese á la corte y llevase al duque, y como D. Pedro Giron llevó al duque á Portugal, y como fué saqueada la villa de Niebla y puestos gobernadores en el estado.

El Rey Católico envió á mandar á D. Pedro Giron, que so pena de su merced luego fuese á Sevilla y llevase consigo al duque. Don Pedro Giron no pudo hacer otra cosa, y así vino á la corte y trujo al duque consigo. El rey recibió muy bien al duque, y le mostró muy buen semblante y amor, y no quiso hablar á D. Pedro Giron, ántes lo desterró de Sevilla, y le mandó que se fuese de la cibdad, de lo cual D. Pedro Giron quedó muy descontento, teniendo por cierto que el rey lo queria desapoderar de la persona del duque, y de la gobernacion de su estado. Don Pedro Giron se fué al monesterio de las Cuevas aquella noche que el rey lo mandó salir de la corte, y luego pensó lo que despues hizo.

El duque quedó en palacio y danzó aquella noche con las damas delante del rey y la reina, donde hobo mucho placer; y despues de toda la gente acostada y sigura, sa

lió D. Pedro Giron del monesterio donde estaba, y vino á donde estaba el duque en la cama, y hízole levantar, haciéndole entender que el rey le queria cortar la cabeza, porque fué sobre Gibraltar: por tanto que le convenia aquella noche salir de la eibdad, é ir á Portugal á casa de su hermana la duquesa de Berganza. El duque, como no habia fecho porque mereciese pena alguna, y habia visto tan buena gracia en el rey, quisiera no irse; mas D. Pedro Giron dijo tantas cosas al duque, é hizo que se las dijese su ayo Juan Ortiz, que como el duque era tan mochacho de trece años, hizo lo que D. Pedro Giron quiso.

Salieron entrambos de Sevilla á todo correr de caballos, y tal priesa se dieron al camino, que nunca los pudieron alcanzar, aunque por mandado del rey salieron muchos por los caminos con asaz priesa y diligencia. Sabido esto por el rey, envió á mandar á todos los alcaides de la tierra del duque, que viniesen á la corte so pena de la vida; y todos vinieron salvo el alcaide de Niebla, que no vino porque se lo dejó así mandado D. Pedro Giron, cuando pasó por allí con el duque. Y demandóles el rey á los alcaides las fortalezas, y luego las entregaron. El rey puso en ellas alcaides por la reina D. Juana su hija y por sí, y mandó á D. Iñigo de Velasco, asistente de Sevilla, que fuese á requerir al alcaide de Niebla, que luego entregase la fortaleza al rey. El alcaide no lo quiso hacer diciendo, que no la podia dar sin mandado del duque su señor, ó de D. Pedro Giron su gobernador, á quien tenia hecho homenage por ella.

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Visto esto, el rey envió á Niebla al alcalde Mercado, para que mandase al alcaide de Niebla por auto de justicia, al cual tampoco quiso dar la fortaleza ni la villa, teniendo cerradas las puertas y á buen recaudo. El alcalde le hizo sus requerimientos y autos, y así notificó á los alcaides, re

gimiento y concejo de Niebla, que se entregasen so pena de muerte. Y como pasó el término, envió á la villa de Utrera y á otros pueblos de la comarca de Sevilla por la gente de la guarda del rey. Y vinieron mill soldados, y como los vió el alcaide, concertóse con el alcalde Mercado de le entregar la fortaleza y de le dejar saquear el pueblo. Y así entraron los soldados en la villa de Niebla y la saquearon de tal manera, que no solamente quitaban á los de Niebla las haciendas, mas tambien las vidas y las honras, matando á muchos y forzando las mujeres y doncellas, y haciendo otros insultos grandes, que aunque fueran infieles, no pudieran ser mayores. A los alcaldes y regidores, á unos ahor caron, á otros colgaron por las piernas, y por otras partes, dándoles grandes tormentos. Fueron tantas las crueldades que este alcalde Mercado y estos soldados en Niebla hicie ron, que no he leido yo ni oido que entre cristianos otras tan grandes hayan sido. Acuérdome bien desto, que por muchos años no se quitó la lástima en los corazones de las gentes, de lo que los de Niebla padecieron.

El rey puso alcaide en Niebla, y luego dió cargo de la gobernacion del estado del duque, á D. Diego Deza, arzobispo de Sevilla, y á otros caballeros della. Y decian las provisiones, cédulas ó mandamientos que daban: "Nos los gobernadores y administradores de la persona y bienes, casa y estado del ilustrísimo señor D. Enrique de Guzman, duque de Medinasidonia, etc."

CAPÍTULO IV.

Como el duque D. Enrique de Guzman y D. Pedro Giron volvieron de Portugal á Castilla, y del fallecimiento del dicho duque.

Despues de haber estado el duque D. Enrique de Guzman y D. Pedro Giron su cuñado en Portugal casi tres años, el conde de Ureña y otros grandes del reino suplicaron al rey D. Fernando, Su Alteza aplacase el enojo que D. Pedro Giron le habia fecho en llevar al duque á Portugal sin su licencia; y de tal manera se trató este negocio, que el rey lo disimuló, y dió licencia para que el duque y D. Pedro Giron volviesen á Castilla. Y entonce trataron de venirse, y así lo hicieron: que se vinieron á la corte, y dieron sus descargos al rey D. Fernando. Y habiendo estado algunos dias en la corte, viniéronse á Osuna, porque el duque deseaba descansar de los muchos trabajos que para cuerpo tan pequeño y delicado como el suyo era, habia pasado. Porque de la súbita ida que fué dende Sevilla á Portugal con tanta presteza y aceleramiento sin una hora reposar, se quebrantó de tal manera, que nunca tornó á su ser. Y cuando vino á Osuna á descansar con su mujer D.a María de Archidona, doblóse el mal de tal manera, que los médicos no le supieron dar remedio. Y así pasados algunos dias, como le agravaba la enfermedad cada dia mas, habiendo recebido devotamente los Sanctos Sacramentos, falleció desta presente vida á veinte dias del mes de enero del año del Señor de mill y quinientos y trece años, siendo de edad de diez y seis TOMO XXXIX

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años. No dejó hijo alguno de su mujer. Tuvo el estado cinco años y medio.

CAPÍTULO V.

Como despues de muerto el duque D. Enrique de Guzman, D. Pedro Giron su cuñado se metió en Medina y la basteció de muchas cosas, y como salió della.

Fallecido el duque D. Enrique de Guzman, luego D. Pedro Giron se metió en el castillo de Medina, diciendo pertenecerle el estado del duque por parte de su mujer D.a Mencía de Guzman, hija mayor del duque D. Juan de Guzman; y' metió consigo mucha gente de guerra, y basteció muy bien el castillo de Medina de mantenimientos, armas, artillería mucha y muy buena, y municiones y otras cosas de guerra, con propósito de defenderse á cualquier poder que sobre él viniese.

Tenia D. Pedro Giron de que gastar largamente, porque fué fama comun, que el tesoro que el duque D. Juan dejó en Niebla, no aguardó á que la duquesa y el duque fuesen por él; más él fué por él y lo sacó y llevó. Decíase muy público, y así lo oí muchas veces, que habia hallado moneda que sumó ciento y treinta cuentos.

La duquesa D. Leonor de Guzman, madre de D. Alonso Perez de Guzman, á quien pertenecia el estado de Medina por el fallecimiento de D. Enrique de Guzman, pesóle mucho en ver que D. Pedro Giron se hobiese metido en Medina, y perturbase el estado al dicho D. Alonso Perez de Guzman su hijo. Ocurrió sobrello al audiencia real de Granada, diciendo como D. Pedro Giron contra todo derecho ocupa

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