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Gilaberte á lo comunicar todo con el dicho Serenísimo emperador mi hermano. Y en habiéndogelo comunicado vos ó él, y sabido cerca de todas las cosas susodichas la voluntad del dicho Serenísimo emperador mi hermano, véngase luego para mí con la respuesta de todo ello el dicho Luis Gilaberte, muy bien informado de todo lo necesario; y vos asimismo escrebírmeloeis por duplicadas vias. Fecha.

CORRESPONDENCIA

de D. Juan de Silva con Felipe II, relativa, en su mayor parte, á la expedicion de D. Sebastian al Africa.

Copia de carta original de D. Juan de Silva (1) á S. Maja, 6 de enero 1578.

Da noticia del estado de la enfermedad de la reina D. CatalinaNuevas del destronado xarife Muley Amet-Situacion de Africa, y dificultades que ofrece la proyectada expedicion de D. Sebastian-Armamentos que se hacen en Andalucía para esta em

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presa.

Archivo general de Simancas.Estado, núm 396.

S. C. R. M.

A último del pasado avisé á V. Maj.a particularmente de la indispusicion de la reina (2); y por ser cosa que tanto

(1) Don Juan de Silva, conde de Portalegre, desempeñó el cargo de embajador de Felipe II en la corte de Lisboa. Habiendo ido con el rey D. Sebastian á Africa, en la famosa batalla de Alca. zárquivir fué herido y cayó prisionero; pero Muley Harmeto que, por muerte de su hermano el Moluco, quedó señor de Fez y Mart ruecos, queriendo dar un testimonio de su buena amistad, al rey de España, puso en libertad á su embajador, siendo uno de los que acompañaron el cadáver de D. Sebastian, cuando fué traido á Por tugal.

(2) Era D. Catalina, mujer de Jaan III, y abuela de D. SebasTOMO XXXIX 50

cuidado dará á V. Maj.a, me parece que debo advertir á menudo del progreso de su enfermedad, que hasta agora no nos promete el buen subceso que se desea. Purgóse S. A. á dos deste; hizo la purga poco efecto y ningun alivio despues acá. Ha pasado una noche ó dos muy trabajosas, y tiene calentura contínua con muy poca gana de comer, y tanta escaseza de aliento que muchas horas del dia no pucde hablar sin gran dificultad. Todavía se esfuerza á estar en pié. Temen mucho los médicos algun accidente apretado de apoplejia ó perlesía, por estar muy ocasionada á padece, llos. Dios le dará la salud que es menester.

No he querido dejar de avisar á V. Maj.a; porque sea servido de no deferir el enviar á saber de S. A., que es cosa que la consuela mucho ver que tenemos cuidado de su salud aun los particulares; y así espero que le será de gran alivio la visitacion de V. Maj."

El rey hasta ahora no ha hecho mas demostracion que haber enviado dos dias há á Pedro de (1) Alcazova con órden de juntar los médicos, y de avisarle de su parecer. Tengo por cierto que verná esta semana y habrá tardado, buen pecado!

Dos respuestas contrarias entre sí se me han dado sobre lo del Xarife (2): una en forma y otra por una carta de

tian, la cual estuvo encargada de la crianza del rey, pues la madre de este, D. Juana, á poco de haber quedado viuda, se trasladó á la corte de su hermano Felipe II.”

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(1) Fué Pedro de Alcazoba, secretario del reino y del consejo de Estado, además de gran privado de Juan III. Caido en desgracia por arte del cardenal D. Enriqué, volvió nuevamente á la confianza de D. Sebastian, quien le nombró veedor de la hacienda, que era en Portugal el supremo oficio de palacio,ima

(2) El Xarife Muley Amet, desposeido de sus reinos de Fez y Marruecos por Abdel Malec, llamado generalmente en su tiempo el

Miguel de Mora. Ambas las envio á V. M., y dejé de enviar la primera con el correo pasado por llegarme órden que la retuviese. Esta segunda es mas conforme a lo que V. M.a tiene mandado al alcaide del Peñon cerca de no solicitar la entrada del Xarife en aquella fuerza. Ahora dice el rey que le envia hombre propio, y pide á V. M. se ordene al alcaide de que, en cuanto á recoger al dicho Xarife, haga lo que le pidiere la persona que el rey envia. V. M.a mandará considerar si esta órden se enviará algo limitada, presupuesta la variedad de resoluciones desta tierra y cuan extraordinarias son las mas veces. 1

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Luis de Silva Hegó aqui 3 dias ha de Salvatierra. Héle visitado de cumplimiento, porque no ha habido lugar de mover otras pláticas. Bien pienso que el rey ha de porfiar mucho la prosecución de su intento, y que no se ha de rendir tan presto al parecer de V. M.; mas tambien es de creer que, creciendo los inconvenientes y dificultades, y mirándolos de mas cerca; se querrá subjetar á la razon. Destruyenle avisos de Berbería, como se dá á entender por esa carta de Miguel de Mora; porque todos le facilitan la impresa.

Aquí ha llegado Diego de Torres, el que fué con el capitan Aldana (1). Téngole advertido que no muestre facilidad al rey, y él tambien es de opinion que son menester quince mil soldados pláticos y ocho mil gastadores; y crece tanto

Molucó Moluco, y tambien Meluco, segun se vé en esta correspondencia, pidió socorro á Felipe II á fin de recobrar sus estados. En vista de la negativa del monarca español, acudió á D. Sebastian, quien desde entónces (1576) formó la inmutable resolucion de pasar en persona al Africa.

·(1) El capitan español Francisco de Aldana fué enviado como persona muy experimentada en las cosas de Africa, para que, en traje de espía, observase cuanto allí pasaba Su juicio fué que habia

el número de los gastadores, por parecerle que conviene mucho abreviar tiempo, temiendo una invasion de moros numerosísima, y mucho mayor estando el Xarife desta parte. Y aunque este no tenga tanta plática de la guerra, tiénela de las fuerzas y pujanza de Africa, y confórmase con lo mismo que allá ha parecido. El rey holgó con él: es buen hombre y no pienso que ha de hacer daño al fin que se pretende.

Tambien he tenido una carta de un fray Luis de Sandoval que reside en Sevilla, y pienso que tendrá noticia dél V. M.a Avísame que hay tanto rumor de los preparamentos que el rey hace para esta jornada, que se tiene por cierto se mueve con gran fundamento y con parecer y gruesa ayuda de V. M.", y que esto mismo refieren los captivos que de poco acá han venido, por cosa pública en Berbería. Y entendiéndolo así este fraile, escribe al rey y envíale dos relaciones de unos hombres de Cádiz, cerca de la dispușicion presente de las cosas de Africa: el uno aconseja que se haga paz con Meluc, y afirma que dará los puertos, y persuade que luego se trate dello; el otro habla en ordenar la guerra, y pide doce mill soldados estranjeros y cuatro mil hombres de armas, y que con este fundamento se junte toda España.

Otra razon envia de pronósticos que los moros tienen de haberse de perder, y que han de reinar cristianos en Fez, fundados algunos en sus hechicerías, y otros en cierta pro

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grande peligro en realizarse la empresa de D. Sebastian. Este le oyó, y desentendiéndose de sus avisos y sano consejo, aceptó su oferta de que le serviria en la jornada, regalándole una cadena de oro, de peso de mil ducados. Llegada la época de la expedicion pasó al Africa, donde murió, haciendo prodigios de valor en la batalla de Alcazarquivir.

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