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los elementos, y contra el hombre, pasa una vida mas monotona, menos activa, y menos propia para comunicar energia al entendimiento, que el salvage ó Indio independiente. Posee aquella suavidad de caracter que pertenece al amor del reposo; no aquel que nace de la sensibilidad y de los movimientos del alma. La esfera de sus ideas no puede menos de ser pequeña, pues, no teniendo ningun comercio con los blancos, se ve separado de aquellos objetos con que la civilizacion Europea ha enriquecido al Nuevo Mundo. Todas sus acciones nacen de las necesidades del momento. Taciturnos,

nunca alegres, absortos en si mismos, se revisten de un aire sedentario y misterioso. Quando uno no ha residido mas que por corto tiempo en las Misiones, y que no está muy familiarizado con el aspecto de los naturales, está dispuesto á tomar el estado de indolencia, y de entorpecimiento natural, por una expresion de melancolia, y por una disposicion á la meditacion.

SECCION II.

DE LOS CHAYMAS.

DE la nacion de los Chaymas hay mas de habitan las Misiones de que

quince mil que

TOM. I.

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hemos hablado. Esta nacion, poco guerrera, ya que el Padre Francisco de Pamplona empezó á sugetar á mediados del siglo diez y siete, tiene los Cumanagótos hácia el oeste, los Guaraones hácia el este, y los Caribes hácia el sud. Ocupa aquel espacio lo largo de las elevadas montañas del Cocollar y del Guacharo, las orillas del Guarapiche, del rio Colorado, del Areo, y del Caño de Caripe.

Segun las observaciones estatisticas que el Padre Prefecto Fray Francisco de Chiprana hízo con mucho cuidado, habia en las Misiones de los Capuchinos Aragoneses de Cumana, 19 lugares de Misiones, de los quales el mas viejo fue establecido en 1728; conteniendo 1465 familias, y 6433 personas: diez y seis lugares de doctrina, de los quales el mas antiguo data de 1660; conteniendo 1766 familias, y 8170 personas.* Estas Misiones sufrieron mucho en 1681, 1697, y 1720, por las invasiones de los Caribes, que eran entonces independientes, los que quemaron las aldeas. Desde 1730 á 1736, la poblacion disminuyó á causa de las devastaciones de las viruelas, un mal siempre mas funesto á la raza de color de cobre que á los blancos. Muchos de los Guaraones, que habian sido reunidos, se volvieron á sus tierras

* Las labranzas pertenecientes á estas 35 aldeas, contienen 6554 almudas. El numero de bacas no subia en

1792 mas que á 1883.

pantanosas. Catorce Misiones viejas quedaron desiertas, y no se han vuelto á reunir.

Los Chaymas son, por lo general, bastante pequeños; y parecen mucho mas pequeños quando se comparan, no diremos con sus vecinos los Caribes, ó con los Payaguas ó Guayquilitas del Paraguay, todos ellos singularmente altos, pero con los naturales ordinarios dé America. La estatura comun del Chayma es cinco pies y dos pulgadas; es corpulento, tiene espaldas muy anchas, y el pecho estrecho. Todas sus miembros son redondeados y carnoSOS. Su color es el mismo que el de toda la raza Americana, desde las tierras lisas frias de Quito y Nueva Granada, á los ardientes llanos de las Amazonas. La influencia variada de clima no puede cambiarle : está ligado con las disposiciones organicas, que han sido transmitidas desde hace muchos siglos sin la menor alteracion de generacion en generacion. Si el color uniforme de la tez es mas roxo y de color de cobre hácia el norte, entre los Chaymas es, al contrario, mas pardo y moreno. nominacion de raza de color de cobre, no pudo jamas originar en la America equinoccial para designar á los naturales.

La de

* La estatura ordinaria de los Guayquilitas, ó Muayas, que viven entre 20o y 22o de latitud meridional, es, segun Azara, de seis pies Ingleses y media pulgada. Los Payaguas son igualmente altos, y han dado su nombre al Payaguay ó Paraguay.

La expresion de la fisionomia de los Chaymas, sin ser dura ni austera, tiene un no se que de sedentario y melancolico. queña y nada prominente.

La frente es pe

De aqui sucede

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que en varias lenguas de estos payses dicen para expresar la belleza de una muger, que es gorda, y que tiene una frente estrecha." Los ojos de los Chaymas son negros, hundidos, y muy largos; pero no les tienen tan obliquamente, ni son tan pequeños, como los de la raza del Mongol, de los que Jornandes dice que antes son puntos que ojos; magis puncta quam lumina. El lagrimal está bastante subido hacia las sienes; las cejas son negras, ó de un pardo obscuro, delgadas, y poco arqueadas; las pestañas son muy largas; y la costumbre de mirar á la tierra, como si estubiesen sumamente cansados, suaviza la mirada de las mugeres, y el ojo, con este velo, parece mas pequeño que lo que es. Si los Chaymas, y en general todos los indigenas del Sud de America y de Nueva España, se parecen á la raza del Mongol por la forma de sus ojos, lo subido de los huesos de la cara, lo largo y chato de su cabello, y por la falta casi entera de barbas; difieren esencialmente de ellos por la forma de su nariz, que es bastante larga, prominente de arriba á abaxo, y gruesa hácia las ventanas de la nariz, las que se inclinan hácia abaxo, como en todas las naciones de la raza Caucasiana. Su boca ancha, con labios poco salidos aunque

gruesos, tiene una expresion de bondad. El pasage de la nariz á la boca está marcado en los dos sexôs por dos sulcos, que van desde las ventanas de la nariz hácia las esquinas de la boca. La barba es muy corta y redonda; y las quixadas notables por su fuerza y anchura.

Aunque los Chaymas tienen dientes muy blancos y hermosos, como todos los hombres que pasan una vida simple, no son sin embargo tan fuertes como los de los Negros. El habito de pintarse ó teñirse los dientes de negro desde la edad de quince años, con el jugo de ciertas yerbas, y de la cal caustica, atráxo la atencion de los primeros viageros; pero á este momento es enteramente desconocida. Tales han sido las emigraciones de las diferentes tribus en estos payses, particularmente desde las incursiones de los Españoles que hacian el trafico de esclavos, que es muy posible que los habitantes de Paria, visitados por Colon y Ojeda, no fuesen de la misma raza que los Chaymas. Es dudoso, que la costumbre de teñirse los dientes

*Los primeros historiadores de la conquista atribuyen este efecto á las hojas de un arbol, que los naturales llaman hay, que se parece al myrto. Entre naciones muy distantes las unas de las otras, el pimiento tiene el mismo nombre ; entre los Haytianos (de la Isla de Sto Domingo) aji ó ahi ; entre los Maypures del Orinoco, a-i. Algunas plantas aromaticas y estimulantes, que no todas ellas pertenecen al genus capsicum, eran designadas por el mismo nombre.

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