monia á una columna erigida en un lugar sagrado, á la que le liaba, y en la presencia de toda la nacion los guerreros le mataban flechazos; despues de esto le sacaban el corazon, y le ofrecian sobre el altar de Bochica. SECCION XIV. DE LOS MUZOS. Los Muzos eran, y aun son notables por su enemistad por los Muyscas ó Bogotanos, con quienes estan en continua guerra. Su pays era rico en esmeraldas, y es montañoso, caliente, y humedo. Tenian una tradicion muy singular, que en tiempos antiguos habia al otro lado del Magdalena, la sombra de un hombre llamado Ari, la que se divertia en hacer caras de hombres y de mugeres en madera, las que arrojaba en el rio, del que despues salian transformadas en criaturas humanas; á estas las enseñó á cultivar la tierra despues se dispersaron, y de ellos vienen los Indios que habitan las regiones que le rodean. Los Muzos no tenian dioses, ni adoraban al sol ni á la luna, como los Bogotanos; pues, segun ellos decian, estos cuerpos fueron creados despues de las caras de madera, para que les alumbrasen quando se transformasen en seres vivientes. Las ceremonias del matrimonio eran muy singulares; la muger sacudia á su marido durante el primer mes de la boda. A sus muertos les secaban delante de un fuego lento, y no les enterraban hasta un año despues de su falecimiento: la viuda tenia que cultivar la tierra para mantenerse hasta el entierro, despues sus parientes la llevaban á su casa. SECCION XV. DE LOS ZAMBOS. EL Zambo es el hijo de un Negro y de una India, ó de un Indio y de una Negra. Su color es como el de un Griff 6 Cobb, el producto de un Mulato y de un Negro. El Zambo es bien formado, musculoso, y capaz de sufrir fatiga; pero todos sus gustos, todas sus inclinaciones, todas sus facultades, se dirigen al vicio. El nombre de Zambo tan solo significa en el pays aragan, borracho, embustero, ladron, y casi asesino. De diez crimenes que se cometen, los ocho pertenecen á esta clase de Zambos. La inmoralidad es su caracteristico. No se percibe esto en igual grado, entre los Negros, Mulatos, ó alguna otra raza, pura ó mixta. "¿Porque," dice Lavaysse, "los individuos que nacen de un Africano y de una Indiana, tienen mas fuerza fisica, mejores formas, mas intelecto y energia moral, que los Negros ó Indios ? ¿Porque, aunque el blanco es superior en fuerza fisica, mental y moral al Americo indigena, y al Negro, son los individuos nacidos de la union de un blanco con una Indiana, (los Mestizos, por exemplo), inferiores en las qualidades fisicas y mentales á los Zambos? ¿Porque se distinguen los Mestizos en general por su bella presencia, una fisionomia agradable, y la dulzura y docilidad de sus disposiciones? Porque es el hijo de un blanco y de una Negra, un Mulato, superior al Zambo en intelecto, pero su inferior en fuerza fisica ? En que consiste que quando estas razas se mezclan, sus descendientes son notables por una constitucion mas robusta y vigorosa, y por una energia natural mayor que la de los individuos nacidos en el mismo clima de padres de sangre Europea ó Africana sin mezcla ?"-Los que entienden la naturaleza de la mezcla de razas, podran responder á estas qüestiones. La absurda vanidad de todas estas razas mixtas está bien descrita por Humboldt—“ Pasamos la noche, dice aquel sabio, como de costumbre al aire, en una plantacion cuyo propietario se ocupaba en cazar tigres. Estaba casi desnudo, y tenia una complexion como la de un Zambo. Esto no le impedia el creerse de la casta de los blancos. Llamaba á su muger é hija, que estaban tan desnudas como él, Doňa Isabela y Doña Manuela. Sin haber dejado jamas las orillas del Apure, se interesaba mucho "en las noticias de Madrid, en aquellas guerras de nunca acabar, y en todas las cosas de alla." Sabia que el rey debia ir pronto á visitar" á los grandes de Caracas; pero," añadia chanceandose, "como los cortesanos no comen mas que pan de trigo, no pasaran mas arriba de Vitoria, y no nos vendran á ver aqui." Habia yo traido conmigo un chiguire, que pensaba asar; pero nuestro hospedador nos aseguro, que "una caza Indiana como aquella no era comida para nosotros caballeros blancos." De con siguiente nos ofrecio parte de un venado que habia matado el dia antes con una flecha, pues el caballero no tenia ni polvora ni fusil.-Como no veiamos su habitacion, creimos que un pequeño bosque de plantanos nos la ocultaba; pero este hombre, tan vano de su nobleza y del color de su piel, no se habia siquiera construido un ajupa de las hojas de palma. Nos convido á que colgasemos nuestras hamacas cerca de la suya entre dos arboles; y nos aseguro, con un aire muy complaciente, que si llegasemos á subir el rio en la estacion de la lluvia, le hallariamos baxo techo. Pronto, sin embargo, hallamos motivo de quejarnos de una filosofia, que, quando se funda en la indolencia, hace al hombre indiferente á las comodidades de la vida. Un viento furioso se levantó á media noche, los relampagos iluminaban el orizonte, el trueno rodaba, y en un momento nos hallamos mojados hasta el pellejo. Durante esta tempestad un suceso muy ridiculo sirvio para divertirnos un rato: el gato de Doña Isabela, que estaba agachado sobre una rama del arbol baxo el que estabamos en nuestras hamacas, se cayó durante la lluvia en la hamaca de uno de nuestros compañeros, el que herido con las uñas del gato, se despertó del profundo sueño en que se hallaba, imaginandose que alguna fiera del monte se habia hechado sobre él. Al oir sus gritos saltamos para ver lo que era, tubimos mucha dificultad en convencerle de su error. Mientras que llovia à torrentes en nuestras hamacas, y sobre los instrumentos que habiamos desembarcado, Don Ignacio nos estaba congratulando de lo afortunados que habiamos sido de habernos hallado en sus dominios, "entre gente blanca y de trato," sin tener que dormir en la playa. Mojados como estabamos, no nos podiamos facilmente persuadir de las ventajas de nuestra situacion, y escuchabamas con bastante impaciencia una larga narrativa que nos estaba haciendo de su expedición al rio Meta, del valor que habia desplegado en un combate muy sangriento con los Guahibos; y "del servicio que habia hecho á y |