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bierno sera el primero que haga este acto de justicia nacional, y de buena politica. Nosotros somos, por consentimiento universal, la nacion mas libre y comerciante de Europa. Nosotros no debemos á España una adhesion caballeresca á sus preocupaciones, que son, aun para ella misma, notoriamente perjudiciales, ó á sus deseos, que en este caso son indisputablemente impotentes. Ningun principio de la ley de las naciones, ninguna sugestion politica, ninguna forma de etiqueta, puede alegarse en favor de tan solo un momento mas de dilacion para reconocer, con la formalidad de una declaracion franca, la independencia que en el hecho exîste, y que hemos reconocido distintamente en nuestros reglamentos comerciales. Como nacion libre é independiente, estamos obligados á declarar formalmente lo que hemos tacitamente admitido. Como nacion comerciante, estamos obligados á reconocer unos estados cuyo comercio es de un precio incalculable para nuestras clases manufacturera y mercantil. Tampoco excluimos de nuestro modo de ver, la demanda sobre nuestro caracter liberal y generoso. El reconocimiento de estas Republicas, y nuestro trato sin interrupcion, contribuira esencialmente á extender sus planes, y á consolidar sus instituciones. Como nacion comerciante, libre, y generosa, debemos abrazar la amistad con que los Colombianos nos convidan.

SECCION II.

EMPRESTITO PARA COLOMBIA.

EL credito que Colombia ha adquirido, está fundado no solo en sus riquezas naturales, y ventajas comerciales, pero tambien en los sentimientos honrosos y en la conducta del Gobierno.

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En un parrafo de la celebre oracion del Presidente durante la instalacion del Congreso en Angostura, y en alusion á los acreedores extrangeros de la Republica, se observa, Aquellos amigos de la humanidad son los angeles guardianes de America, y á ellos les debemos un reconocimiento eterno, lo mismo que un desempeño religioso de las varias obligaciones que hemos contraido con ellos. ¡ Legisladores! la deuda nacional es el deposito de la buena fé, del honor, y del reconocimiento de Venezuela: respetemosla como la gloriosa arca que encierra los derechos de nuestros bienhechores, y la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos, antes de faltar en lo mas minimo al desempeño de nuestras obligaciones, que han sido los medios de la salvacion de nuestra patria, y de las vidas de sus hijos."

En el primer acto publico por el que se unieron las varias provincias que ahora forman la Republica de Colombia, se halla lo siguiente, en el articulo tercero:-" Las deudas que separa

damente han sido contratadas por las Republicas de Venezuela y de Nueva Granada, quedan reconocidas por esta ley in solidum, como la deuda nacional de Colombia. Toda la propiedad del Estado quedara hipotecada para su pago; y los ramos mas productivos de las rentas publicas se aplicaran tambien á él." Esta fue una declaracion voluntaria de la parte del Gobierno, y hace de ella una faccion tan prominente en su primer acto solemne como Republica, que hace ver que no son nada indiferentes á su credito publico.

La conducta del Sor Zea á su llegada á Inglaterra, como ministro plenipotenciario, fue en perfecta conformidad á estas solemnes promesas.

La tarea que el Sor Zea tenia que desempeñar presentaba muchas dificultades. Las disposiciones de muchas personas, y el estado de las cosas, no eran aun favorables; la desconfianza se habia arraigado en muchos corazones; muchos animos estaban exâsperados; muchos intereses se hallaban en colision. હૈં Debia el enviado de Colombia reducir á su exácto valor reclamaciones, la mayor parte de las quales eran dudosas, cuentas probablemente exageradas por contratantes, que quiza no habian nunca contado con ser pagados tan pronto, y tan exáctamente? ¿ Debio acaso tratar obtener una reduccion de unos quantos miles de libras? Lleno de un noble orgullo por la prosperidad futura y ahora cierta de su Republica, debia de haber disputado sobre el precio del socorro que habian dado á la Republica

en el momento de peligro,-en el momento de infortunio? El Sor Zea era demasiado ilustrado para confundir los derechos del representante de una nacion nueva y de consiguiente generosa, con el deber de oficial liquidante. Entre los muchos cuidados importantes que tenia que desempeñar, el de crear y alzar el credito de su pays llamaba toda su atencion. No vaciló un momento en ocuparse de ello, de un modo conforme á su caracter privado, y á sus sentimientos personales.

Las principales personas que tenian reclamaciones sobre los Gobiernos de Venezuela y Nueva Granada, fueron convocadas. Todos los ciudadanos de Colombia recibieron la misma invitacion. El Sor Zea les dirigio las siguientes palabras, que copiamos literalmente :

El Gobierno de Colombia no olvidara jamas el socorro que recibio en la epoca de sus desgracias. Tambien sabe que muchos de Ustedes han sufrido infinito por haberseles prolongado el reembolso de lo que tan generosamente avanzaron. Esto le ha afligido sumamente; pero ocupado en una lucha mortal, su primer y solo deber era exîstir, para que pudiese combatir con el enemigo, libertar al pays de su presencia, y lograr la independencia. En el curso de tan solo un año glorioso, se ha obtenido este doble objeto. Desde este momento, el gobierno volvío su atencion hácia los que contribuyeron á nuestra libertad. Entre las muchas misiones que se ha dignado confiarme, ninguna ha sido tan agradable como

la que me autoriza á calmar las inquietudes de Ustedes, la de reparar todas sus perdidas. Yo no vengo aqui á especular sobre sus temores. No traigo conmigo sino ideas que convienen á un pueblo magnanimo, y al heroe que preside sobre sus destinos. Colombia pagara todo quanto debe, qualesquiera que sea su origen ó su importe. Tiene el poder y la voluntad. Con nosotros, la justicia y las riquezas andan siempre juntas. Nuestras riquezas son inagotables; la fidelidad á nuestra obligaciones contractadas sera eterna. Muy pronto un monumento colosal se edificara en la capital de Colombia, para transmitir á la posteridad el nombre de aquellos heroes que han vertido su sangre en la guerra de la libertad, y de aquellos extrangeros que por sus esfuerzos valerosos, ó socorro pecuniario, han contribuido al feliz suceso de nuestra gloriosa causa. En el entretanto, señores, á Ustedes les toca hacer aquellas disposiciones que mas convengan con sus intereses. Les dexo á Ustedes entera libertad para reflexionar sobre esto. Esten Ustedes seguros que estoy autorizado por mi Gobierno, y dispuesto por mis propios sentimientos, á hacer quanto tienda á facilitar la liquidacion de sus reclamaciones, y á remunerarles por las perdidas que hayan incurrido. La guerra no ha agotado nuestros recursos. Nuestro suelo, nuestras minas, y la fertilidad de nuestra tierra, no nos pueden nunca faltar. Estaremos siempre prestos á declarar con gusto, que el goze de todas nuestras

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