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tando y bailando, y traian á los que habian de sacrificar con muchas plumas y chalchivites (*) en los piés y manos, con sartas de cacao al pescuezo, y estos (70) traian los capitanes enmedio de sí. Salia el Papa y sacerdotes con los demás del pueblo á recebillos con baile y música, y los caciques y capitanes, ofrescian aquellos indios al Papa para el sacrificio. Íbanse luego todos juntos al patio de su teupa, y bailaban todos los dias y noches susodichos, y en medio del patio ponian una piedra, como poyo, y sobre ella echaban al indio que habian de sacrificar, de espaldas, y los cuatro sacerdotes tenian al indio de piés y manos. Salia el mayordomo con muchas plumas y cargado de cascabeles, con un jon de piedra en la mano, y le abria el pecho y le sacaba el corazon, y en sacándolo lo echaba en alto á las partes de los cuatro vientos, y la quinta vez lo echaba en medio del patio, derecho en alto cuanto podia, y decia: "Toma, Dios, el premio de esta victoria." Este sacrificio era público, de modo que chicos y grandes lo vian.

nava

Los que eran soldados de la guerra, no dormian en sus casas con sus mujeres, sino en unos calpules (71) que tenian diputados para ello; lo propio hacian los mancebos que amestraban el arte de la milicia, y de dia iban á casa de sus mujeres á comer y beber y de allí á sus millpas, y siempre quedaba una compañia á guardar el pueblo. Conocíanse los valientes, en cuanto tenian más agujeros en su miembro; el que más, aquel era más valiente. Las mujeres sacrificaban las orejas y lengua y se labraban todo el cuerpo, y la sangre que les salia, la cogian en algodones y la ofrecian á

(*) Chalchivites ó chalchicuites, piedras verdes á modo de esmeraldas, con que los indios formaban collares, brazaletes y otros adornos semejantes.

[70] En lugar de estas, debe decir estos, por referirse esta palabra á los soldados que regresaban.

(71) Los calpules son, segun Palacio, una clase de cuarteles ó casas consejiles donde los soldados pasaban la noche, y que eran vigilados por ciertas familias que servian de guardas. Prescott en su Historia de la conquista de Mexico (tomo I, p. 32), dice: “Asignaban los Mexicanos á cada distrito comunal en que estaba dividido el país, cierto número de calpuli, por los cuales tenian que pagar un impuesto. Los terrenos dedicados á este objeto eran propiedad comunal, y como tales no podian ser enajenados, y volvian á la comunidad cuando desaparecían las familias que servían de guarda.”

sus ídolos; las mujeres á Itzqueye y los hombres á Quetzalcoatl [72].

Las supersticiones que hacian para sus sementeras, era que tomaban en unas jícaras pequeñas todas las suertes de semillas que querian sembrar, y las llevaban ante el altar de sus ídolos, y en el suelo hacian un hoyo y las ponian por su órden y las cobijaban con tierra, y sobre ellas ponian un brasero grande con muchas brasas y con copal y ulí, y los cuatro sacerdotes se sacrificaban las orejas y narices, y por ellas se metian unas cañas largas y las quemaban ante sus ídolos. Otras veces sacaban sangre de la lengua y miembro, y pedian á sus ídolos les diesen frutos y que fructificasen todas las semillas de la tierra. El Papa se sacrificaba la lengua, orejas y miembro, y con la sangre que desto salia, untaba los piés y manos á los ídolos, é invocaba al demonio y hablaba con él, y le decia los tiempos que habian de subceder, y mandaba á aquellos cuatro sacerdotes, dijesen al pueblo lo que el ídolo le habia dicho, y siempre concluian esta plática con mandalles que tuviesen comunicacion con sus mujeres y de allí fuesen á sembrar [73]; y este era el sacrificio de las semillas.

Lo que hacian en los sacrificios de la pesca y caza, era que tomaban un venado vivo y llevábanlo al patio del Cu é iglesia que tenian fuera del pueblo, y allí lo ahogaban y lo desollaban y le sacaban toda la sangre en una olla, y el hígado y bofes y buches los hacian pedazos muy pequeños y apartaban el corazon, cabeza y pies, y mandaban cocer el venado por sí, y la sangre por sí, y mientras esto se cocia, hacian su baile. Tomaban el Papa y sábio la cabeza del venado por las orejas, y los cuatro sacerdotes los cuatro pies, y el mayordomo llevaba un brasero, do se quemaba el corazon con ulí y copal, é incensaban al ídolo que tenian puesto y señalado para la caza y pesca. Acabado el mito

[72] La costumbre religiosa de sangrarse que los Mexicanos tenían, era muy comun y se practicaba como penitencia. Hacíanse las sangrías en varias partes del cuerpo con espinas de maguey y pedazos de caña aguzados, recogiendo la sangre en copos de algodon que, impregnados de esta sangre, sacrificaban á sus ídolos. Generalmente y para este objeto extraían la sangre de las orejas, de la nariz, de los labios y del miembro viril.

[73] Véase la nota 26 (p. 16) donde se habla más extensamente de esta costumbre.

te, ofrecian la cabeza y piés al ídolo y chamuscábanla, y despues de chamuscada, la llevaban á casa del Papa y se la comia, y el venado y su sangre comian los demás sacerdotes delante del ídolo; á los pescados les sacaban las tripas y los quemaban ante el dicho ídolo. Lo propio era con los demás animales.

Lo que usaban cuando parian las mujeres, era que si llamada la partera, la preñada no podia parir, luego la hacian decir sus pecados, y si no paria, hacia que se confesase el marido, y si no podia con esto, si habia dicho y confesado que conocia alguno, iban á casa de aquel y traian de su casa la manta é pañetes, y se las ceñian á la preñada para que pariese; y si esto no bastaba, el marido se sacrificaba las orejas y lengua. Y cuando la criatura nacia, si era hombre, le ponian un arco y flechas en la mano, y si era mujer un huso y algodon, y la partera le hacia en el pié derecho una raya con tizne. Significaba esta raya, que cuando fuese grande, no se perdiese por los montes. Pasados doce dias, llevaban la criatura al sacerdote, y á aquel que la llevaba, le cortaban ramos verdes en que pisase; y llegado ante el sacerdote, le ponia el nombre de sus abuelos 6 abuelas, y le ofrecian cacao ó gallinas, y estas eran las ofrendas de los sacerdotes. Llegados á casa con la criatura, la partera tomaba á la recien-parida y la llevaba á lavar al rio, y ofrecia al agua cacao y copal, y esto hacian porque el agua no le hiciese mal.

Los ritos de sus difuntos, era que si fallecia el cacique ó algun capitan ó señor, ó hijo ó mujer destos, los lloraba el pueblo cuatro dias y cuatro noches; á la cuarta noche, cuando amanecia, salia el Papa y decia que el ánima de aquel cacique estaba con los dioses y que no llorasen más. Todos estos se enterraban en sus propias casas, asentados y vestidos con todos sus bienes; y aquellas cuatro noches y dias, su llorar era como á manera de mitote, cantaban sus hazañas y linajes, y si era cacique, luego otro dia, el Papa y todos los demás del pueblo, tomaban por señor al hijo ó hija, si los tenia, y si no al hermano ó pariente más cercano, y á la eleccion de este se hacian grandes bailes y fiestas y sacrificios, y él daba de comer á todos los capitanes y sacerdotes en su casa. Si el difunto no era principal, solo le lloraban sus parientes

y sus hijos; y si á alguna mujer se moria la criatura, guardaba la leche cuatro dias, que no la daba á ninguna otra criatura, porque tenian por agüero quel difunto le haria (74) algun daño ó mal. Este sacrificio se llamaba navitia.

El cacique era su oficio mandar sembrar y casar á los indios (75), y siempre los casaban con muchachas (†), y cuando estaban concertados, si acaso el yerno encontraba al suegro, torcia el camino; lo propio hacia la nuera á la suegra. Y hacian esto porque el diablo les decia, que no habrian hijos si se topasen con los suegros. El casamiento y boda se hacia de esta manera: los padres de la novia iban por el novio, y lo llevaban al rio á lavar, y los parientes del novio iban por la novia; y lavados en el rio ambos, los envolvian á cada cual en su manta blanca, nueva, y los llevaban á la casa de la novia, y los ataban juntos en las dos mantas añudadas, desnudos en cueros. Los parientes del novio daban de presentes á la novia jicoles (76), mantas, algodon, gallinas, cacao;

[74] El original debe decir sin duda alguna haria, en vez de havia. [75] Aquí, como en casi todos los pueblos civilizados, existía el matrimonio civil natural, y quedaba á opcion de los interesados completarlo por medio de ceremonias religiosas. Nos parece esto tanto más sorprendente, cuanto que el clero de los Mexicanos tenía aun más influencia que la que ha tenido jamás entre las naciones cristianas.

[76] La palabra jicoles del texto, es probablemente un error, y debe leerse jicotes, que es el nombre indígena de las abejas (Véase la nota 15, p. 11). Esta suposicion tiene tanta más razon de ser, cuanto que es sabido que la cera era uno de los principales productos del país de los Mayas, y pertenecía al número de artículos de que pagaban tributo: tambien pagaban de tributo copal, mantas de algodon, maiz, &. (Véase Estudio Historico sobre la raza indigena de Yucatan por D. Crescencio Carrillo. Veracruz, 1865, p. 10) (k).

(k)_ Á mi juicio no hay error de escritura en la palabra jicoles del texto. En un documento del siglo XVII que se conserva original en los archivos de la Real Audiencia en Guatemala, y del cual yo mismo saqué una copia, se refiere la expedicion que en el año de 1619 hizo el gobernador y capitan general de la provincia de Costa-Rica, D. Alonso de Guzman, para el castigo de los indios Auyaques, situados en los confines de Tierra-Adentro, frontera de Talamanca, á orillas del rio Tarire (Teriri 6 Teliri de hoy, y Estrella en el mapa de Kiepert), que se habian rebelado desde 1615 y dado muerte á su doctrinero fray Rodrigo Perez. En ese documento en que, entre otras cosas, consta la perfidia con que el gobernador y su gente se apoderaron de más de 400 indios, que sacaron amarrados hasta Cartago, y de los cuales unos murieron de enfermedades, otros fueron ahorcados y el resto repartidos entre sus llamados conquistadores, se dice que el gobernador recogió entre aquellos indios y se aproSegun aparece, las viudas no se volvían á casar.

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y los parientes de la novia lo mismo al novio, y luego comian todos juntos; á estos casamientos se hallaban el cacique y el Papa, de necesidad.

En lo que tocaba al parentesco.

Tenian un árbol pintado, y en él siete ramas, que significaban siete grados de parentesco (77). En estos grados no se podia casar nadie, y esto se entendia por línea recta, sino fuese que alguno hubiese fecho algun gran fecho en armas, y habia de ser del tercer grado afuera. Por linea trasversa, tenia otro árbol con cuatro ramos, que significaban el cuarto grado; en estos no se podia casar nadie.

Fuera de otras leyes que los indios tenian en toda esta provincia, tenian los de esta nacion por inviolables las siguientes (78):

Cualquiera que menospreciaba los sacrificios de sus ídolos ó sus ritos, moria por ello.

[77] Bien conocido es lo que varia el cómputo de los grados de parentesco en varias naciones: así, p. e., los primos hermanos por la ley canónica estan en segundo grado, y por la romana en cuarto grado: porque por la ley canónica es regla quot generationes tot gradus. (Véase Compendio de los derechos de la Iglesia por Richter, é Historia de las costumbres de Roma por Friedländer.)

[78] Los castigos tan severos mencionados aquí, se encuentran tambien en otros pueblos, donde comienza la transicion de cierto grado de civilizacion á otro superior. Nos sorprende ver que el castigo que se imponía por trato ilícito con una esclava ajena, se castigara tambien por los antiguos Romanos con idéntica pena.

pió algunas águilas de oro, jicoles, mantas, chaquira (piezas redondas de concha nácar que era la moneda de aquellos indios), hachas, ovillos de hilo y otras cosas. Seria muy rara coincidencia que el mismo error que, segun el Dr. v. Frantzius, hay en el texto del Informe de Palacio, lo hubiera tambien en el documento original en cuestion: error tanto más inexplicable, cuanto que en la caligrafia del siglo XVII es casi imposible confundir la con la t, que eran dos letras que se diferenciaban más que las que actualmente se emplean. Yo debo confesar que no me acuerdo haber leido la significacion de la palabra jicoles; y la falta de libros de consulta no me permite aclarar por ahora esta duda. Es probable que la palabra jicoles fuera el nombre de alguna alhaja del uso de los indios; pero lo que para mí es fuera de toda duda, es que no está empleada equivocadamente por jicotes, pues no se concibe que el gobernador Guzman_viniera desde Talamanca hasta Cartago trayendo jicotes, que era cosa de ningun valor, incómoda para trasportar y tan comun que apénas si se halla tasacion de indios tributarios en que no se obligue á cada uno de ellos á pagar anualmente á su encomendero, entre otras cosas, 4 cuartillos de miel (1 azumbre ) y 1 libra de cera.

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