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amor que gira solo en el vacío, y que no tiene otro gérmen ni otro alimento que los delirios de la fantasía; sino de ese otro amor puro, inefable, inmortal, que Dios envia al hombre en las rápidas horas de una existencia afortunada.

-Yo solo pienso, me respondió Emilio, en que empiezan ya á ponerse amarillentas esas hojas, y que bien pronto vendrán á tierra y quedará el árbol desnudo. Si alguna vez pisas las que caigan alrededor de mi sepulcro, su crugir pavoroso te parecerá que es un quejido lastimero que yo te envio. Piensa entonces en mí, y pide al cielo que me conceda mas tranquilidad en mi descanso que la que me ha concedido sobre la tierra.......

-No te entregues, le dije, á esas reflexiones, que me desgarran el alma. Cada dia avanzas en tu convalecencia, y bien pronto habrás recobrado enteramente la salud. Yo me quedaré aquí con vosotros. Plantaremos flores, criaremos pájaros, pintaremos cuadros, á lo que me han dicho tienes suma aficion; y cuando se abran para mí las puertas de la patria, tú te vendrás conmigo para que te conozca mi madre, tan parecida á la tuya, y que tiene tambien un hijo tan tierno y solícito como tú.

-No, me replicó vivamente, y con un acento de profunda amargura. Yo no volveré jamás á España; y sin embargo no puedo maldecir á ese pais en que he gozado tanta felicidad.......... Apresuremos nuestra vuelta á la casa, porque me siento peor.— Con efecto, noté que la fisonomía de Emilio se habia alterado; y recordando la emocion que esperimentó en la diligencia al oirme decir que era español, comprendí que de aquel pais venian todos sus pesares, y me arrepentí, aunque tarde, de mi segunda imprudencia.

Al día siguiente recibimos el correo, y con él la noticia de haberse dado por el gobierno español una amnistía para los emigrados políticos, lo cual me alianaba desde luego el camino del regreso. Yo me propuse, no obstante, permanecer entre aquella desgraciada familia, hasta que el triste drama que se estaba representando á mi vista llegase de uno ú otro modo á su término. Mi amigo tambien recibió cartas de España. Solo me dijo

por entonces que eran atrasadas; pero es lo cierto que debieron causarle una emocion terrible, porque desde aquel punto fué empeorándose el estado de su salud. Al sétimo dia de esta recaida, el médico me encargó que separase del lado de Emilio á su madre, porque era de temer que muriese aquella misma noche. Lo conseguí despues de mil instancias y ruegos, y me propuse pasar las horas haciendo compañía á aquella anciana desolada. A poco rato entraron á llamarme de parte de Emilio.

-Toma ésa llave, me dijo: abre con ella el baul que tiene candado, de los que yo traia en el viaje. Dentro hallarás un manuscrito tráelo, que tengo que hacerte algunas prevenciones.

Luego que lo recibió de mi mano, echó sobre él una rápida ojeada, y volviéndomelo á entregar, añadió:-Léelo sin perder una hora, porque no deben ser muchas las que me quedan de vida. Ahí hallarás mi historia, bien desgraciada por cierto. Pero no. Los hombres pacíficos y algun tanto oscuros como yo, aun cuando tengan virtud, no tienen historia. Para tenerla se necesita ser un personaje ruidoso, aunque este ruido se haga sentir en las lágrimas y la destruccion del género humano. La historia nos ha conservado cuidadosamente el nombre de Sila por sus proscripciones; el de Claudio y Caligula, porque fueron tiranos y verdugos, y el de Neron por sus crueldades y porque hizo matar á su propia madre. En nuestra época la historia ha enaltecido á Napoleon, porque segó una generacion entera, porque tomó posesion de la Europa, como un señor feudal de sus castillos, y porque escribió su nombre con precipitada mano sobre las pirámides de Egipto, á la manera que el peregrino escribe el suyo en las paredes de un monasterio que encuentra en su tránsito en el desierto, y que no ha de volver á ver. La historia se inclina siempre ante los que obtienen el poder, sin pedirles los títulos ni examinar el modo en que lo ejercen. Así han llegado hasta nosotros las llamadas hazañas de tantos conquistadores que han sido azotes lanzados sobre los pueblos por el brazo de Dios en los terribles instantes de su cólera. Para el filósofo sin preten

siones y sin renombre que vive separado del mundo, sin que con él tenga otros lazos que los de la filantropía, ni otro comercio que el de los beneficios que le dispensa, para ese la historia se desdeña de tomar la pluma. Yo no tengo historia; pero como quiera que sea, lee ese manuscrito y vuelve á verme en el momento que lo hayas concluido. Entonces moriré consolado, porque te habré satisfecho una deuda de amistad con mi confianza, y tambien porque podré pronunciar en tu presencia el nombre que adoro, y oirlo repetir por la boca de un hermano.

El manuscrito que me entregó, es el que ahora doy á luz. Mucho tiempo he vacilado antes de decidirme á publicarlo.-Bastantes lágrimas hay en el mundo, me decia á mí mismo; no queramos aumentarlas.-Pero esta consideracion debia ceder á una verdad harto dolorosa. ¿Por ventura, el mundo de hoy es el mundo del sentimiento, ó el mundo del egoismo? ¿El mundo del candor, de la buena fé, de la sinceridad y de los tiernos afectos; el mundo de la hidalguía y del honor en la conducta de los hombres; ó es, por el contrario, el mundo que ha capitulado con los deberes y con la conciencia; el mundo de los goces materiales, y que se agita y canta en orgías abominables al compás de los ayes de los muchos desgraciados que lo pueblan? No: no temamos hacer llorar con la relacion de las desgracias de un mortal que pasó ignorado y desapercibido, porque el mundo no es ya un niño tímido é impresionable, sino un viejo escéptico que ha perdido á un tiempo la sensibilidad y la fé.

Una advertencia quiero añadir. Conozco la gran desventaja para el escritor de colocar la accion en tiempos inmediatos á los lectores y en lugares que les son conocidos. La familiaridad con los sitios y con las épocas es un obstáculo á las impresiones fuertes, y destruye todo el encanto que la distancia produce por sí sola hablando á las imaginaciones. Y sin embargo, yo no he vacilado por esta consideracion; porque á pesar de esta desventaja, he preferido pintar algunos lugares de mi hermosa patria, y cantar el génio y la belleza, tan comunes en sus mugeres. Chateaubriand se propuso en Atala y en Velleda ofrecer

los rasgos del amor de las selvas, ó del amor del delirio; yo deseo bosquejar el amor que pueden inspirar los hábitos sociales, la cultura y la ciencia que proporciona la civilizacion. Muy grato seria para mí que la educacion de las mugeres mejorase cada dia, y que se hallaran muy frecuentemente en el mundo tipos parecidos al de mi creacion fantástica. La ley del progreso intelectual y moral, no debe hallar una escepcion en esa mitad querida de la especie humana, que indudablemente mandará en la otra, cuando al poder de sus gracias reuna el poder mas sólido que dan la superioridad del talento y de la instruccion.

MANUSCRITO.

La memoria es una amiga festiva y complaciente cuando nos presenta cosas agradables; pero es una enemiga cruel cuando renueva nuestras heridas, ofreciéndonos los recuerdos amargos del bien que hemos perdido, y de la esperanza que para siempre huyó. Por eso sin duda ha dicho el Dante:

Nessun maggior dolore

Che ricordarsi del tempo felice
Nella miseria.

Y sin embargo, yo no sé qué secreta mágia tienen esas reminiscencias, que siempre volvemos á ellas mostrándonos ingeniosos en atormentarnos; y es que los ensueños valen mucho cuando ya se ha perdido la realidad y es que el rigor de un destino inexorable se templa al acordarnos de las dulces horas que pasaron en la dicha: y es que los mismos males tienen un sabor de felicidad y de consuelo, á que el corazon no renuncia sino con pena. Yo no cambiaria mis recuerdos, tan dolorosos como son, por todos los tesoros de la tierra. Quiero, por el contrario, alimentarme con ellos; quiero mecerme contínuamente sobre sus alas sombrías; quiero recorrer con la imaginacion los sitios por donde se deslizó mi entonces plácida existencia; quie

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