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amigas brisas. El sitio era en estremo agradable. La madre de Elisa leia á alguna distancia, y ella y yo nos habíamos senta→ do junto à una fuentecilla, que á través de sus aguas bullidoras nos mostraba el delicado bordado de sus arenas. El perro de un cazador que andaba por allí cerca, se habia tendido á nuestro lado, y jadeante por la fatiga demostraba en su mirada y caricias su reconocimiento por el descanso que le permitíamos gozar entre nosotros. De repente suena un tiro, y un gavilan cae muerto a nuestra inmediacion. Una paloma perseguida, y libre por aquel acaso, abate su vuelo hasta rozar el sombrero de Eli'sa, y desaparece por los aires lentamente, como quien nada tiene ya que temer, y deja con pena á una hermosura, á cuya presencia acaba de salvarse. Reparé en Elisa que estaba toda demudada. Una palidez mortal cubria su rostro, y una anhelacion indecible se revelaba en los movimientos de su pecho.

¿Qué tienes? la pregunté asustado. Una detonacion y la muerte de un ave de rapiña, no son causa bastante para conmoverse de ese modo.

-No es ese el motivo de mi agitacion, me dijo. Yo habia visto á esa paloma inofensiva desde muy lejos. El gavilan la perseguia, y con su velocidad gahaba rápidamente el espacio que le separaba de su víctima. No sé por qué presentimiento ó por qué instinto doloroso me parecia que yo era esa pobre palo'ma, y que iba a morir presa de un perseguidor. Yo me había identificado con el ave fugitiva, y no temia por ella sino por mi, porque mi fantasía estraviada me hacia tender el tímido vuelo por las regiones del viento y verme palpitante entre las 'uñas sangrientas de mi enemigo. En esto el tiro del cazador le ha derribado, y yo me he creido libre como quien despierta de una horrible pesadilla. di

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Detúvose un momento para enjugar una lágrima, y despues añadió: -Esa paloma ha encontrado en un desconocido un amigo

que la salve. ¿Pero quién me salvará á mí, pobre paloma del

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desierto, si la persecucion ó la desgracia baten sobre mi existencia su vuelo destructor? A

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Yo; respondi enagenado cogiendo sus manos y poniéndolas sobre mi corazon Yos que te amo desde que te vi; yo, que te amo mas que esa paloma amará á los hijuelos que cobija en su nido; yo, que te amo mas que esas abejas susurrantes que giran en torno nuestro aman el cáliz de la flor en que liban el néctar que ansiosamente buscan; yo que te amo mas que toda esa naturaleza, testigo de estas solemnes palabras, ama al Hacedor que al soplo de una palabra fecunda la hizo nacer de la nada. Yo, Elisa Ahora habla tú y decide de mi vida ó de mi muerte. l es

Yo dijo Elisa encendida y bajando tímidamente sus ojos, creo que hace mucho tiempo estoy adivinada, y que no necesit taba decirte lo que tú ya conoces. Si, Emilio te amo cuanto puede amar una muger, cuyo corazon es siempre mas sensible y mas rico en afectos que el vuestro.if 95 on supens arersibnot

→Y bien, Elisa, la repliqué; el amor no basta: mas allá de la pasion hay otra cosa; un altar donde se corona y se santifi+ ca. Déjame que te conduzca á él, y que allí construya la guarida donde mi tierna paloma ha de encontrar la seguridad y el amparo que hace poco echaba de menos. Ven; unámonos por el·lazo de himeneo, y que yo pueda darte bien pronto el, dulce nombre de esposatom 22) novel regenh ́éa y, uslolziqe mbushnoq No, jamás, dijo Elisa, levantandose bruscamente y retirando su inano que yo tenia aun asidą lemiesgo dines odasın

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Yo quedé petrificado, poseido a la vez de sorpresa y de es tupor. Pasaron algunos instantes de siniestra calma. Elisa estaba en pie, y su mirar vago y penetrante y el temblor de sus manos cruzadas, me dejaban conocer cuanto padecia. Yo continuaba sin movimiento y sin palabra y cualquiera que me hubiera visto hubiera creido que era un réprobo que acababa de oir la sentencia de su condenacion. Al fin, ella vino á sentarse otra vez á mi lado, y con voz conmovida me dijo: etes n - Vas á escucharme, Emilio. Un dia me hablabas de la

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franqueza y confianza, y no podias conocer el daño que me estabas haciendo. Voy, pues, á hablarte con esa confianza y franqueza, y á descubrirte el obstáculo que se opone á que yo pueda llamarme jamás esposa tuya! Tenemos todavía un largo rato de que disponer; el dia es hermoso, y todo aquí respira tranquilidad y alegría. Todo, menos yo, que nací ya destinada al dolor y al llanto, Dish Mode

Mi madre, á quien ahora ves macilenta y ajada, poseía antes una belleza sorprendente y una imaginacion la mas feliz; pero los pesares marchitan la tez, las lágrimas surcan el rostro, y cuando se ha sufrido mucho, el alma se concentra en sí misma para vivir solo en sus reminiscencias. Es como la flor que há quedado inodora, porque la tronchó el ábrego, y la tempestad le robó toda su fragancia. Tenia diez y siete años cuando fué á la córte con su padre, anciano y enfermo. Pocas veces vió al mio en réuniones que frecuentaba; pero sus corazones se entendieron aunque no se hiciesen ninguna declaracion. Regresando mi madre á su provincia, tuvo la desgracia de quedar huérfana, y le fué indispensable dirigirse para un negocio de que dependía su porvenir, al hombre de quien conservaba un recuerdo dulce y agradecido, y quien en la posicion elevada que ocupaba, pudo por segunda vez dispensarle un señalado servicio. Con este motivo empezó entre ellos una activa correspondencia epistolar, y se despertaron las memorias que tal vez dormian ó que estaban debilitadas por la distancia. Mi madre cuando escribe apasionada, no forma letras, estampa sobre el papel carbones encendidos que abrasan cuanto tocan. Su' pluma vuela al compás de su fantasía; y hay tanto sentimiento en lo que espresa y lo pinta con tal vehemencia, al paso que con tanta sencillez y candor, que no podria dejar de conmoverse ni aun el alma mas rebelde y dura. La de mi padre era en estremo sensible, y se entregó ciega y confiada a la pasion que le inspiraban aquellos caractéres de fuego, e ob astuce & my

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En este estado y despues de dos años, Ta casualidad 6 la fatalidad mas bien, hizo que mi padre y mi madre se encontra

sen en un viaje que ambos hacian por mar. Aquella era la vez, primera que podian verse y hablarse libremente, y entonces fué cuando sentados sobre la cubierta del buque, alumbrados por la luz blanda de la luna, halagados por los suaves cefiros, y teniendo por únicos testigos á los refulgentes astros, pronuncia ron un juramento de amor, cuyos ecos rodaron sobre la superficie mansa de las aguas, y recogieron por último las olas para guardarlos en su seno eternamente. La travesía fue muy breve, yuna nueva separacion, vino á emponzoñar la vida de aquellos amantes dichosos. moll et à estqesh ebinov sil

Pero he dicho que las olas habian recogido sus juramentos, y de allí los arrancó el destino para ordenar que se cumplieran. La familia que quedaba á mi madre fué à establecerse à Madrid, y los dos corazones que tan tiernamente se amaban, se estrecharon de nuevo de una manera indisoluble. Vivian por el amor y para el amor, y habian olvidado al mundo para pensar solo en su felicidad. En esta época naci, yo noong proga mne

Una memoria felicisima heredada de mi padre, me hace recordar con exactitud cuanto presenciaba cuando solo, tenia tres años. Mi padre venia a vernos dos veces al menos cada dia, y jugaba conmigo como si fuera un niño de mi edad. Acuérdome que al despertarme, muchas veces le veia sentado à mi lado, fija en mi su mirada penetrante y triste, y que una lágrima rodaba por sus mejillas. Otras veces, en medio de nuestros juegos, parecia asaltarle un recuerdo, un temor ó un presentimiento, y entonces me abrazaba y besaba con una efusion que yo no podria esplicar. Abria, sin duda, con el pensamiento el libro del porvenir, leia en él el renglon escrito sobre mi nombre y presagiaba entristecido la suerte que me aguardaba en el mundo, in 99 sq ia v

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Todas las noches me tomaba en sus brazos, y me contaba consejas que me, entretenian dulcemente. Dulcemente corrian para nosotros aquellas horas serenas que parecian encantadas por el ángel de la inocencia y de la melancolía. Largos intér valos en que no se oia mas ruido que el compasado de la pén

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dola y el sonar de la campana, que en cada golpe Davisa al hombre el curso rápido de sus dias; palabras tiernas de cariño que oia salir de los labios que besaba, y que ya no volveré 1á' lå ver; caricias del corazon, que solo el corazon distingue y solo él sabe apreciar, formaban una especie de éxtasis delicioso, á cuyo arrullo me dormia yo sin inquietudes y sin pesares. Mi padre aproximaba al mio su rostro, nuestras respiraciones se confundian, y yo notaba en su pecho una agitacion, cuya causa y' yo' me era desconocida, y que el tiempo, que es siempre un severo maestro, ha venido despues á revelarme.

Mi padre me enseñó á escribir y despues à leer. Y digo que siguió este método, porque primero me hizo trazar las letras y aprender su nombre, dejando para mas tarde instruirme en las combinaciones que forman silabas y palabras. Todo mi sistema caligráfigo lo redujo a tres líneas cardinales, y así mi enseñanza fué obra de muy pocas lecciones. Decia que lo primero que se desarrolla en nosotros, son los sentidos, y que el secreto de la éducación está en seguir los pasos de la naturaleza, y marchar siempre de acuerdo con ella. Por eso al tiempo que me enseñaba á trazar los caractéres escritos, me daba tambien leccion de dibujo y de geografía, y hacia que me la diesen de las labores de mi sexo. teg

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Cuando mas tarde mi memoria se desarrolló completamente, me enseñó idiomas, la historia, la botánica y algo de quimica; y para empezar á forinar mi corazon, me hacia leer y referirle y á mi manera la vida de los varones ilustres de Plutarco. Mi libro de entretenimiento eran las Tardes de la Granja, y yo pasaba embelesada mucho tiempo con las anécdotas y consejos del viejo Palemon out any opinie al obisventas #da

Anuncióse ya mi imaginacion, y mi padre me dedicó al estudio de la bella literatura y á los poemas, que él mismo comentaba. Desde entonces nuestra lectura dejó de ser la carrera anhelante del perro. Me hacia detenerme en cada belleza; señalarla y esplicársela. Con un júbilo que no procuraba ocultar, me abrazaba y me decía: «Hija mia; tú descubres gusto, y esto es

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