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mucho, porque sin esa especie de sentido intelectual, no puede hacerse narla bueno, ni gozar de lo que otros hacen. Sin esta feliz ventaja, la erudicion de nada sirve, porque es un objeto inodoro; es el rico manjar en una boca árida y seca, incapaz de toda sensacion. Te falta todavía otra cosa, que es el génio; pero este no puedo dártelo yo. Dios lo guarda entre sus tesoros, y lo regala de tarde en tarde à algun mortal, no sé si para su dicha ó para su desgracia.»>

Por último, creyó mi padre que apuntaba en mí la facultad del juicio, y entonces hizo que me aplicase á tomar alguna tintura de matemáticas para contraer sus nociones á la formacion de los trajes y á otros usos mecánicos de la vida; porque decia, que todos debemos saber un arte ú oficio que nos sirya de tabla en los frecuentes naufragios que se sufren en el borrascoso mar de la vida. Él creia que las matemáticas es lo último que debe enseñarse á un niño, porque el enlace de las demostraciones pide mucha robustez de espíritu y gran fuerza de voluntad. Con estas ocupaciones, el piano y el canto, á que tambien me habia dedicado, llenaba todas mis horas, y no estaba un punto ociosa. Un trabajo me servia de descanso y distraccion de otro trabajo.

Así mi padre empleaba todas las horas que pasaba en nuestra compañía, en adelantar mi educacion, tanto literaria como moral.

«Hija mia, solia decirme: pide siempre à Dios que te conserve á igual distancia de la opulencia y de la miseria. Esta degrada y envilece al alma, y aquella engendra al ocio y á la corrupcion. Los poderosos se acuerdan pocas veces del pobre, porque ignoran las amarguras que anidan en su choza, y todo les aleja del espectáculo desgarrador del infortunio.

>> Dá limosna, y no vuelvas jamás la espalda al indigente. Que su grito llegue hasta tus entrañas; que tu mano calme sus dolores; y que su corazon despierte ecos simpáticos en el tuyo.

L

>>No desees jamás lo que no puedas honrosamente poseer,

porque los deseos inmoderados hacen al hombre el artífice ciego de sus inquietudes.

>>No te dejes alucinar por la apariencia brillante de las cosas. Bajo esa corteza fascinadora suele ocultarse una realidad asquerosa y torpe.

>>>No te seduzcan el brillo, el lujo ni la ostentacion. Muchas veces se adquieren en cambio de la honra, y no representan mas que la bajeza de quien se viste con esos mentirosos atavios.

Sé avara del tiempo que otras mugeres gastan con tanta prodigalidad. El tiempo es un capital que vuela, y que no puede reponerse una vez perdido. Ten horas señaladas para tus ocupaciones y estudios, y no faltes ningun dia á ellas; porque la gota de agua que cae continuamente sobre la piedra, la agujerea á pesar de su dureza. Este es el secreto de todo progreso, y por ello ha dicho Bacon, que el talento no es mas que la perseverancia.

>>>Si llegas á ser hermosa, no te engrías por ese don tan efimero y transitorio. La belleza es la flor de un día, que el viento de la desgracia mustia, ó seca y abrasa el fuego de las pasiones violentas. Cultiva tu corazon y entendimiento, que en ellos es donde has de encontrar recursos y consuelos cuando el mundo te hiera, ó cuando en tu vejez te deseche..

>>No te ocupes jamás de cosas insignificantes ó que no te interesen; porque cuando el alma contrae el hábito de discurrir y moverse sobre bagatelas, no hace mas que frivolizarse, gatear entre el cieno ó el polvo, y quitar la accion á sus resortes y á sus alas para no poder ya nunca remontarse á las regiones elevadas del sentimiento y del idealismo.

>>No te dejes llevar de las primeras impresiones, y espera á que el tiempo y la esperiencia vengan á rectificarlas. Me dirás que la esperiencia trae el desencanto. Es verdad; por eso la vejez carece de placeres, porque ya no descubre el mar de ilusiones en que boga la juventud; pero vale mas no poner en el corazon una esperanza, que verla despues arrancada por la mano del desengaño.

>>Acércate siempre a las cosas y á las personas para poder juzgarlas con acierto. La mayor parte de su valor se lo comunican la distancia, la pompa ó el misterio de que se revisten, las cuales les dan proporciones exageradas, como el sol en su ocaso dibuja en la sombra las gigantescas formas de la palmera al menguado arbusto, que vegeta olvidado en el valle..

>>Sé siempre veraz, y no escondas tu corazon bajo los pliegues de la mentira. No engañes jamás á nadie. El que es vícti ma de un engaño, se vé vengado muy pronto, porque si á él le queda el dolor, el engañador lleva consigo los remordimientos, que atormentan mas que todos los dolores.

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>>Sé casta en tus pensamientos. La castidad es la flor que nace en el paraiso, y que aspiran los ángeles en sus mas dichosos ensueños.

>> Vive en la soledad y retraida del mundo. Chateaubriand ha dicho, que las vírgenes son ciertas flores misteriosas que se crian en los parajes solitarios.

>>>Piensa siempre bien lo que vas á decir ó hacer, pero no dejes de cumplir tu palabra una vez pronunciada..

»Sé amable sin faltar á la dignidad ni al decoro, y condescendiente sin lisonja y sin bajeza, porque la dulzura es el arma de tu sexo. Las cadenas con que sujetó Armida á Reinaldo, eran de rosas.

>>Sé, por último, tolerante, y no juzgues con dureza la opinion de los demás. Piensa que las mismas acciones merecen en unas partes coronas y en otras suplicios, y así aprenderás á desconfiar de tu razon, que muchas veces es un fanal inútil que deslumbra mas que guia.»›

En medio de esta existencia tan apacible, surgian contrarie+ dades y disgustos, semejantes á las tempestades que se forman en el cielo en los dias mas serenos del verano. Mi padre y mi madre no se habian casado todavía, porque el primero era pobre, y no queria hacer participará una muger á quien amaba de una suerte poco envidiable. Tenia, sin embargo, en América cuantiosos bienes pendientes de un litigio ó de un arreglo, y

pensaba pasar á aquella parte del mundo para orillar un asunto de que dependia nuestro porvenir. Cada vez que se anunciaba esta idea, habia disputas, reconvenciones y llantos, porque nosotras temblábamos al pensar en los riesgos á que iba a esponerse mi padre, y este cedia á su pesar, retenido por nuestras súplicas y por nuestras lágrimas.

Un dia le vimos entrar en nuestra habitacion notablemente alterado. No se sentó, y empezó á pasearse sin duda para ocultarnos la viva emocion que sentia.

-¿Qué hay? le preguntó mi madre..

-Que dentro de ocho dias me marcho á América; contestó mi padre secamente.

Un silencio lúgubre se apoderó de todos nosotros.

-¿Y por qué esa determinacion tan repentina? preguntó mi madre despues de algunos momentos.

-Porque vivimos en un mundo, dijo mi padre, que solo adora al oro, y es necesario poseer ese metal funesto, arrancado por el sudor de la esclavitud y consumido frecuentemente por las locuras del vicio. No he aprendido hoy esta triste verdad, que me era ya bien conocida; pero hay mucha diferencia de revolver en nuestra cabeza una teoría, por amarga que sea, á verla traducida en hechos en el cuadro desconsolador que presenta la humanidad. Vengo de los funerales de un gefe militar, amigo mio y vuestro, que ha muerto pobre, y dejando á sus hijos confiados solo á la Providencia. Sus exéquias han sido breves y humildes, y cortos y precipitados rezos ha pronunciado la Iglesia sobre su cadáver. El cortejo fúnebre estaba reducido solo á tres personas. El pobre aleja de sí á los demás hasta en la tumba. No importa que tenga honradez y virtud; la honradez y la virtud se parecen entre nosotros á las actrices, que necesitan el brillo de los adornos y la perspectiva de la decoracion para obtener aplausos.

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Por una estraña coincidencia he tenido que ir en seguida á presidir los funerales de un poderoso, compañero mio que fué en una posicion encumbrada. ¡Qué magestad, qué riqueza se ha

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desplegado en esta ceremonial Colgado el templo de terciopelo negro, recamado por todas partes de oro; brillantes lámparas y pebeteros; costosos candelabros; las luces à millares; muelles alfombras; música humerosa y escogida; faustuosa concurrencia; todo lo que puede prodigarse á la mémoria de un muerto que ya no vé ni oye, porque la eternidad le ha cerrado los ojos y tapado los oidos con sus dos pesadas manos. Esta doble escena me ha afectado sóbremanera. He pensado que desdichadas de vosotras si al morir os dejo en la estrechez en que ahora vi→ vimos, y voy a pasar el Atlántico para traeros una fortuna. ¡Mi madre intentó replicar, pero mi padre nada quiso oir, Ambas nos entregamos á un dolor mudo

.. Marchó mi padre en efecto á los ocho dias, como lo habia dicho. Embarcóse muy luego; tuvo una navegacion feliz, y en pocos meses orilló sus negocios, y nos remitió sumas considerables que habia realizado. Avisónos, por último, el dia y el buque en que salia, y previno á mi madre lo tuviese todo preparado para verificar su matrimonio en el momento de su llegada. Pero pasaron los dias que nosotras contábamos con tanta impaciencia; pasó uno y otro mes; ha pasado uno y otro año, y ni mi padre Hegó, ni pudimos adquirir de él la menor noticia. Escribimos á todas partes; el barco habia salido de la Habana, pero no se le habia visto llegar á ningun puerto. Aquí tienes, Emilio, la causa de mi oposicion al enlace con que me brindas. Ya ves que no está escrita sobre mi frente la palabra legitimidad, y tengo bastante orgullo para no recibir un nombre que no puedo de→ volver 2015

Mi respuesta no se hizo esperar, porque siempre he dirigido mi conducta por los principios eternos de equidad y de justicia.

—¿Qué importa, dije á Elisa con la mayor vehemencia; qué importa ese accidente, si tú te has enaltecido por el talento y por la virtud? Si yo viera descender sobre mí á un ángel, gozaria en su belleza y en su resplandor amaria sus formas diá→ fanas y su celestial espíritu, pero no le preguntaria de dónde

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