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traido mil desgracias, y que solo puede ya inspirarnos pesar y arrepentimiento. No se crea, sin embargo, que los males que hoy afligen á nuestro pais sean el resultado de la administracion de los hombres que en Mayo y despues del movimiento nacional, dirigieron los negocios públicos. Mas fácil es condenar á ciegas, que poner en accion el pensamiento para discurrir con una severa crítica; y si á esto se añaden innobles sentimientos de venganza, arraigados odios y el interés mal entendido de partido en demoler nombres, que aunque unidos en las creencias políticas figuraron algun dia bajo distinta bandera, natural es que se estravíe la opinion y que se lastimen reputaciones sin mancha. No es justo dar siempre la culpa al piloto por las averías del barco fiado á su direccion; debe examinarse si en otra parte, ó en el poder incontrastable de los elementos, ha estado la causa del infortunio. Mas injusto es aun condenar al que llevó el bajel hasta una playa segura, si despues entregado á distintas manos ha venido á naufragar en diverso derrotero.

Pero la prevencion ciega condena sin escuchar, y la calumnia dirige á mansalva sus tiros contra la inocencia, cuando esta se contenta con abroquelarse bajo el escudo de una conciencia pura, ostentando su seguridad con el arma repulsiva de un silencio desdeñoso. Entonces es necesario dirigirse á la razon imparcial, é imponer á la maledicencia con la voz austéra de la verdad, que siempre triunfa de la rastrera impostura.

Hé aquí uno de los principales motivos que me han movido á escribir esta sucinta reseña. Para los que son idólatras de un buen nombre, adquirido á través de los conflictos de una vida pública, siempre azarosa y siempre sin mancilla; para los que miran su reputacion como el único patrimonio, poco importa que se pierda todo, con tal que se conserve ilesa la fidelidad de sus principios y la inmutabilidad de sus convicciones. Nadie podrá suponer con razon ó con motivo siquiera aparente ỏ equívoco, que las personas que formaron el Ministerio de 9 de Mayo y despues el Gobierno provisional, cedieran el campo á las ideas moderadas ó preparasen su triunfo, ya fuese por impericia, ó ya

por débil y criminal condescendencia; y si alguno en los arrebatos ciegos de una pasion delirante llegase á formar una suposicion tan falsa como injuriosa, los hechos le desmentirian; y los hechos no están sujetos á vagas y caprichosas interpretaciones. ¿Seria por deseo de mando, por ambicion del poder? No: que algunos lo habian ejercido mas de una vez y renunciádolo con complacencia. No: que en Mayo como en Noviembre de 1843 mostraron bien claramente su desprendimiento, prefiriendo su honor y su dignidad á la conservacion de las sillas. Dejaron las carteras en el primero de aquellos meses, á los diez dias de recibidas, teniendo á su favor una mayoría y un voto de gracias en el Congreso, que á haber querido, les hubiera facilitado el medio de prolongar su mando. Dejáronlo apenas se declaró mayor á S. M., cuando esta augusta persona les instaba vivamente á que continuasen, repitiéndoles que obtenian toda su confianza, y cuando las Córtes les prestaban su mas decidido apoyo. ¿Seria, por ventura, por abjurar de sus principios, sostenidos siempre, así en la prosperidad como en la desgracia, con tanto peligro como gloria? No: que esos principios han sido y son el alma de su vida pública, y por ellos han sufrido recientemente algunos, y todos están dispuestos á sufrir la persecucion, y si necesario fuese, hasta el martirio. ¿Seria por adquirir las gracias, distintivos y títulos pomposos, que por nuestro mal sirven tantas veces á recompensar la flexibilidad de los tránsfugas? No: que siempre desdeñaron esos atavíos insignificantes; y los que no quisieron recibirlos de su misma Reina, no podian envilecerse hasta el punto de tomarlos como precio de una venalidad asquerosa de mano de sus mismos enemigos. ¿Seria por mejorar su posicion y labrar una fortuna que les asegurase contra las eventualidades de la suerte? No: que pobres subieron al poder, y pobres lo dejaron. Alguna de aquellas personas ha muerto ya, quedándole apenas con que ser enterrada; las demás viven en la mediocridad, ó se han retirado á cultivar el pequeño patrimonio que heredaron de sus padres, en cuya ignorada ocupacion pasan una vida tan llena de amargura, como exenta de remor

dimientos. Compárense estos hechos; compárese esta conducta con tantas fortunas improvisadas, con tantos trenes, en que se mira á la vez la impudencia de quien los usa, y un sacrilego insulto á la miseria y á la esclavitud de los pueblos, y pronúnciese despues el fallo, abierto el libro de la justicia y de la moralidad. Yo desafío á todos los hombres del partido moderado, desde el mas insignificante y oscuro hasta el que ocupe la posicion mas elevada; y les desafio en el momento en que su odio debe ser mas encarnizado contra mi persona, por el lenguaje y las revelaciones de este escrito. Que digan si ninguno de ellos se acercó jamás á los individuos del gabinete de Mayo, y despues del Gobierno provisional, á hacerles la menor proposicion de transaccion ó connivencia; que digan si los vieron jamás vacilantes en sus principios progresistas; que digan si se propusieron otro objeto que el de conciliar la integridad de sus máximas y la severidad de su fé política, con la realizacion del programa aclamado por la nacion, y de que despues se ha abusado tan escandalosamente en perjuicio de la libertad ; que digan, por último, si en el padron de defecciones, en que habrán colocado á los hombres sin pudor y sin conciencia que se han pasado á sus filas, figura escrito, ni pueden esperar que figure jamás, el nombre de ninguno de los individuos que por su mal fueron llamados å regir los destinos del pais en circunstancias de terrible prueba.

Desde luego puede conocerse à dónde me dirijo con mi trabajo; á esclarecer hechos que muchos ignoran; à desvanecer errores y á romper las armas alevosas de la maledicencia. No me será posible ceñirme al papel de mero historiador, porque necesito entrar en esplicaciones y pormenores para que las cosas sean mejor conocidas, y para que cada cual quede en el lugar que le corresponda. No descenderé al campo de las personalidades, porque no quiero prostituir la verdad, trayéndola al terreno inmundo de la pasion. A pesar de este propósito, creo que me será difícil muchas veces observar la ley de circunspeccion que me he impuesto, porque no siempre es dado detener la pluma y evitar que se deslice al papel la hiel que rebosa el corazon.

CAPITULO PRIMERO.

Acontecimientos que precedieron á la formacion del gabinete de 9 de Mayo.-Nombramiento de este.-Estado de la opinion en aquel tiempo.

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Al empezar el mes de Mayo de 1843, se hallaba de presidente del Congreso de los Diputados el señor Cortina, y era á la vez uno de los vicepresidentes el señor Serrano, que despues pasó á formar parte del Ministerio y del Gobierno provisional. Anunciábase ya como próxima la cesacion del gabinete Rodil, á los pocos dias el Regente del Reino pensó sériamente en nombrar otro que le reemplazara. Llamó para ello á los presidentes de las Córtes, y quiso llevar en este paso hasta la idolatría su respeto por las prácticas parlamentarias; y digo hasta la idolatría, porque lo único que exijen los principios en esta materia, es que el poder salga de las mayorias, pero no que para él se llame á los presidentes de los Cuerpos colegisladores. Pocos ó ningunos puntos de contacto tienen entre sí las cualidades de un buen ministro y las de un buen presidente. Cabe desempeñar muy bien este último papel sin tener ninguna capacidad administrativa; cabe por el contrario tener grandes talentos administrativos, y no ser á propósito para presidir una asamblea. Para la presidencia se buscan personas de un talento claro y analítico que sigan las cuestiones en todas sus trasformaciones y en todos sus giros, muy conocedoras de las prácticas y del reglamento, de carácter accesible, á la vez que resuelto y firme, y de una imparcialidad tal, que no distingan desde su silla el

banco en que antes se han sentado. La elocuencia, las imágenes, los juegos oratorios no le son necesarios, porque su lenguaje debe ser siempre cortado y severo. No se le nombra para discutir, sino para dirigir é imponer. El tipo del ministro es muy diferente, y necesita reunir á la ciencia de gobierno el talento de la palabra. Por una coincidencia rara los señores Cortina y Gomez Becerra, llamados por el Regente como presidentes de las Córtes, poseian circunstancias tan diversas, y eran tan á propósito para presidir como para gobernar.

Invitado el señor Cortina para que se encargase de formar gabinete, aplazó su contestacion para el siguiente dia, y en él la dió diciendo que no se atrevia á tomar á su cargo aquella mision honrosa, porque no habia aun conocida mayoría parlamentaria en el Congreso; mas que si despues se señalase de una manera inequívoca, y él correspondiera á dicha mayoría, volviendo á ser llamado con el objeto á que entonces no le era dado corresponder, procuraria llenarlo con el mayor gusto (1). Tal fué la contestacion del señor Cortina, dictada sin duda por su corazon; mas acaso no conoció bien el de sus amigos, que debió juzgar con mas confianza y equidad. La mayoría en el Congreso era formada por las dos fracciones que se llamaban Cortina y Lopez. La que le reconocia como gefe no era de temer que le abandonase; la que se señalaba con mi nombre como mero distintivo bien ageno de significar ascendiente ó decisivas influencias, le hubiera prestado apoyo ínterin hubiera marchado, como seguramente lo hubiera hecho, en la línea de los principios que formaban nuestra comun religion política.

Cerrado ya aquel camino, necesario era tentar otro. El Regente llamó al señor Olózaga, que se encargó de organizar, si le era posible, el nuevo Ministerio; mas á poco manifestó que á pesar de sus esfuerzos no habia podido llevar á efecto la combinacion que habia concebido (2).

Entre tanto la ansiedad pública crecia al ver tanta tentativa malograda. Despechábanse los hombres de ideas progresistas mas avanzadas, lamentándose de que la primera vez que se

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