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do ni sentenciado sino por el juez ó tribunal competente en virtud de leyes anteriores al delito y en la forma que estas prescriban.

Protejer la libertad de la imprenta, no era mas que cumplir con lo prevenido en el artículo 2.° de la Constitucion, en el cual se establece que todos los españoles puedan imprimir y publicar libremente sus ideas sin prévia censura con sujecion á las leyes, y que la calificacion de los delitos de imprenta corresponde esclusivamente á los jurados.

Promover el fomento y buena organizacion de la Milicia Nacional, era robustecer el mejor apoyo de las instituciones, de los derechos y garantías que estos establecen.

Moralizar la administracion en todos los ramos, procurar la justa nivelacion entre los gastos y los ingresos por medio de reformas útiles, trabajar por la consolidacion de nuestro crédito, y pagar con exacta proporcion à las existencias, á toda clase de acreedores, era cumplir un deber de rigorosa justicia, era cerrar el cáncer que nos devora, y era por último desterrar tantos y tantos abusos, á cuya sombra se han levantado inmensas fortunas, mientras crece el desaliento, la miseria y la abyeccion del desgraciado pueblo que paga, vé y sufre los desafueros de los que á la vez le esquilman é insultan.

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Facilitar la pronta venta de los bienes nacionales, era querer que el interés material viniese á robustecer ó á suplir la fuerza de las convicciones.

Y finalmente, activar la conclusion de los códigos, era dar uniformidad á nuestro complicado y heterogéneo sistema, y asentar el cimiento mas sólido de la recta administracion de justicia, sin la cual ninguna nacion puede llegar á verse próspera y feliz.. Era ademas preparar el debido cumplimiento á lo que se dispone en el artículo 4.° de nuestra Constitucion.

Conocido, pues, lo estrictamente constitucional de nuestro pensamiento, falta solo ver si procuramos realizarlo en los pocos dias de nuestra efímera administracion, ó si por el contrario nuestros actos pudieron convertirse en una acusacion contra la hipo

cresía de mentidas ofertas. Poco, muy poco dan de sí diez días que nos sostuvimos en el poder para la vida útil y laboriosa de un ministro. La suerte de estos por desgracia es la de perder la mayor parte del tiempo, gastándolo lastimosamente en oir pretensiones y en otros varios objetos de funesta costumbre, que entretienen, distraen ó roban la atencion que solo debiera darse á las grandes concepciones generadoras de grandes bienes. De creer es que ningun ministro habrá dejado de deplorar este sistema que esteriliza los mejores deseos; pero es bien seguro que ninguno hasta ahora ha logrado destruirlo. Sin embargo, nuestra administracion de diez dias no podrá llamarse con razon ociosa ó infecunda.

Habíamos anunciado igual participacion en los destinos y cargos púbicos respecto á todos los ciudadanos que pudieran ser'virlos con ventaja para el pais, y en los pocos nombramientos que se hicieron durante aquel Ministerio, se cumplió fielmente esta promesa, colocando á los hombres de todos los partidos, sin 'tomar para nada en cuenta la opinion política que antes hubiesen profesado, y consultando solo su saber y su probidad.

Habíamos proclamado el libre uso del derecho electoral y prometido destruir el índigno monopolio que sobre él se habia ejercido con harta frecuencia; y en 10 de Mayo, es decir, en el dia siguiente á nuestra elevacion, se dió un decreto con las prevenciones mas reiteradas y severas para que los empleados del gobierno no se mezclasen en apoyar ó combatir candidaturas en las elecciones de Diputados (5).

7 El derecho de propiedad fué protegido en todas sus aplicaciones. La correspondencia pública á que fiamos nuestras ideas, nuestros afectos, nuestros proyectos y negocios, forma una parte de este derecho que deben protejer todos los gobiernos que se precien de conducirse con justicia y moralidad. En otros paises, este principio se ha traducido en un cánon constitucional. La Constitucion de Bélgica establece en su artículo 22, que el secreto de las cartas sea inviolable, y la ley determina cuáles son Jos ajentes responsables por la violacion de la correspondencia

confiada al correo. La ley constitucional portuguesa, dice en su - artículo 25: «Es inviolable el secreto de las cartas.» La ad"ministracion de correos es rigorosamente responsable de cualquiera infraccion de este artículo; y en iguales términos está concebido el 27 de la Constitucion del Brasil.Nosotros quisimos atender á este objeto tan importante y sagrado, y en que por desgracia escandalosos abusos han producido la inseguridad y la alarma, causando la desgracia de innumerables familias. Asi que en decreto de 15 de Mayo se dictaron las disposiciones mas oportunas para que en ningun caso la correspondencia epistolar fiada al secreto del correo, quedase espuesta á los manejos inmorales del poder ni de sus ajentes (6)..

Habíamos anunciado el pensamiento de una amnistía, y desde luego fué nombrada de entre los mismos representantes del pueblo la comision que debia redactar, y que redactó despues, el proyecto de ley que se sometió á la deliberacion de los Cuerpos colegisladores.

La responsabilidad de los ministros no será nunca mas que un principio abstracto é impracticable, interin una ley no determine el modo, el tribunal y los trámites de hacerla efectiva. Objeto era este del mayor interés, porque en último resultado desaparecen todas las garantías contra las invasiones del poder, cuando este puede confiarse y desbordarse en el seguro de su invulnerabilidad. Nosotros quisinos fabricar la espada que habia de amenazar antes que á otras á nuestras cabezas, y nombramos la comision que debia estender el proyecto de ley que sujetara con !. una responsabilidad efectiva, y en todo caso inevitable, la anto- jadiza voluntad de ministros prevaricadores.

Habíamos prometido la pronta formacion de los códigos, y una de nuestras primeras atenciónes fué hacer una llamada á todos los hombres de saber y de esperiencia que pudieran llenar cumplidamente la grande obra que se les confiaba.

Habíamos prometido moralizar la administracion, y la dejamos el día de nuestra caida, sin haber celebrado ningun contrato, sin haber recibido ninguna anticipacion, sin haber echado

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mano de otros recursos que los ordinarios, sin haber obrado sino á la luz pública del modo mas franco y abierto, quedando nuestra conducta bien asegurada contra los tiros de la calumnia, y aun de la suspicaz y venenosa maledicencia. Todos estos son hechos, y hechos contemporáneos. Que se levante, si hay alguna voz que se atreva á desmentirlos. Nos propusimos, pues, ideas justas, generosas y útiles al pais, y supimos cumplir religiosamente el programa en que se habian anunciado.

Nuestra administracion habia tenido su princípio bajo los mejores auspicios. Nos habíamos propuesto el bien, habíamos emprendido y seguíamos el camino con ardor y perseverancia, y obrábamos de acuerdo con el gefe de Estado, encontrando en lo general en él eficaz y cordial cooperacion. El pais iba á regenerarse, y nosotros gozábamos anticipadamente del encanto de esta hermosa perspectiva, único punto á que se dirigian todos nuestros afanes y nuestra noble y laudable ambicion.

Una realidad triste vino á sacarnos de nuestros dorados sueños. Escribo para proclamar la verdad con completa independencia. Pago el tributo de mi compasion à la desgracia, y el de mi indulgencia á los errores de los hombres; pero compasivo ó indulgente, la verdad es antes que todo; y si alguna consideracion fuese capaz de hacerme disimularla ó encubrirla, no hubiera tomado jamás la pluma para envilecerla con un lenguaje de engeño ó de adulacion.

El general Linaje reunia en su persona dos inspecciones, y nosotros creimos que ni militar ni políticamente podia ser esta - acumulación oportuna. No podia serlo militarmente, porque el talento mas vasto no alcanza á llenar tan multiplicadas atenciones, y la energía del pensamiento se pierde ó debilita en la larga -línea que tiene que recorrer. No podia serlo políticamente, porque en ningun gobierno representativo en que el dominio es de las ideas, y de su discusion libre y pacífica, debe crearse el poder de la fuerza dependiente de una sola mano que à su placer le dé direccion é impulso. La opinion en estos gobiernos es la reina y la reguladora: todo lo que pueda sofocarla ó comprimir

la debe mirarse como peligroso y funesto. En buen hora que las personas inspiren completas seguridades: los principios son primero que los hombres, y los Estados se dirigen por los principios, los cuales están muy por encima de toda consideracion personal.

El Ministerio se decidió á separar las dos inspecciones y á nombrar para que las sirvieran dos generales acreditados, de toda la confianza y aun de la amistad particular del Regente, circunstancia que responde á la falsedad con que algunos quisieron suponer que aquellos nombramientos iban á recaer en personas de ideas equívocas ó retrógradas. Hasta entonces los decretos que se habian presentado por los ministros habían encontrado favorable acogida y pronto asentimiento. Solo se habia resistido al principio, con mas o menos empeño, la separacion de D. Cayetano Cardero, Gefe político de Cáceres, y la de Don Miguel Camacho, que lo era de Valencia; pero al revelarse la idea de destituir al general Linaje de las dos inspecciones que servia, aunque en el concepto de conferirle desde luego una Capitanía general, fueron instantáneas en el gefe del Estado las señales mas marcadas de disgusto y la mas abierta y porfiada resistencia. El decreto se retuvo, y aplazóse para la noche del siguiente dia 16 de Mayo un consejo, presidido por el Regente, en que se tratase detenidamente este asunto. Celebrósé aquella reunion decisiva, y en ella tuvieron lugar varias esplicaciones. Los puntos que se sometieron á aquella conferencia, eran en su mayor parte del dominio del ramo de la Guerra, y su discusion fué mas viva y sostenida con el ministro á quien estaba encargado.

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Anunciamos la conveniencia de disminuir el ejército y aumentar la reserva y milicias, porque entendíamos que en el estado de agobio y miseria en que se encontraba el pais, despues de tantos años de guerra y desolacion y de administraciones poco acertadas, no podia sostenerse un ejército numeroso sin Pacabar de absorver la poca sustancia que conservaba este cuerpo debilitado y espirante, y encontrábamos que la idea de estar apercibidos para la defensa en caso necesario se llenaba del mismo modo, aunque con conocidas economías y ventajas, con el

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