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las doce, los comisionados se reservan, en virtud de lo acordado por la junta de gobierno, el amplificar mañana los puntos menos estendidos aquí.

Enterada la junta de gobierno de todo lo tratado en esta conferencia, y habiendo examinado con prolija atencion lo propuesto en último lugar, convencida de los inconvenientes que podia tener el negarse á ello, ha acordado que los mismos comisionados volviesen á casa de S. A. I. á manifestarle que aunque penetrada de sentimiento suscribia al medio indicado de pasar á V. M. la citada declaracion de su augusto Padre, pero con la firme protesta de su adhesion á los principios adoptados por los comisionados, y de que se cumplan exactamente las condiciones ya referidas.

Dada esta contestacion al gran Duque de Berg, dijo S. A. I. que iba á despachar un correo al Emperador, y que mañana pasaba al Escorial para confiar al señor Don Carlos IV lo tratado.

La junta de gobierno desearia haber podido salir de tan em. barazosa comunicacion con mucho mejor éxito; pero V. M. graduará hasta que punto ha procurado conciliar su deber y religiosa fidelidad á V. M. con la necesidad de precaver conmociones y desgracias capaces de producir males incalculables. Madrid á las tres y media de la mañana del dia 17 de abril de 1808.

Señor: los dos comisionados de la junta de gobierno para la conferencia tenida anoche con el gran Duque de Berg, continuarán manifestando á V. M. las reflexiones y especies que oyeron en ella, porque siendo el asunto de tanta gravedad, nada debe faltar para el mas cabal conocimiento de V. M.

Punto de la abdicacion..... S. A. I. la calificó muchas veces de forzada, diciendo, que el augusto padre de V. M. la habia dado en medio de una insurreccion, de una tropa insubordinada, del estrépíto y gritos del pueblo, y por último al tiempo que mas se insultaba al favorito: que esta abdicacion la provocaron algunos de sus ministros que el Rey padre tenia hecha su protesta, dando á entender que la habia enviado al Emperador: Mr. Laforest añadió que despues de una abdicacion de esta naturaleza, el Rey padre entraba en sus derechos reasumiendo la corona. Trataron despues luego los comisióna

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dos de rectificar tan equívoco concepto, poniendo á la vista de S. A. I. el único objeto que se propusieron cuantos en aquel dia rodeaban á S. M. que fué precaver su retirada á Andalucía y con esto un rompimiento con la Francia, y el resultado mas feliz para la Inglaterra, nuestro comun enemigo, si llegaba el caso tan probable de embarcarse la corte para pasar á America dijimos que el pensamiento de abdicar la corona existia muchos meses antes en el ánimo del Rey padre: que al comunicarlo á sus ministros los dejó sin arbitrio para hacer reflexion alguna por la firmeza que mostró en su espontánea resolucion que así lo declaró al cuerpo diplomático que se hallaba entonces en Aranjuez:: y que hablando con S. A. el Sr. infante Don Antonio su hermano, habia dicho S. M. que jamás habia firmado resolucion alguna con mas gusto. Aseguramos á S. A. I. como el hecho mas notorio y mas fácil de evidenciar, que en los dias y horas que precedieron á esta abdicacion, se oyeron constantemente los aplausos de viva el Rey: que V. M. no se mostró nunca ni á la tropa, ni al pueblo sino como hijo obediente de su padre y señor : que la misma tropa y pueblo vieron siempre á V. M. bajo de este mismo aspecto; y que llamado V. M. al cuarto de su augusto padre, oyó de su misma Real boca la espresion de que renunciaba voluntariamente á la corona, y que deseaba á V. M. mas tranquilidad y felicidades que las que habia disfrutado S. M. durante su reinado : : que sin entrar en estos pormenores, la cuestion estaba reducida á considerar si la abdicacion tenia el carácter legal para su reconocimiento y aceptacion : dijeron los comisionados que así lo juzgaron todos los secretarios del despacho de S. M., los consejos, los tribunales, los diputados de los reinos, en suma todos los cuerpos constituidos para semejantes actos y notando que al gran Duque de Berg se le habia dado la falsa idea de que era requisito indispensable que V. M. hubiese sido proclamado en todas las ciudades del reino, manifestaron á S. A. I. que esta circunstancia no añade sino la pu blicidad del acto, y nada á su fuerza y legalidad: que las órdenes para publicar esta proclamacion estaban dadas con suspension hasta que se fijase el dia: que en todos los dominios de la España estaba ya reconocido V. M. como su dueño y señor, y que á los de América se habian remitido avisos cua

druplicados del advenimiento de V. M. al trono que voluntariamente habia abdicado su augusto padre. Mr. Laforest estendió mas sus reflexiones, sin contraerse á la verdadera cuestion: dijo, entre otras cosas, que el Emperador no podia mostrarse indiferente á una mutacion de soberano en un pais amigo y aliado, sabiendo que esta mutacion la habian provocado el pueblo ó las tropas : que sus principios entre estados confederados exigian que semejante ejemplo no prevaleciese: que su gloria exigia tambien el restablecimiento de un soberano amigo, que no habia cesado de mostrarse su fiel aliado, y que como á tal habia recibido á sus tropas. Las contestaciones de estos puntos, y sobre todo el de abdicacion, hicieron deducir á los comisionados que para todo lo que puede conve nir á sus adversarios dejaban estos al Rey padre con voluntad propia ó sin ella, segun los casos, culpando únicamente en estos últimos á Don Manuel de Godoy.

Los comisionados han creido conocer en las espresiones del gran Duque que se le habia aliviado de un gran peso adoptando el espediente que se propuso anoche, el cual aunque no realizaba desde luego la órden que nos comunicaba como positiva del Emperador, deja obrar el tiempo y el mútuo acuerdo de V. M. con su augusto Padre y el Emperador; S. A. I. repitió muchas veces que la España no perderia uno solo de sus pueblos, ni variarian los privilegios de las provincias; que mejoraria su constitucion, y que en el gran sistema de la federacion del mediodía entraria la España de un modo mas eficaz que hasta ahora.

Los comisionados tienen algunos antecedentes para creer que este sistema federativo del mediodía, es y ha sido el objeto primario de la entrada y reunion de las tropas francesas en España, y que tal vez el Emperador está persuadido de que puede realizar mas completamente este sistema tratando con el augusto padre de V. M. »

La junta halla dignas de elevarse á noticia de V. M. las reflexiones que contiene este papel, y llama principalmente la superior atencion de V. M. sobre lo que en él se dice del sistema federativo del mediodía. Madrid 17 de abril de 1808.

Numero XXVI.

Oficio dirigido á la suprema junta de gobierno de España por el gran Duque de Berg, sobre los supuestos alborotos de Búrgos y Toledo.

Primo y señor mio: Acaban de informarme que ha habido reuniones de pueblo en Burgos y en Toledo, y que el populacho persuadido por nuestros enemigos comunes y por misera bles codiciosos de crímenes y de pillaje, ha pasado á grandes desórdenes.

En Burgos el intendente general de la provincia ha estado para ser víctima de su celo: ha debido la vida á un francés, que le arrancó todo cubierto de heridas de las manos de los malvados. Su crímen á sus ojos era la probidad con que cumplia sus deberes. El general Merle ha tenido que hacer disipar esta reunion á fusilazos. Los mas débiles han quedado en el campo los demas han huido. Esta medida ha restablecido la calma, y detenido el furor popular á que instigaba el deseo de saquear y abrasar las casas de los propietarios mas ricos.

En Toledo se acaban de cometer pillajes: se han incendiado algunas casas, y por la segunda vez la fuerza armada española ha dejado obrar á la popular.

El anuncio de una Gaceta estraordinaria para las diez de la noche ha dado lugar ayer aquí á una reunion. Todos los habitantes de Madrid han declamado fuertemente contra este anun cio; y ha sido necesario que se conociese tan perfectamente la pureza de las intenciones de todos los miembros de la junta de estado, para no haberme creido autorizado á pensar que ella misma habia tratado de hacer saquear la villa.

Lo declaro á V. A. R.: la España no puede estar mas tiempo entregada á semejante anarquía: el ejército que yo mando no puede sin deshonrarse dejar cometer desórdenes. Debo seguridad y proteccion á todos los buenos españoles : las debo sobre todo á la buena villa de Madrid, que ha adquirido eternosderechos á nuestro reconocimiento por el entusiasmo ha que mostrado, y la buena acogida que nos ha hecho, desde nues

tra entrada en sus murallas. Debo por vuestro órgano hacer cesar sus inquietudes, asegurar al propietario, al negociante

y

al habitante pacífico de todas clases. Debo en fin deciros por la última vez, que no puedo permitir reunion alguna. Yo no veré sino sediciosos, enemigos de la Francia y de la España, en los individuos que se atrevieren todavía á reunirse ó es, parcir alarmas. Daos prisa pues á anunciar á la capital y á las Españas mi generosa resolucion; y si no os encontrais con bastante fuerza para responder de la tranquilidad pública, me encargaré de ella mas directamente. Me persuado que V. A. R., la junta de estado y la nacion española aplaudirán esta determinacion, y encontrarán en ella una nueva prueba de mi estimacion y constante deseo de contribuir á la felicidad de este reino.

¡Que los agentes de la Inglaterra, que nuestros enemigos. comunes pierdan la esperanza de armar á dos naciones amigas, tan esencialmente unidas por intereses recíprocos! Los buenos españoles no habrán dejado de ver en la actitud tranquila que he guardado constantemente, cuan lejos está el ejército de dejarse arrastrar por pérfidas insinuaciones, y que jamás hemos confundido la sana parte de los buenos españoles con esos miserables intriguistas.

Con esto ruego á Dios, señor primo, que os tenga en su santa y digna guarda. Joaquin. Madrid 23 de abril de 1808.

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Numero XXVII.

Contestacion de la suprema junta de gobierno de España al oficio del gran Duque de Berg de 23 de abril de 1808.

Mi estimado primo: He diferido hasta hoy mi contestacion á la apreciable carta de V. A. I. que recibí ayer de mañana á las once, esperando tener algunas mas noticias sobre los acaecimientos de Burgos y de Toledo, que cita V. A. I.

Del de Burgos nada sé todavía de oficio, sin duda porque habrán dirigido al Rey las noticias, estando S. M. mas inmediato. Solo me han asegurado que dió lugar á algun desórden la retencion de un correo español por una tropa francesa. Si

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