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de tierra, y á este fin reclamó á tenor del pacto de alianza un cuerpo escogido de unos once mil hombres que pasó á hacer la guerra del norte.

Entretanto los Ingleses maquinaban en la América española por medio de secretos agentes para arrebatarnos aquellas inmensas posesiones y para constituirlas independientes; pero les salió mal la intriga urdida en Caracas por medio del general Miranda, y á últimos de junio cayeron con una espedicion sobre Buenos-Aires y lograron la capitulacion de esta plaza. Mas estuvieron en posesion de ella por corto tiempo, pues habiendo reunido don Santiago Liniers cuantas fuerzas españolas le fué dable, la reconquistó á mediados de agosto apoderándose de toda la guarnicion inglesa.

No por esto desistieron los Ingleses de quererse posesionar 1807. de Buenos-Aires, antes en febrero de 1807 acometieron de nuevo con el mayor ímpetu la ciudad, como tambien el importante punto de Montevideo, y solo el denuedo de las tropas españolas pudo obligarles á desistir de su intento.

En el continente europeo la estrella de Napoleon continua, ba adquiriendo nuevo brillo con las batallas que ganó á los Rusos en las fronteras de su mismo imperio y con la paz de Tilsit ajustada en julio de este año. Ya no vaciló entonces el Emperador en la ejecucion de sus mas atrevidos planes. Uno de estos era el sistema continental (2) para arruinar el comercio inglés, y el otro, como consecuencia de aquel, era apoderarse de la Península y destruir la independencia española, Para esto procuró lisonjear el orgullo del Príncipe de la Paz prometiéndole crear para él un estado independiente en Portugal con tal que auxiliase la España con tres divisiones á un ejército francés destinado á destronar en Portugal la dinastía reinante.

No bien se habia celebrado el convenio con Godoy, cuando se puso inmediatamente en ejecucion por parte de los Franceses. Un ejército francés pasó el Vidasoa (3), entró en la Península, y se encaminó á Portugal, mientras se aprestaban tambien á entrar en este reino dos cuerpos españoles, uno al mando del Marqués del Socorro (4), y otro á las órdenes del general español Taranco (5). Extraordinarios fueron los esfuerzos que hizo el gabinete español, en medio de sus apuros

pecuniarios para poner en pie aquellos dos cuerpos y para cooperar á la ejecucion de un plan tan antipolítico.

Era imposible que resistiesen los Portugueses á esa doble acometida, y el Príncipe regente de Portugal prefirió abandonar la Península (6) y embarcarse para el Brasil. Mandaba Junot las tropas francesas que operaban en Portugal, y debe decirse que abusó (7) en daño de los pueblos sojuzgados de una victoria tan fácilmente conseguida.

Entretanto dió el grito de alarma á la España entera un acontecimiento ruidoso por su carácter y por la publicidad que se le dió. Hacia tiempo que el valido alimentaba odio inveterado contra el Príncipe de Asturias, quien por su parte no podia mirar con indiferencia la privanza del que con su ostentacion y sus modales no solo le zaheria continuamente, sí que en todas ocasiones procuraba arrebatarle el cariño de sus padres. Sabia Godoy que en el seno mismo del palacio Real no le faltaban al Príncipe de Asturias consejeros fieles que procuraban consolarle en su posicion difícil, y procuró por todos medios averiguar quienes fuesen para vengarse de ellos y de su protector. Sobrevino la enfermedad de Cárlos IV que puso en peligro su existencia; y alarmado con ello mucho mas el privado, y temeroso de que en el momento en que cerrase los ojos el Monarca caeria él de su grandeza, de su autoridad y de sus honores, ya no pensó mas que en dañar al Príncipe de Asturias, y lo hizo tan sin rebozo, que no se hablaba de otra cosa en la corte y en todas partes; suponíase que aspiraba á la regencia, otros que á declarar al Príncipe de Asturias inhábil para suceder en la corona, y otros en fin que á proclamarse regente del reino así que muriese el Monarca reinante. En tan apurada situacion, estendió el heredero del trono un decreto sin fecha por el que conferia al Duque del Infantado el mando general de las tropas en el caso de sobrevenir la muerte de Cárlos IV. No vino este caso, antes se restableció el Monarca; mas no por esto cesaron de hacerse oculta guerra los dos rivales.

En 21 de mayo del año anterior habia enviudado Fernando, y conociendo Godoy que el nuevo enlace del Príncipe, cualquiera que fuese, podia influir sobre manera en su posicion, trató de casarle con una cuñada suya, hija del infante Don

Luis, con la mira de estrechar mucho mas de esta suerte los lazos que le unian con la familia Real. Pero el Príncipe de Asturias se negó constantemente á este enlace, ya porque conocia á lo que tendia el Príncipe de la Paz, ya tambien porque sus leales consejeros combatieron con teson el proyecto, y le inclinaron á buscar otra consorte. Entonces, enlazarse con la familia Real de Francia era el objeto de los planes concertados con varios príncipes para tener de su parte al genio militar de la época. Debe confesarse que el nombre de Napoleon resonaba tambien en España, sino con tanto entusiasmo como en Francia, á lo menos acompañado de todo el lustre que le daban los mas señalados triunfos obtenidos contra todos los monarcas de Europa. Principalmente los habitantes de las provincias fronterizas con la Francia participaban de esa admiracion que sentian los Franceses en favor del hombre del pueblo que habia sabido elevarse á una altura colosal, y que con una mano domaba la anarquía mientras que con la otra sojuzgaba á las naciones circunvecinas. Así que, se aconsejó al Príncipe de Asturias que solicitase la mano de una princesa de Francia, y se recabó de él que de su propio movimiento escribiese á Napoleon. Supo este paso el Príncipe de la paz, y altamente indignado, no vaciló ya en recurrir á los medios mas ruidosos para perder enteramente al heredero del trono español.

De improviso alarmó á todos los Españoles un decreto de 30 de octubre, en que el Monarca reinante denunciaba al Príncipe de Asturias como reo de alta traicion : altamente sorprendida quedó la nacion; pero poco hubo de costarla traslucir de donde procedia pues solo el valido podia ser autor de una maquinacion tan atroz como impopular. Habíase urdido la trama enviando al Rey un anónimo en que se le participaba que su mismo hijo conspiraba contra su persona: al momento se dirigió el Monarca en busca del Príncipe de Asturias, y encontró en su cuarto varios papeles, cuyo contenido era para alarmarle mas en aquellos momentos de irritacion. Entre los documentos que halló se menciona una esposicion de letra misma del Príncipe, en que manifestaba á su padre las intrigas y ocultos manejos de Godoy, y el mal que resultaba para la Monarquía de su valimiento; además un escrito, tambien de ma

no del Príncipe, en que descubria los motivos que le habian inducido á negarse al casamiento con la hija del infante Don Luis, y por el contrario á desear enlazarse con una princesa de la familia Imperial de Francia; estos y otros papeles fueron al momento entregados por Cárlos IV al marqués Caballero que entonces era ministro de Gracia y justicia, y sobre de ellos se discutió en consejo pleno de ministros delante de S. M.: la consecuencia de esta discusion fué disponer el inmediato arresto del Príncipe de Asturias y de toda su servidumbre, y la composicion de una junta que á la mayor brevedad formase causa á los cómplices en la supuesta traicion. Admirado sobre manera el Príncipe de Asturias, conoció que era llegado el momento de declararse abiertamente con su padre, y manifestó deseos de hablar con él. Cárlos IV no quiso oirlo por entonces, y se contentó con enviar á Caballero para que se hiciese cargo de las razones que podia alegar en su defensa. Fernando se esplicó con el Marqués en los términos mas esplícitos; le manifestó la tendencia de los escritos que se le habian encontrado, y le hizo ver que el delito de traicion era cosa supuesta por algunos malévolos, y que tal vez podria señalarse con el dedo la persona de quien le venia el tiro: tocante á los dos principales escritos que hemos dicho haberse encontrado en su cuarto, declaró que eran obra de su preceptor Don Juan Escoiquiz, y que los demas solo hacian referencia á sus quejas contra el validó, y que si algun misterio aparecia de ellos, no debia estrañarse que le usase cuando de todas partes le perseguian los espías de Godoy. Conoció este por la impresion que habian hecho en el ánimo del Marqués las palabras de Fernando, que ya no podia llevarse á cabo su intento de perder enteramente al heredero de la Monarquía, y trasluciendo que en pos de nuevas esplicaciones, seria fácil que se lograse una reconciliacion entre los monarcas y su hijo, procuró prevenirla, ó por mejor decir presentarse con el carácter de mediador para su logro. Pero no quiso que volviese á recobrar el Príncipe de Asturias el afecto de sus padres sin humillarle antes completamente, ya á los ojos de la nacion con el decreto mencionado, ya tambien haciéndole copiar dos cartas en que imploraba desdorosamente perdon al Rey y á la Reina. Merced á este paso dado por el

Príncipe, se publicó el Real decreto de 5 de noviembre, en virtud del cual perdonaba el Monarca á S. A., pero en que mandaba que se continuase la causa contra sus cómplices é instigadores (8).

Capitulo n.

Principios de la guerra de la Independencia. Entrada de los Franceses en España. Insurreccion de Aranjuez. Exoneracion del Principe de la Paz.

Con esta atmósfera cargada principió el año de 1808. La na- 1808. cion habia vuelto en cierto modo de su letargo con el decreto de 30 de octubre de 1807. Habíase conocido públicamente de donde procedia el golpe, y sin rebozo se había descubierto de cuanto era capaz el favorito cuando obedecia á los impulsos de su ciega ambicion. Generalmente éra odiado de todos los Españoles ya desde los primeros años de su entronizamiento; pero este odio subió de punto al conocerse que no solo tendia á afirmarse en el poder, y á gobernar como ministro supremo en la Monarquía española, sino tambien á declararse abiertamente contra el heredero del trono, y á manifestar intenciones de hacerse superior á él, y de perderle si así era necesario para el logro de sus fines.

El tribunal á quien se habia encargado el conocimiento de la causa del Escorial procedió con una energía digna de tener imitadores, y sin hacer caso de las incitaciones del poderoso valido, firmó su sentencia como juez justo y desinteresado, superior á toda sugestion de partidos: á pesar de esto fueron perseguidos atrozmente y desterrados de la corte la mayor parte de los que se sabia ser amigos ó partidarios del Príncipe de Asturias. Así fué que muchos de ellos, á pocos dias de haber sido absueltos por un tribunal supremo, del modo mas satisfactorio, fueron sin embargo, reprehendidos severísimamente por Godoy. Habíase dado parte de todos estos acontecimientos á Napoleon, y cualquiera que fuese su impresion producida por tan inesperado suceso, no puede negarse que hubo de traslucir por ellos que podria serle mucho mas fácil el logro

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