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por el mucho amor y respeto que le tenian. Llegó Muslama al campo donde estaba Ocba y le presentó la carta del califa: mandábale en ella que luego que la recibiese se pusiese en camino y fuese á su presencia: dióle tambien Muslama otra carta del walí Muhejir que le ordenaba que obedeciese sin escusa alguna, autorizando en ella á Muslama y á los otros caudillos para que le prendiesen si no la obedecia. Partió Ocba sin entrar en su casa, y al llegar á Alcazaralme descansó y hizo allí oracion, y al acabarla dijo en voz alta: Señor Ålá, no me quites la vida hasta que manifiestes mi honradez, y me defiendas de Muhejir ben Om Dinar. Cuando llegó esto á noticia del walí, no dejó de temer los efectos de esta oracion.

Cuando entró Ocba en tierra de Ejipto le salió á recibir Muslama ben Machlad, que se habia adelantado á Ocba para avisar de su llegada; y con él salieron muchos cabaİleros y principales caudillos, que le hicieron mucha honra y le aposentaron y trataron con atencion y respeto.

Allí le fue ordenado hacer declaracion de su conducta en el gobierno, de lo que habia hecho y habia mandado hacer, y que diese razon de sus comunicaciones con Muhejir, y de las diferencias que entre ellos habian ocurrido. Salió pocos dias despues para presentarse al califa Moavia, y cuando le recibió en su corte delante de sus consejeros y caudillos, le dijo el noble Ocba ben Nafe: Conquisté pueblos y rejiones de infieles, llevando á ellas el conocimiento de Dios y de su santa ley: edifiqué mansiones y mezquitas; y en premio de estos servicios envias á Abdel Ansar para que me prenda : si esto no es á sin razon, tu justicia lo diga. Moavia le respondió: Ya estoy informado de la causa de estos agravios: ya sé quien es Muhejir, y quien es Ocba. Yo estoy muy contento de tu zelo y de tu justo y noble proceder. Ordenó el califa que volviese á tomar el mando de la conquista; si bien algunos dicen que quien le restituyó al mando fue Iezid, el hijo de Moavia, despues

de la muerte de su padre, que acaeció el año 60; y esto es lo mas cierto.

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El califa Iezid distinguió y honró mucho á Ocba, y le dijo: Ya tienes tu provincia, vé á ella, yo quiero que repares tu agravio. Partió Ocba con mucha dilijencia para Africa: durante su ausencia, Muhejir, por envidia y odio á sus cosas y memoria, habia mandado destruir un lugar que Ocba habia cercado, y habia trasladado la poblacion á dos millas de donde pasa el camino para Túnez, y habia mandado edificar y cercar una ciudad allí en Audan, que todavía quedan rastros de ella: destruyó todas las obras de Ocba haciendo salir la jente de Cairvan. Llevaba Ocba la deposicion de Muslama de órden del califa Iezid, y cuando se la comunicó le mandó quedar en Fustat de Ejipto, y esto fue ya entrado el año 62. Pasó Ocba en Africa y depuso á Muhejir, y le puso en prisiones. No estrañó Muhejir estas providencias, que ya esperaba despues de la muerte del califa Moavia, su favorecedor. Asimismo mandó Ocba que no siguiese la puebla de Muhejir, y que los moradores tornasen á Cairvan, haciendo de ella ahora mas cuenta que habia hecho en su anterior gobierno. No falta quien diga que Cairvan fue poblada por el walí Moavia ben Horeig, que al llegar al sitio de Cairvan de ahora, que era un valle de muy espesa arboleda, acojida de salvajes fieras, leones, pardos, tigres y serpientes, dijo con altas voces: Salid de este lugar, fieras que morais en este valle, salid, dejad este bosque y espesa selva; y lo dijo tres veces ó en tres dias, y no quedó allí fiera, leon, onza ó sierpe que no dejase luego aquel bosque. Mandó á su jente cercarlo de altos muros, y fijó en medio su lanza y les dijo: Este es, este es vuestro Cairvan. Cuando acabó Ocba estas cosas, pasó á la conquista de Sus, llevando consigo en fierros á Muhejir. Sojuzgó aquella tierra, y llegando á la orilla del mar se metió en el con su caballo hasta tocar el agua en las cinchas, y dijo: ¡Oh, señor Alá! si estas pro

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fundas aguas no me detuvieran, yo seguiria para llevar mas adelante el conocimiento de tu ley y santo nombre.

Estaba Ocba en Sûs y le avisaron que los berberies de Africa se habian rebelado: dió órden á su hueste, y tornó con mucha dilijencia hácia Africa: el caudillo de los berberíes Aben Cahina, que poco antes huia á los desiertos de las tropas muslimes, siguió la marcha de la hueste de Ocba, y mataba á los muslimes que se rezagaban ó salian de sus compañías. Como á su llegada á Cairvan hallase sosegada y allanada la rebelion, dividió Ocba su ejército y lo repartió en las comarcas para mayor comodidad de los pueblos y de su jente. Con un campo volante de caballería corrió Ocba la tierra de Zâb y ocupó un lugar llamado Té– huda: allí fue acometido de innumerable muchedumbre de berberíes y cristianos. Dispuso y ordenó su jente en batalla, hizo sus oraciones y exhortó á sus muslimes á la pelea: mandó quitar las prisiones á Muhejir, que luego vino á su presencia, y le dijo Ocba: Hoy, amigo, es dia de libertad, de martirio y de ganancia, la mas preciosa para los muslimes; no quiero que pierdas tan buena ocasion: Así es la verdad, respondió Muhejir, y te doy gracias porque me concedes esta oportunidad, que cierto deseo la misma ventura. Mandóle Ocba dar un buen caballo y armas; y luego cada uno de ellos rompió la vaina de su espada, y todos los caballeros muslimes hicieron lo mismo. Trabóse entre ambas huestes atroz pelea, y fue horrible la matanza: casi todos los muslimes murieron allí como buenos, que rodeados de la multitud de los enemigos, muy pocos escaparon. Quedaron prisioneros Muhamad ben Aus, el Ansari, y Iezid ben Chalaf y pocos caballeros mas, que rescató de los enemigos Aben Mesad, señor de Cafisa, y los envió á Zohair ben Cais, el Balui, que le habia dejado Ocba ben Nafe en el gobierno de Cairvan cuando su salida á la conquista de Sûs, y á Omar ben Aly, el Coreisi, caudillos ambos de valor y de mucha

autoridad. Fue esta sangrienta batalla de Téhuda en el año 63.

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Elberberi Aben Cahina, muy ufano y envanecido de esta victoria, vino con sus huestes hácia Cairvan: salieron contra él los caudillos Zohair y Omar. Traia el berberí mas de treinta mil hombres; pero con el favor de Dios vencieron los muslimes, y huyó Aben Cahina y los suyos en desórden, perseguidos de siete mil caballos, que era toda la jente de Zohair. Esta victoria animó á los muslimes, y acreditó mucho mas á este noble caudillo: le escribió Abdelaziz ben Meruan, que era walí de Ejipto, dándole gracias á él y á todo el ejército por su constancia y valor, y á nombre del califa le encargó el mando de la conquista y sosegar las inquietudes y revueltas de los berberies. Entre tanto Zohair allegó la jente que estaba en Atrobolos, y con esta y la que llegaba de Ejipto salió de Barca, donde se habian reunido, y se puso en marcha. Cuando llegaron estas tropas á Cunia, les salió al encuentro una hueste innumerable que parecia una inundacion. Tuvo Zohair consejo con los caudillos y principales caballeros, y dijo á las tropas: O compañías de muslimes, ya vuestros amigos se os han adelantado, y gozan las delicias del paraiso; ya otra vez el Señor á quien adoramos os franquea las puertas de la bienaventuranza, así que no temais el inmenso jentío de estos bárbaros, que hoy peleando como valientes, ó tendremos la apetecida victoria, ó el paraiso y su triunfal corona. Se opuso á la resolucion de entrar en batalla Abu Sajea, y gran parte de la caballería ejipcia siguió á este caudillo, y no quisieron arriesgarse, y en el momento que Zohair y sus valientes acometian á los enemigos, està caballería se retiró del campo con precipitada marcha. Los árabes honrados de Zohair pelearon con maravilloso valor, pero fueron vencidos de los innumerables enemigos, y la hueste de los muslı– mes se dispersó por diferentes partes, y Zohair con algu

nos pocos tornó á Barca, año 64, y mantuvo con mucha constancia aquella frontera. Con esta victoria los berberíes ocuparon aquella comarca de Cairvan, y se apoderaron tambien de la ciudad.

Con noticia de este desman vino á Africa Abdelmelic ben Meruan; encontró en Barca á Zohair ben Cais, y juntas las tropas de ambos, hicieron cruda guerra á los berberies, y recuperaron la ciudad de Cairvan, y allanaron aquellas jentes. Continuó gobernando la provincia de Barca el walí Zohair, y fue muerto en una celada por los cristianos con muchos de los suyos. Hasan ben Naaman, el Gasani, era walí de Ejipto cuando la muerte de Zohair; y le mandó Abdelmelic que siguiese la conquista de África: para esta empresa allegó la jente de aquella frontera, y reunió cuarenta mil hombres de muy escojida jente. Con esta hueste se dirijió contra la ciudad de Cartajena la antigua, que era la principal de África, y la cercó y apuró tanto, que al cabo de largo sitio la entró por fuerza, destruyó sus muros, mató en ella muchos cristianos y griegos que la defendian: muchos de sus habitantes se pasaron á Sicilia y á España, perdiendo sus bienes. En este tiempo vino con gran poder contra él la reina de los berberies, que se llamaba Cahina, que en aquellas partes era muy poderosa mantuvo la guerra con varia fortuna por algunos años; pero al fin en una sangrienta batalla la vencieron los muslimes y la hicieron prisionera con los principales de su corte: las tropas que la cautivaron la dejaron con vida por ser mujer y reina, y la llevaron á presencia del caudillo Hasan; propuso á Cahina las condiciones que aseguraban la quietud de la tierra, la obediencia y tributos á los califas, y la exhortó á que siguiese la verdadera creencia; se negó á toda propuesta, y la mandó descabezar, y así se hizo, y puso la cabeza canforada en una preciosa caja, y la envió á Abdelmelic ben Meruan con las nuevas de esta insigne victoria y muy ricos presentes.

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