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Don Eugenio de Tapia,

Individuo de la Direccion general de estudios, y de la Academia.
española.

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EN LA IMPRENTA DE YENES,

CALLE DE SEGOVIA, NÚM. 6.

1840.

Se vende en las librerias de Cuesta, Perez y Rios.

ÉPOCA SEGUNDA.

DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIII

HASTA EL FALLECIMIENTO DE LA REINA CATÓLICA DOÑA ISABEL,

CAPÍTULO I.

Estado social de la monarquia castellana desde principios del siglo XIII hasta la muerte de Enrique IV.

En

n la primera época de esta historia hemos visto formarse tres monarquías cristianas de humilde origen, compuestas de discordes elementos, los cuales saliendo, por decirlo asi, del caos, se unen y amalgaman para componer la representacion nacional, mejora preeminente hecha en las sociedades de la edad media. Empero la monarquía no estriba aun en sólidos cimientos, porque el poder real no tiene toda la fuerza necesaria. El elemento aristocrático, mas poderoso que él, le combate reciamente; y esta lucha, que se prolonga hasta el tiem→

po de los reyes católicos, forma un tristísimo cua dro en nuestros anales.

En medio de esto la civilizacion sigue su curso progresivo: los mismos desórdenes de la aristocracia hacen que se aumente la fuerza moral del trono, y que el pueblo le auxilie eficazmente para restablecer el orden, y dar vigor á las leyes. Al mismo tiempo el espíritu de investigacion se va difundiendo por todas partes, y la Europa se prepara insensiblemente á una revolucion intelectual.

A principios del siglo XIII las armas unidas de Castilla, Aragon y Navarra destruyeron el ejército infiel mas numeroso que habia amenazado desde la invasion de los árabes á las sociedades cristianas. Con tan glorioso triunfo quedó espedito

el

paso á las Andalucías; y acaudilladas luego las huestes castellanas por el justo y magnánimo Fernando III, enarbolaron sus victoriosos pendones en la opulenta y antigua capital de los Omiadas, en Sevilla, Jerez y otras ciudades de nombradía. Aumentáronse con esto los recursos de la monarquía. castellana: su agricultura, comercio é industria recibieron nueva vida con la adquisicion de tan fértiles territorios, y con el aumento de tan industriosas poblaciones.

La sociedad castellana en aquella época pudo servir de modelo á las demas de Europa. Las vir

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tudes del rey que la gobernaba influyeron tanto en las costumbres públicas, que todas las clases respetaban mutuamente sus derechos, sin turbar la profunda paz debida á tan acertado gobierno (1). La justicia y la buena fé cran las calidades mas sobresalientes de Fernando: fiel á su palabra jamás faltó á los pactos que hizo, y esta conducta le habia grangeado una alta reputacion entre infieles y cristianos. La autoridad real, que se habia acrecentado sobremanera con la reunion de las dos coronas de Leon y Castilla y con las nuevas adquisiciones en Andalucía, no se empleo en oprimir al pueblo, sino en protegerle y asegurar sus derechos (2). Entonces se consolidó la representacion nacional, y la nobleza reprimida hubo de someterse á la voluntad de tan poderoso monarca.

Preparaba este una espedición militar al Africa, y para ello habia formado una respetable escuadra; pero la muerte le impidió llevar á cabo

(1) Don Lucas de Tuy, obispo y escritor de aquel tiempo, dice de San Fernando: in tanta pace regnum sibi subditum rexit, ut majores vel minores in aliorum res insurgere non auderent. Chronicon Hispaniæ.

(2) La crónica general refiere que antes de morir el rey llamó á su hijo don Alonso, y despues de encargarle que guardase al pueblo sus franquezas y libertades y sus fueros á la nobleza, cumpliese al rey de Granada el pacto que con él tenia hecho. ¡Tal era su justicia!

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