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ban. Despues de varios trámites y negociaciones se ajustó por fin un convenio firmado por la reina en Villafranca, cuyas principales condiciones eran: que el príncipe fuese lugar-teniente general irrevocable del rey en Cataluña, y que su padre se abstuviese de entrar en ella. El príncipe juró solemnemente conservar las constituciones del Principado, los usos de Barcelona, y las demas libertades de la tierra; y los catalanes por su parte prestaron juramento de fidelidad á don Cárlos como primogénito y lugar-teniente.

Esta concordia no podia ser duradera por la mala fé del rey y de su esposa. Asi es que habiéndole enviado don Cárlos y el Principado una embajada para que confirmase el convenio ajustado con la reina, y concluyese los conciertos que despues de libre el príncipe se habian seguido sobre su casamiento con la infanta de Castilla doña Isabel; el rey que aborrecia este enlace mas que la muerte, detuvo á los embajadores, bajo pretesto que no era decente seguir en aquel concierto, mientras el de Castilla mantenia contra él una rey enconada guerra (1). Esta oposicion del rey y las intrigas que por él y la reina se empleaban para

(1) Vida del príncipe de Viana. Zurita, Anales de Aragon.

separar del partido de don Cárlos á muchos señores principales de Cataluña, le obligaron á este á buscar un apoyo en el rey de Francia Luis XI, que acababa de suceder á su padre.

Complicados asi los negocios, la salud del príncipe que no se habia restablecido desde la prision de Morella, se empeoró con los cuidados y la incertidumbre en que veia su suerte; y adoleciendo de gravedad, falleció á mediados de setiembre de 1461. A pocos dias de su fallecimiento murió tambien su repostero, y se atribuyó la muerte de uno y otro á envenenamiento. Esta creencia que no estaba tan destituida de fundamento (1), exasperó los ánimos hasta el punto de que los catalanes llamando a su rey parricida y enemigo de la patria, le alzaron el juramento de fidelidad, y se pusieron en abierta rebelion, ofreciendo al rey de Castilla el señorío del Principado. Admitió la oferta don Enrique, y envió allá un ejército respetable; pero con su genial inconstancia y falta de fé, hizo despues alianza con el rey don Juan, abandonando á los catalanes.

Eligieron luego estos por su señor á don Pedro,

(1) Véase sobre este punto una larga nota en el tomo 7.o de la Historia de Mariana, edicion de Valencia, página 15, y tambien las observaciones que hace el señor Quintana en la citada vida del príncipe don Cárlos.

condestable de Portugal, pero no con mejor fortu na; porque atacados por un ejército del rey de Aragon, sufrieron una total derrota. Mas no por eso desmayaron; antes bien cobrando nuevos brios, eligieron por señor al duque de Anjou, á consecuencia de haber muerto el condestable; pero tampoco fué mejor el éxito de esta nueva resolucion. Las tropas catalanas y francesas fueron vencidas por las huestes de don Juan. La Francia cansada al fin de guerra, y desesperanzada de buen suceso, no quiso sostener por mas tiempo las pretensiones de Renato de Anjou. Por último los catalanes destituidos de apoyo hubieron de someterse, si bien con honrosas condiciones. «Juró el rey á los catalanes, dice el historiador Abarca (1) sus privilegios y costumbres con la misma solemnidad que el primer dia de su coronacion, sin memoria alguna de que le habian traido por diez años arrastrando la cadena de tantos y tan varios trabajos, necesitándole (como él solia decir) á conquistar el principado palmo á palmo, y todo con sumos y recíprocos daños.»

Con tantas calamidades claro es que la civilizacion fomentada con tanto esmero por don Alonso V, debió padecer grande retraso durante el go

(1) Anales, tomo 2.0, folio 177 vuelto, col. 1.a

bierno de su hermano don Juan; asi como las costumbres se pervirtieron con tantos actos de ferocidad, y con el mal ejemplo que daba el monarca en la inmoral persecucion de su hijo primogénito don Cárlos, y de la hermana de este doña Juana desposeida tambien de la corona de Navarra, y atrozmente envenenada.

Muerto por último este mal padre y abominable príncipe, aunque buen guerrero, recayó la corona de Aragon en don Fernando su segundo hijo que estaba ya casado con doña Isabel de Castilla, reuniéndose con este enlace las dos coronas.

CAPÍTULO VII.

Estado particular de Cataluña y Valencia.

Incorporados á la corona de Aragon el reino de Valencia y el principado de Cataluña, por conquista el primero, y por enlace matrimonial el segundo, se rigieron por leyes particulares. Cada cual tenia sus córtes compuestas de tres estamentos á brazos; porque la subdivision de la nobleza en dos clases no se conocia en aquellos estados. El señor Capmany en su Práctica de celebrar cortes inserta varios pasages de autores catalanes (1) acerca de las cortes de aquel pais, los cua

(1) Compendio de las constituciones de Cataluña, por Narciso de San Dionis, jurisconsulto barcelones del si

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