Imágenes de páginas
PDF
EPUB

posa y su hijo primogénito don Gaston de Fox. continuaban en Navarra llevando adelante el proyectado designio.

Hallábase á la sazon el rey don Juan ocupado en sus diferencias con los catalanes; y por grandes que fuesen los motivos que tenia de indignacion contra los ingratos y ambiciosos príncipes su yerno é hija, disimuló por entonces para no aumentar los enemigos dentro de su propia casa. Asi pues encargó á la reina su esposa que fuese á conferenciar con doña Leonor para restablecer la buena concordia y armonía doméstica. Viéronse las dos en Ejea de los caballeros, donde hicieron una confederacion cual pudieran ajustarla dos príncipes enemigos, y la princesa doña Leonor siguió gobernando el reino de Navarra; pero sin ceñir la corona que tanto ansiaba.

Por fin el rey don Juan pasó á Olite á conferenciar con su hija doña Leonor, y entre los dos quedó acordado entre otras cosas lo siguiente: que todos los pueblos de Navarra reconociesen y obedeciesen al rey don Juan; que los príncipes fuesen gobernadores perpétuos del reino, escepto cuan. do el rey se hallase dentro de él; que mantuviesen los privilegios y las libertades del reino; que las cortes les prestasen juramento de fidelidad para despues del fallecimiento del rey; que este y los príncipes jurasen no enagenar el reino ni par

te alguna; que los tres estados jurasen tambien mantenerse unidos para que el rey y los príncipes cumpliesen lo pactado; y que se concediese una amnistía general.

Ratificado el convenio por el conde de Fox en Francia, volvióse el rey don Juan á la guerra de Cataluña, y doña Leonor continuó gobernando en Navarra. Deseosa de pacificar el reino llamú al conde de Lerin y á otros principales caballeros de su bando, y les propuso el sometimiento á la autoridad real; pero ellos recelosos de que la princesa abandonando al partido beamontes que tanto la habia favorecido, estuviese ya ganada por su padre que miraba con ojos mas propicios á los agramonteses; pidieron tiempo para determinar sobre un asunto que ofrecia tantas dificultades.

La princesa entretanto entabló relaciones secretas con los agramonteses de Pamplona para apoderarse de esta plaza, cuyo dominio tenia el conde Lerin, como tambien el de otras. Descubriose casualmente el intento de tomar por sorpresa y traicion aquella ciudad, precisamente cuando las tropas destinadas á ello acababan de entrar en las primeras calles: trabóse una sangrienta pelea entre los dos bandos de agramonteses y beamonteses, que tantos estragos hicieron en Navarra: duró la contienda largos años: el conde de Fox,

que vino de Francia con la gente que pudo en socorro de su muger, falleció á poco tiempo de su llegada. Ultimamente despues de porfiados combates y varios sucesos que no presentan sino el funesto cuadro de la anarquía, murió el rey don Juan; y fué coronada reina de Navarra su hija Leonor, cuya grandeza se disipó como un relámpago, pues la arrebató la muerte á los pocos dias de su coronacion. Sucedió en su lugar don Francisco Febo su nieto, hijo de don Gaston, muerto antes que su madre doña Leonor, y de madama Magdalena de Francia, hija de Cárlos VII y hermana de Luis XI.

Muerta doña Leonor se entregaron los beamonteses y agramonteses á nuevos escesos y alborotos, protestando sin embargo unos y otros que querian al nuevo rey, si bien cada uno de ellos le deseaba á su modo, segun el interés de su partido. La anarquía habia llegado á tal punto, que nadie podia viajar en aquel reino sin llevar una gran escolta marchando en actitud y forma de guerra. Por desgracia el rey era un menor de edad, y estaba bajo la tutela de su madre la princesa doña Magdalena; de suerte que el trono tenia poca fuerza para reprimir á los partidos, y conjurar el inminente riesgo que amenazaba de parte del rey de Castilla don Fernando.

Cumplida la menor edad tomó el rey Febo las

riendas del gobierno; y entre otras cosas ordenó previo el consejo de su madre y del cardenal don Pedro de Fox su tio, que nadie, pena de la vida, apellidase bando de agramonteses ni beamonteses. Restituyó al conde de Lerin en el supremo cargo de condestable, del que se hallaba desposeida su casa hacia muchos años; le hizo donacion de varios pueblos que habia recobrado de los castellanos; y uso de igual liberalidad con otros caballeros. Esto le grangeó la voluntad de todos, y donde quiera se presentaban anuncios de un feliz reinado.

ΕΙ rey de Castilla don Fernando V, trató de casar con el de Navarra á su hija segunda doña Juana; pero la princesa doña Magdalena, influida por su hermano el rey de Francia Luis XI, enemigo mortal de Castilla, no solo rebusó este enlace, sino que temiendo la venganza dé Fernando, sacó al hijo de Navarra contra su voluntad, y se le llevó á Bearne, donde á poco tiempo fué envevenenado. Atribuyeron unos este crímen al rey de Castilla, otros al conde de Lerin, en venganza de haber intentado matarle el rey antes de su salida para Francia; pero estas sospechas nunca han podido justificarse. Sucedió á Febo su hermana doña Catalina, que casó con don Juan de Albret ó Labrit, hijo y heredero de Aman de Labrit, el señor mas poderoso de la Guiana. Fueron estos los úl

timos reyes de la dinastía de Navarra, por la conquista que de este reino hicieron los reyes católicos, segun se dirá en su lugar (1).

(1) Las noticias concernientes á Navarra se han tomado principalmente de Moret y su continuador Aleson, teniendo tambien á la vista el útil compendio de la Historia de Navarra, publicado en 1834 por el señor Yanguas.

« AnteriorContinuar »