daba otro recurso, declaró sucesor suyo al infante don Fernando confirmándole en el cargo de gobernador general, con ánimo de revocar esta determinacion cuando tuviese la fuerza necesaria para hacerlo.

No tardó en verificarse; porque don Lope de Luna , que desde el principio mandaba un cuerpo respetable de la union aragonesa, se pasó al partido del rey; y unido con otras tropas realistas y algunas castellanas auxiliares, acometió á los de la union que tenian cercada la importante plaza de Epila, logrando derrotarlos. El infante don Fernando quedó herido y prisionero en poder de los castellanos, que le condujeron á Castilla para libertarle de la irà del rey su hermano. Tambien quedaron heridos algunos caudillos principales de uno y otro bando, entre ellos don Lope de Luna.

Noticioso el rey de aquella victoria, se encaminó á Zaragoza, la cual y otros pueblos del reino renunciaron por un año á sus fueros para que se procediese sumariamente contra los culpados. En aquella ciudad fueron ajusticiados trece de los principales, ó veinte segun una memoria antigua; y algunos mas en diferentes partes del reino: las confiscaciones fueron muchas (1).

(1) Abarca, Anales folio 111 vuelto, col. 1.a

Despues de esto el rey para evitar en lo sucesivo iguales disturbios juntó cortes en Zaragoza, y en ellas renunciaron los aragoneses al fuero de la union con general consentimiento; porque habiendo sido, dice Abarca, introducida en lo antiguo para uso justo de una medida defensa de la libertad y de los fueros, ya por su abuso les era contraria y demasiada. Zurita hablando de este asunto dice lo siguiente: "Lo primero que se ordenó en ellas (las cortes de Zaragoza) de comun consentimiento de toda la córte, á 4 del mes de octubre, fué establecer que atendido que la union del reino de Aragon introducida antiguamente para la conservacion de los fueros y privilegios del reino, por el abuso y esceso grande redundaba no solamente en derogacion de los mismos fueros y privilegios, sino tambien en lesion de la corona real, en tanto grado que de ello resultaba infamia generalmente á todo el reino; por esto como leales súbditos, y que codiciaban guardar su fidelidad como debian á sú rey y señor natural, deliberadamente renunciaban la union; y establecian que todos los privilegios, libros y escrituras que se habian ordenado con título de ella, y los sellos se rompiesen. Ordenose que se hiciera fuero espreso, que generalmente se guardase por todos, y renunciaron tambien la confederacion que habian hecho por esta causa con los del reino de

Valencia, y anularon las vendiciones y procesos hechos por la union como ilícitos: y dentro de la casa y convento del monasterio de los predicadores donde se celebraban las cortes, segun el rey escribe en su historia, se quemaron dos privilegios de la union concedidos por el rey don Alonso, y la confirmacion que el rey habia otorgado en las cortes del año pasado, y todas las escrituras y procesos que se habian ordenado por los de la union. Se rompieron sus sellos, y quedó de alli adelante perpetuamente revocado este nombre, y asi aquella licencia y soltura que llamaban libertad, que se adquirió con alteraciones y movimiento del pueblo, y se quiso defender por las armas, vino á perderse, como suele acaecer por ellas mismas, y por el poderío y autoridad real. Pasó tambien otra cosa segun está recibido comunmente, que el rey como era de su condicion ardiente, y fácilmente se encendia en ira, queriendo él por sus manos romper uno de aquellos privilegios con el puñal que llevaba, se hirió en una mano y dijo: que privilegio que tanto habia costado, no se debia romper sino derramando su sangre (1).

Abolido para siempre el privilegio de la union, se aumentó el poder del trono; si bien al mismo

(1). Anales tomo:2,°, folio 225, col. 1.a

tiempo se afianzó el orden público, y se dieron mas atribuciones al Justicia para asegurar los derechos individuales contra la opresion y tirania (1).

Despues de lo ocurrido en las cortes de Zaragoza, marchó don Pedro á Valencia con grande ejército; y vencida la union valenciana tras un sangriento combate, entró en aquella ciudad, donde por orden suya fueron condenadas á muerte 24 personas. De ellas unas murieron degolladas, ahorcadas otras, y algunas sufrieron el atroz castigo de tragar el metal derretido de una campana de la unión con que se llamaba á los individuos de ella á sus juntas nocturnas (2). Tambien fué culpable don Pedro de la trágica muerte de su her

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(1) Zurita dice: «desde este tiempo, segun escribe Juan Jimenez Cerdan que fué muchos años Justicia de Aragon, por la revocacion de aquellos privilegios de la union fué este oficio muy ampliado, y se acabó de fundar la jurisdiccion de él con grande preeminencia y suprema autoridad, que fué desde los tiempos antiguos el amparo y defensa contra toda opresion y fuerza.» Anales tomo 2.o folio 229 vuelto, col. 2.a

Del origen, atribuciones y procedimientos judiciales del Justicia mayor de Aragon, trata la obra de Vargas Machuca, poco conocida en el dia, cuyo título es Consideraciones prácticas para el sindicado del Justicia &c. Véase el apéndice V donde se da una ligera idea de este libro curioso aunque mal escrito.

(2) Abarca, Anales tomo 2.o, folio 112 vuelto, col. 2.*

mano el infante don Fernando à quien aborrecia: y en los últimos dias de su vida, procesó á su hijo don Juan, por instigacion de la madrastra, mandando por medio de pregones que nadie le obedeciese ni tuviera por sucesor suyo. El príncipe acudió al tribunal de Justicia mayor, que á la sazon era don Domingo Cerdan; y gracias a la firmeza de este no fué despojado de sus derechos, pero tuvo que vivir retraido de la corte.

Don Juan que debiera haber respetado la justicia por ser ella la que le salvó en tiempo de su padre, apenas por fallecimiento de este comenzó á reinar, cuando sañudo trató de vengarse de su madrastra. Aprisionada en su fuga á Barcelona, se le dió tormento para que declarase acerca de dos crímenes que se le atribuian, á saber: 1.o el de haber dado hechizos á su marido para dominarle, y al nuevo monarca para alterar su salud, lo cual afirmaban los médicos; 2.o el de haber estraido de palacio alhajas y otras preciosidades. Ignorase como se hubo la reina en el tormento; pero el rey la perdono, despues de haber mandado degollar á varios que se suponian cómplices suyos.

Estos actos de violencia, harto comunes en las otras monarquías cristianas por aquellos tiempos, á pesar de las leyes protectoras de la seguridad individual, prueban la insuficencia de las mismas,

y

la fiereza de las costumbres, las cuales se miti