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estuvo exento de dificultades, pues en aquella reunion, que parecia encaminarse meramente á afianzar la paz y sosiego de España, no dejaron de cruzarse intrigas y de luchar opuestos intereses.

viene me informe de cuanto haya ocurrido relativamente al reconocimiento de la Regencia. »

Tratando de este asunto, puedo decir á V. E. desde luego que, consiguiente á la pretension del Rey de Nápoles, para tener la Regencia del Reino, ó á lo menos principal parte en ella, durante la cautividad del Rey N. S. y su Real Familia, y al apoyo que esta pretension hallaba en la Córte de Viena, se encontraban grandes dificultades que vencer, para que hubiese la union en las cuatro Potencias que tanto importaba, y para que la Inglaterra, que tenia un Ministro cerca de las llamadas Cortes, conociese la parte activa y eficaz que tomaban las mismas cuatro Potencias.»

En estado tan difícil ocurrió felizmente al General Pozzo di Borgo, Embajador de Rusia, proponer al Vizconde de Chateaubriand abrir un protocolo entre los Embajadores de las mismas cuatro Potencias aquí, que explicando el objeto de la Regencia que se iba á formar, y redactandolo por artículos, quedase á salvo el derecho de S. M. Siciliana, y esto no obstante á que, vencido este inconveniente, procediesen los Ministros de las mismas cuatro Potencias, á presentarse cerca de la Regencia y dar al mundo este testimonio público de la union que reinaba entre ellas con tan loable y digno objeto. »

«Esta idea tan sagaz fué bien acogida por Mr. de Chateaubriand, produjo todo el efecto que se deseaba, y acaba de recibir últimamente la aprobacion de la Corte de Viena, como he dicho á V. E.»

Dios etc. Paris 1.o de julio de 1823. M. el Duque de San Carlos. Excmo. Sr. D. Victor Damian Saez.

(Apuntes manuscritos.)

Un hecho poco sabido, y que á pesar de su extrañeza está comprobado por documentos auténticos, es que el Rey de las Dos Sicilias pretendió, por aquel tiempo, que se le confiase la Regencia de España (8).

Un Monarca que acababa de recobrar su Trono y se mantenia en él con el apoyo de armas extrangeras, solicitaba que se le encomendase el Gobierno de otra nacion, alegando los vínculos de parentesco que le unian con el Rey Fernando, y présentándolos como títulos valederos para ejercer en su nombre la Potestad Soberana.

Parece que el Gabinete de Viena calentaba en secreto aquella pretension; ya lo hiciese movido del deseo de suscitar embarazos al Gobierno Francés y

(8)

En Viena temíamos que combatir contra unos celos, que ya se mostraban á rostro descubierto, ya ocultos con la máscara del interés. El Gabinete Austriaco, alarmado con nuestros triunfos ¿no empujó al pobre Gabinete de Nápoles, para que reclamase la Regencia de España? Miserable desavenencia, que nadie supo, y que estuvo á pique, de echarlo todo á perder, por la incertidumbre en que puso durante algunos momentos nuestras operaciones. Los detalles se verán en la correspondencia. La resulta de ello hubiera sido que hubiéramos hecho la guerra en beneficio del Rey de Nápoles, agnado y heredero del Rey de España; y como el anciano Rey no podia venir á nuestro ejército, hubiera estado representado en él por el Príncipe de Castelcicala, bajo cuyas órdenes hubiera tenido el Duque de Angulema el honor de servir. El emperador de Rusia puso término á este juego de títeres, en que Mr. de Metternich hacia el papel de Serafin; aconsejando al

contrapesar su influjo en España (9), ya porque esperase que, dominando el Austria, no menos con las armas que con el consejo, en la Córte de Nápoles, seria aquella, y no esta, la que realmente imperase en Madrid, si llegaba á granazon semejante proyec to. Mas la oposicion que debió hallar naturalmente. en el Gabinete Francés el temor de suscitar una cuestion que rompiese la union entre las Grandes Potencias, entonces mas que nunca necesaria, y las artes que se emplearon con buen éxito para allanar dificultades, todo contribuyó á que desistiese de su pretension el Rey de las Dos Sicilias, limitándose á presentar una vana protesta (10).

Rey de Napoles que volviese á sus Estados, á fin de velar subre el Gobierno de su propio Reino. »

(Congrés de Vérone etc. tomo I, cap. LIII.) ·

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(9) En otra ocasion se le ocurrió al Austria otra propuesta que debia encantarnos: Mr. de Caraman nos hizo dicha propuesta; a saber que Mr. d de Metternich esperaba que podria conseguir de la Inglaterra que fomase parte en nuestras deliberaciones en París, respecto de los negocios de España. De suerte que, si aceptábamos esta medida conciliadora, no, teníamos que meternos en nada: todo lo encomendábamos a la bendita mediacion del Austria, lo mismo que el Duque de Wellington nos habia propuesto la mediacion de la Inglaterra. La Prusia siguió al principio el movimiento de Petersburgo; pero despues que Fernando estuvo libre, cuando creyó vislumbrar algunos vagos deseos constitucionales respecto á las instituciones de España, se volvió tormentosa; su Enviado en Madrid nos hizo mucho mal, tomando parte en las pasiones absolutistas del pais.....

*(10)

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(Congrés de Verone etc.; tomo I, cap. LIII.)

«

"

Muy señor mio: tengo el honor de anunciar á V. E.

CAPITULO XXXV.

A tiempo que la revolucion de España caminaba aceleradamente á su término, fué ya de mal presagio el repentino fin que tuvo la revolución de Por tugal.

Considerábanse entrambas como hermanas, asemejándose no poco en su orígen, habiendo adoptado casi las mismas instituciones políticas, y conociendo por una especie de instinto que los riesgos que amenazasen á una no podian menos de amagar á la otra.

Mas, á pesar de este íntimo convencimiento, bien fuese por resabios de antigua rivalidad, inoportunos!

que se han allanado las dificultades que había en nuestras relaciones con la Córte de Nápoles, motivadas por la pretension de S. M. Siciliana á la Regencia del Reino, durante la ́cautividad del Rey N. S. El Príncipe de Castelcicala hará una protesta, para dejar siempre a salvo el derecho de sucesion del Rey su amo; y con este acto espero que se restablezcan en el mismo pié que estaban antes las relaciones de amistad y buena correspondencia que habia entre ambas coronas »

«El Vizconde de Chateaubriand no tenia aun de oficio esta noticia, que me ha dado como positiva, y el Conde Brunetti, Ministro de Austria cerca de la Regencia, recibirá el ́mismo aviso para su conducta ulterior, pues como he tenido el ho-" nor de comunicarlo á V. E., la Córte de Viena protegia antes esta pretension de S. M. S.»

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«Renuevo etc. París 2 de julio de 1823. Firmado. M. el Duque de San Carlos. Excmo. Sr. D. Victor Damian 'Saez. (Apuntes manuscritos.)

á la par que perjudiciales, bien porque no se perci-, biese, cual debiera, la necesidad de estrechar los vínculos entre ambas naciones, lo cierto es que el Gabinete de Lisboa dió al de Madrid fundados motivos de queja (1); ya mostrando cada dia mas empeño en apoderarse por todos medios de una de sus colonias, ya negando que subsistiesen los antiguos tratados; cual si la invasion de las tropas francesas en la Península, durante la guerra de la independen→

(1)«En la memoria leida en las Cortes por el Ministro de Estado en la sesion del 11 de julio de 1820 se hablaba de esta suerte respecto de las relaciones de España con Portugal: La ocupacion de Montevideo por las tropas portuguesas desde el año de 1816 ha ocasionado contestaciones con la Córte de Janeiro, y puesto en el caso de buscar la mediacion de las Grandes Potencias Aliadas, Austria, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Prusia, mediacion que, admitida por ellas, comenzada bajo los favorables auspicios del reconocimiento de nuestra justicia, y despues, ó interrumpida ó seguida con lentitud, no ha tenido resultado alguno, ya porque no se verificó la expedicion marítima auxiliadora nécesaria de la mediacion, ya porque las circunstancias en que nos hemos hallado no han dejado de comunicar a nuestras negociaciones aquel línaje de disfavor y falta de influjo que siempre acompañaron en las transacciones políticas á toda situacion embarazosa. Vuel– ta posteriormente la atención del Gobierno hacia la gran novedad política que ha producido la descada reunion de las Córtes del Reino, nada se ha adelantado en esta negociacion; y nuevas combinaciones deben ser el resultado del nuevo estado de las cosas, en el que el Gobierno de S. M. no descuidará nada de cuanto pueda contribuir al mantenimiento de la gloria, décoro y derechos del Trono y de la Nacion.»

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