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Pendant quinze ans, tout le travail he consista qu' á maintenir contre les resistances interieures un état de choses fondé sur l'invertitude et la confusion de tous les principes, La Sainte Aliance fut plutot de la haute police que de la politique,»

(Des interets nouveaux en Europe: par Louis Carné: tomo 11.)

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Examinando a fondo el sistema establecido por la Santa Alianza, se echa de ver que se reducia á encomendar á la política exterior de los Gabinetes la conservacion de la tranquilidad interior de los Estados. erior de los Resta Este mero anuncio indica suficientemente, no

,

solo la dificultad de la empresa sino cierta incongruencia entre el fin que se apetecia y los medios Vlos que para conseguirlo se empleaban; pudiendo á veces acontecer que condujesen á un tralmente opuesto:

punto diame

Cuando un Gobierno tiene que buscar en sus propios recursos su estabilidad y firmeza, naturalmente procura establecer órden y concierto en la administracion del Estado; pero cuando libra su seguridad en el apoyo extrangero, dificil es que no se desvie de la senda de la moderacion y templanza, mirando con escaso aprecio la opinion de sus propios súbditos, que aun en los Estados mas absolutos, pone por lo comun al ejercicio de la suprema autoridad ciertos límites y barreras.

De esta suerte, por su tendencia misma, el sistema establecido por la Santa Alianza disminuye el influjo de las causas morales, priva á las leyes del carácter augusto de conservadoras de la sociedad, y relaja los vínculos naturales entre los Soberanos y los pueblos.

La ciencia de Gobierno se vale de varios medios para arrancar semillas de disturbios, conciliar ánimos y hermanar intereses, afianzando insensiblemente la tranquilidad del Estado, pero la política exterior no puede emplear para el mismo fin sino un solo y único instrumento; la fuerza.

No tiene pues el carácter de una autoridad tutelar y benéfica, que examina el origen del mal, destruye sus causas y evita sus efectos; sino el carácter de un código criminal, que no cuida de prevenir lo s delitos, sino que señala la pena con el brazo armado para castigarlos.

Dejando amontonarse en el seno de los Estados los motivos de descontento, no tiene ningun recurso para impedir los trastornos ni aun siquiera para pre

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verlos. Confia exclusivamente en el influjo del temor; y si este no basta á contener á los pueblos en los límites de la obediencia, la explosion misma y la catástrofe son el primer anuncio del peligro.

Verdad es que, pasada la sorpresa, prepara y reune medios poderosos de represion y de escarmiento; pero como solo emplea las armas, no puede aspirar con ellas sino á resultas materiales; á tomar plazas, ́ganar batallas y destruir á los enemigos que se le opongan.

El sistema que se escogió para acabar con las revoluciones se asemejaba, si es que no era idéntico, al que seguiria un conquistador para sujetar territorios. Mas como la fuerza física está limitada por su propia naturaleza, resulta que es casi inútil é impotente, cuando mas envanecida se muestra por haber llegado á su término; puede combatir y triunfar; pero no dar vida á los Gobiernos ni paz á las naciones.

Aun despues de la victoria, deja la misma cuestion por resolver: ó el Gobierno restablecido tiene cordura bastante para afirmar su propia autoridad y alejar el peligro de otras insurrecciones, ó prepara nueva ocasion de intervenir á la fuerza extrangera. Es imposible salir de este círculo fatal.

Hasta puede afirmarse que una vez conseguido el triunfo, el Gobierno que recibió el auxilio extraño queda en situacion mas crítica que antes; por cuanto los apuros del Erario, el contraste de las pasiones, el encono de los partidos, todos los obstáculos en fin que se oponen á la quietud del Estado han debi

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