Es lumbre de linterna, que turba y deslumhra a quien la mira y pone en ella los ojos; es luciérnaga, que, mirada de lejos, se juzga estrella, y acercándose y asiéndola, se halla gusano que se enciende en resplandor con la... Obras v.2 - Página 217por Francisco Gomez de Quevedo y Villegas - 1790Vista completa - Acerca de este libro
| Francisco de Quevedo - 1772 - 956 páginas
...se atrepellaban unos á otros sin orden , no siguiéndolos , ni amenazándolos alguno. DISCURSO. NO hay cosa tan disimulada como el pecado. En la noche...de linterna , que turba , y deslumhra á quien la miiia , y pone en ella los ojos : es luziernaga , que mirada de lejos se juzga estrella , y acercándose... | |
| Francisco de Quevedo - 1852 - 700 páginas
...la noclieque le sobra, con que ciega sus lipes, escurece los sentidos y potencias de sus secuaces. Es lumbre de linterna, que turba y deslumhra á quien la mira y pone en ella los ojos ; es luciérnaga , que , mirada de lejos, se juzga estrella, y acercándose y asiéndola, se halla gusano... | |
| Francisco de Quevedo - 1852 - 712 páginas
...se atrepellaban unos á otros sin orden, no siguiéndolos ni amenazándolos alguno. » tiscttiso. No hay cosa tan disimulada como el pecado. En la noche que le sobra, con que ciega sus tines, oscurece los sentidos y potencias de sus secuaces. Es lumbre de linterna, que turba y deslumhra... | |
| Francisco de Quevedo - 1859 - 688 páginas
...se atrepellaban unos á otros sin orden, no siguiéndolos ni amenazándolos alguno.» . DISCURSO. No hay cosa tan disimulada como el pecado. En la noche que le sobra, con que ciega sus Ones, escurece los sentidos y potencias de sus secuaces. Es lumbre de linterna , que turba y deslumhra... | |
| Francisco de Quevedo - 1876 - 700 páginas
...se atrepellaban unos á otros sin orden, no siguiéndolos ni amenazándolos alguno.» DISCURSO. . No hay cosa tan disimulada como el pecado. En la noche que le sobra, con que ciega sus fines, escurece los sentidos y potencias de sus secuaces. Es lumbre de linterna, que turba y deslumhra á... | |
| Francisco de Quevedo - 1890 - 546 páginas
...se atropellaban unos á otros sin órden, no siguiéndolos ni amenazándolos alguno. » DISCURSO. No hay cosa tan disimulada como el pecado. En la noche que le sobra, con que ciega sus fines, oscurece los sentidos y potencias de sus secuaces. Es lumbre de linterna, que turba y deslumbra á... | |
| |