Imágenes de páginas
PDF
EPUB

V.

D

ESPUES del juramento de 1502 en favor de la Princesa de Astúrias Doña Juana, que así la llaman todos los historiadores. modernos, hasta el profundo y docto Cánovas del Castillo en su excelente Bosquejo histórico de la casa de Austria (1), el mejor libro de crítica é historia que ha producido en este siglo la literatura española, sólo volvió á jurarse una Princesa por primogénita heredera, bajo los cinco poderosos Reyes de aquella brillante dinastía. Se ha fundado argumento sobre este he

(1) CÁNOVAS DEL CASTILLO. De la casa de Austria en España, bosquejo histórico, Madrid, por la Biblioteca Universal Económica. 1869, I, pág. 6, col. j.

cho, aunque tambien en parte ha sido falsificado; pues se ha supuesto que en las Infantas Doña Isabel Clara Eugenia, hija de D. Felipe II y Doña Ana y Doña María Teresa, que lo fueron de D. Felipe III y D. Felipe IV, respectivamente, de que el derecho de las hembras, reconocido por la Ley de Partida y consagrado por los usos y costumbres inmemoriales del país, no las condujo jamás á su proclamacion como Princesas de Astúrias y herederas del Reino en la jura solemne de las Córtes. Pero á la sinceridad histórica conviene que se analicen los acontecimientos y sus causas, que aunque dieran un resultado negativo de todo punto, no pueden, sin embargo, formar base de una jurisprudencia convencional, frente á tantos ejemplos ya relatados.

En la época del Emperador y Rey Don Carlos V no pudo tener efecto la irregularidad que se ha tratado de hacer notar. En 1527 nació su primogénito D. Felipe, que fué «jurado Príncipe de »Astúrias en 19 de Abril del año siguiente» (1). En 1556, un año despues de la muerte de Doña Juana, la loca, renunció sus Estados peninsulares el Emperador en el Príncipe, el cual reinó hasta 1598, en que rindió á la naturaleza el irrefragable tributo de la vida. No hubo, pues, ocasion de que en este tiempo se jurasen Princesas las Infantas sus her

(1) CÁNOVAS DEL CASTILLO. De la casa de Austria en España, 2 II. pág. 20, col. ij.

manas; pero si durante su reinado la hubo respecto á sus hijas, la historia nos lo dirá, con apreciacion perfecta del sistema que él aplicó á estas y á todas las cosas de su gobierno. En efecto; cuando nació su primogénito D. Cárlos en 1545, D. Felipe aún no habia heredado la Corona, aunque en nombre del Emperador frecuentemente la regentase. Once años tenia el Infante D. Cárlos al empuñar el cetro su padre, y con todo esto no se apresuró, como otros Reyes, á hacerle jurar inmediatamente sucesor. Reuniéronse las Córtes de Valladolid en 1558, primeras que celebró Felipe II, y los Procuradores, entre otras peticiones, formularon la de que S. M. «fuera servido mandar que en estas » Córtes, que son las primeras que como rey ha »mandado celebrar, antes que se fenezcan, es»tos reinos con clamor y fidelidad juren al Prín>>cipe D. Cárlos, nuestro señor; pues es cosa justa y tan debida, y su Alteza tiene para ello edad >>competente.» La contestacion de Felipe II fué en todo propia de su carácter:-«A esto, dijo, res»pondemos que lo que pedís acerca del jurar »al ilustrísimo Príncipe, nuestro hijo, tenemos »é ternemos cuidado se haga al tiempo é segun »é como convenga.» (1) En efecto, el Príncipe

(1) De cuadernos de estas Córtes impreso en Salamanca por Juan de Juntis (letr. gót.), con otros del reinado del Emperador y su hijo Felipe II, lo hemos extractado en la excelente librería jurídica del doctor D. Manuel Danvila y en la Sala de varios de la BIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID.

[ocr errors]

no se juró hasta 1560, práctica que, segun Martinez Marina, continuó bajo el mismo formulario con todos los Príncipes de Astúrias hasta Fernando VII, jurado en 23 de Setiembre de 1789 (1). Ocho años disfrutó el primogénito D. Cárlos aquella dignidad; mas á su muerte, ocurrida en 24 de Julio de 1568, no quedaron á Felipe II otros hijos que las Infantas Doña Isabel Clara Eugenia y Doña Catalina, habidas de su tercer matrimonio con Doña Isabel de Valois. No por esto juró el Rey á la primogénita por Princesa, sino que, hallándose viudo, apresuró su cuarto enlace con la Reina Doña Ana de Austria, de quien en 4 de Diciembre de 1571 logró nueva descendencia en un varon. Aun siendo estos los hechos, ¿puede decirse que fué la consideracion del sexo la que detuvo al Rey en la declaracion del derecho de su primogénita, la Infanta Doña Isabel Clara, en este interregno de dos años y medio, único, durante su largo reinado, en que el Principado se halló vacante sin haber varon? Felipe II tenia la lentitud por sistema de gobierno. Cuatro años de su reinado pasaron sin jurar á D. Cárlos, teniendo éste para ello edad competente, como los Procuradores á Córtes le representaban. Tampoco se dió prisa á la jura del nuevo vástago Don Fernando, que demoró hasta 30 de Mayo de 1573.

(1) Teoria de las Córtes, tomo II, cap. II.

Muerto éste en Octubre de 1578, y viviendo otro Infante, D. Diego, desde Julio de 1575, se resistió á jurarlo por Príncipe hasta Marzo de 1580, y sólamente se mostró más diligente con D. Felipe cuando, en 1582 y á 21 de Noviembre, murió Don Diego, porque al cabo recibia este golpe sintiéndose ya viejo, enfermo y casi acabado. Este sistema de dilaciones y lentitudes, que era el carácter de Don Felipe II, ¿no explica más satisfactoriamente que ninguna otra teoría que implique omision en el cumplimiento de sus deberes, en Rey que fué tan cabal, el que no se apresurase á declarar en la Infanta Doña Isabel Clara Eugenia los derechos de primogenitura, constitucionales para las hembras lo mismo que para los varones, aunque con preferencia de éstos, en la Monarquía de España? (1) Es preciso ignorar la historia ó tener deliberado propósito de hacerla mistificar ú oscurecer, para atribuir á los dos primeros Monarcas de la casa de Austria prevencion contra el derecho de las hembras, á las que ellos acataron tanto. De hembra provenia á Cár

(1) En el elogio que el maestro Gil Gonzalez Dávila, cronista de los Reyes Felipe III y Felipe IV, hace del Rey Felipe II en el cap. XV, lib. j de la Historia de D. Felipe III, dice así: «Los Príncipes de su tiempo le tuvieron en la opinion de que era tardo en ejecutar las empresas que intentaba. Sixto V se lo dijo en una carta que le escribió en ocasion que le enviaba una poderosa armada contra la Reina de Inglaterra, pidiéndole que le ayudase con algo de los millones que tenia recogidos en Roma en el Castillo de San Angelo, y la carta dice así: «SIXTO PAPA V.-Carísimo en Cristo hijo nuestro: salud y apostó»>lica bendicion. -El Conde de Olivares, embajador de V. M., me ha. >>propuesto en su nombre tres cosas: la primera, que queriendo V. M. >>continuar la empresa contra Inglaterra, si tengo la misma resolucion

« AnteriorContinuar »