Homenaje á Menéndez y Pelayo en el año vigésimo de su profesorado, Volumen2

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V. Suárez, 1899 - 952 páginas
 

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Página 158 - Capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo, y las medias de carne; bien es verdad que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos como llevados, y los del otro, picados y sin suelas, de manera, que más le servían de cormas que de zapatos.
Página 786 - Iba cogiendo flores Y guardando en la falda Mi ninfa, para hacer una guirnalda; Mas primero las toca A los rosados labios de su boca , Y les da de su aliento los olores; Y estaba (por su bien) entre una rosa Una abeja escondida. Su dulce humor hurtando; Y como en la hermosa Flor de los labios se halló, atrevida La picó, sacó miel, fuese volando.
Página 163 - ... porque no se perdiese el crédito, que era lo que más importaba en aquel ejercicio. Por presto que volvió Rincón, ya halló en el mismo puesto a Cortado.
Página 168 - Entonces éramos pocos y andábamos de vagar; agora son muchos y todos tienen en qué ocuparse. Y no hay estado más dilatado que el de los picaros, porque todos dan en serlo y se precian dello.
Página 125 - Brava comparación ! dijo Sancho, aunque no tan nueva que yo no la haya oido muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego cada pieza tiene su particular oficio, y en acabándose el juego todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Página 158 - ... le servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador; el otro, un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda.
Página 168 - ... van o envían muchos padres principales a buscar a sus hijos, y los hallan; y tanto sienten sacarlos de aquella vida, como si los llevaran a dar la muerte.
Página 165 - Al mediodía la comida segura, sin pagar cocinero ni despensero ni enviar por carbón mojado á la tienda, que te traigan piedras y tierra, y sabe Dios por qué se disimula; sin cuidado de la gala, sin temor de la mancha ni codicia del recamado; libre de guardar, sin recelo de perder; no envidioso, no sospechoso, sin ocasión de mentir y maquinar para privar.
Página 329 - Del salió un pastorcico, sale llorando y gimiendo, la cabeza desgreñada, revuelto trae el cabello, con los pies llenos de abrojos y el cuerpo lleno de vello, en su mano una culebra y en la otra un puñal sangriento, en el hombro una mortaja, una calavera al cuello; a...
Página 182 - El segundo vicio es que en sola España se tiene por deshonra el oficio mecánico, por cuya causa hay abundancia de holgazanes y malas mujeres...

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