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uno llegó á Santiago y el objeto que ocupó su atencion con preferencia fué la fábrica de la iglesia, que se continuaba aun perfeccionando. Su carácter retirado y sério le hizo vivir como en aislamiento los tres años y pocos meses mas que permaneció en Santiago. Durante este mismo tiempo observó igual método de vida que en las otras iglesias que habia gobernado. Fastidiado por algunos disgustos que le ocasionó la real audiencia de Santiago, suplicó al rei que lo presentase para otro obispado (1), lo que en efecto consiguió, obteniendo cédula de Cárlos IV y bulas de Pio VII para el de Trujillo, al que se dirigió, dejando á Santiago en febrero de mil setecientos noventa y cinco. Antes de partir de Santiago se manifestó apesadumbrado de su traslacion: á pesar de los. disgustos que le molestaban, ya se habia familiarizado con los usos de Chile y deseaba terminar en él sus dias: así es que ni celebró nidió gracias al rei por la nueva merced que recibia, y demoró su partida cuanto le fué posible. El obispo de Concepcion D. Francisco José Maran apenas recibió sus bulas para el obispado de Santiago, cuando dejó la Concepcion y pasó el Maule. En Talca recibió noticia de que el obispo Sobrino no habia dejado aun el gobierno del obispado, ni parecia estar en ánimo de verificarlo pronto: Maran entonces le ofició enviándole trasunto de sus bulas y haciéndole saber que en virtud de ellas estaba ya en la jurisdiccion del obispado. Sobrino dejó pues el gobier

(1) En carta privada pedia á su agente en la córte le procurase un obispado donde no hubiese oidores; tan fastidiado le tenian estos.

no de la diócesis, y el obispo Maran entró en Santiago en el mes de agosto.

Poco tiempo permaneció quicto el nuevo prelado despues de su llegada. Emprendió en la primavera la visita de su diócesis, y en esta confirmó un número crecido de personas. Caracterizaba al obispo Maran un genio pronto y lleno de ardor; mas en medio de su viveza era caritativo, sensible á las desgracias del prójimo y pronto para socorrerlas. Así es que, si lo arrastraba su viveza á cometer alguna imprudencia, sabia mui luego repararla con acciones generosas y loables. Vuelto á Santiago á principio del año noventa y ocho, se ocupó en algunas obras benéficas para su grei. Donó al hospital de San Juan de Dios para ayuda de su fábrica doce mil pesos y además lo protegió contribuyéndole con otras cantidades en diversas ocasiones.

Profesaba el obispo una devocion afectuosa á la Vírgen María bajo la advocacion del Cármen, y atribuia á proteccion milagrosa de esta haberse librado de la muerte en la sorpresa que le hicieron los Araucanos cuando visitaba el obispado de la Concepcion. Para honrar, pues, el nombre de María, emprendió la fábrica del hermoso templo del Cármen, cuya obra fué construida en el lugar donde cayó una estampa que el vulgo dijo haber volado milagrosamente desde la plaza de Santiago (1). La memoria de este suceso, acaecido en uno de los vientos fuertes de primavera tan fre

(1) Esta estampa la he visto en la secretaría del arzobispo de Santiago. Es de papel gravado é iluminacion mui ordinaria: contiene retratos de varios santos y entre ellos el de la Virgen María. 10

TOMO II.

cuentes en Chile, quedó perpetuada con el nombre de la estampa, que el obispo dió al templo, elevándolo además á la categoría de parroquia.

Otra obra de beneficencia hizo todavia el señor Maran: tal fué la asignacion de un grueso capital para proveer con su renta á la iglesia de la Compañía de subsidios para el culto divino. Su muerte acaeció en Santiago en mil ochocientos siete.

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CAPÍTULO IV.

Gobierno de la diócesis de Concepcion durante el siglo XVIII.-El señor Hijar, continúa en el gobierno.-Convoca á sínodo diocesano, y muere sin completarlo.-Le sucede el Dr. D. Diego Montero del Aguila.-Su biografía.—Regulariza á las beatas de Nuestra Señora de la Ermita.-Es promovido por Clemente VIII al obispado de Trujillo.-Entra á gobernar el de la Concepcion D. Juan Nicolalde.-Su biografía.-Erige el seminario conciliar á su costa. -Movimiento revolucionario, y conducta del obispo durante él.-Es promovido al arzobispado.-El Dr. D. Francisco Antonio de Escandon le sucede y sostiene la cuestion sobre límites del obispado.-Resolucion de esta.-Conducta del obispo en el gran terremoto.-Erige el beaterio en monasterio de trinitarias.-Visita su diócesis y es promovido á la silla metropolitana.-Sucédele D. Salvador Bermudez Becerra. Su biografía.-Emprende la fábrica de la catedral.-Pide un auxiliar y se le concede.-Es promovido á la Paz y de allí al arzobispado de la Plata.—El obispo Botriense D. Pedro Felipe Azua: notas biográficas de su persona.-Sus servicios en Chiloé y Valdivia.-Celebra sínodo diocesano.-Obtiene bulas de arzobispo de Santafé de Bogotá.-D. José Toro Sambrano toma el gobierno de la diócesis.Emprende visita pastoral acompañado de dos religiosos domínicos.— Muere, y le sucede D. frai Pedro de Espiñeira.-Noticia de su persona.-Sus importantes servicios prestados á Chile.-Reforma su clero. -Establece conferencias de moral.-Concurre al concilio provincial, y presta en él servicios eminentes.-Convoca sínodo diocesano.Visita por última vez su iglesia, y muere.-El obispo D. Francisco José Maran, le sucede.-Emprende por tierra viaje á Valdivia y cae en manos de los infieles.-Detalle de este suceso.-Informes al rei. -Su traslacion à Santiago.-Le sucede D. José Tomás Roa: su vida ejemplar.-Visita su obispado hasta Chiloé.-Sus trabajos en favor del seminario.-Su muerte.

m IENTRAS la iglesia de Santiago se gloriaba, y con justa razon, en las virtudes y sabiduria de sus obispos, la de Concepcion era gobernada tambien por pastores no menos celosos é ilustrados que aquellos. Algunos de estos, chilenos de nacimiento, conocian mas de cerca sus necesidades, y procuraban socorrerlas profusa

mente.

D. frai Martin de Hijar fué el primero de los obispos que gobernaron la iglesia de Concepcion en este siglo. Ya digimos en otro lugar cómo fué promovido al obispado y las providencias llenas de celo con que distinguió el principio de su gobierno. La visita diocesana que hizo le dió á conocer puntualmente las muchas necesidades de su grei, y para remediarlas, dispuso la reunion de un sínodo en los primeros meses del año de 1702. Congregado este, principió sus trabajos con las ventajas que le proporcionaban las luces del prelado; pero la Providencia resolvió que este pasase al descanso eterno en marzo de 1704, antes que aquel hubiese terminado sus sesiones. El Sr. Hijar se hizo distinguir por la austeridad de sus costumbres, no menos que por su amor á la pobreza, virtud á que dió preferencia entre todas las demás que constituyen al hombre perfecto en el estado religioso. Durante el tiempo que gobernó la iglesia de Quito y despues la de Concepcion, jamás usó en sus vestidos tegido alguno de seda, ni en su servicio vagilla de plata ni de otro metal precioso. En su muerte, esta pobreza se habia perfeccionado de tal modo que nada poseia absolutamente, fuera de los muebles indispensables para el servicio inmediato de su persona. Fué en esto, así como en otras muchas cosas, verdadero retrato de santo Tomás de Villanueva, á quien tomó por modelo desde su ingreso á la religion.

A la muerte del obispo Hijar siguió una vacante de siete años, mientras los cuales la iglesia huérfana sentia todas las privaciones que son consiguientes á la ausencia del pastor. En el año once, al fin el rei Felipe

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