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perdidas, y estableciéndose otras nuevas en Arique (1) en mil setecientos setenta y dos; en Tolten cuatro años despues; en Guanehue y Niebla, jurisdiccion de Valdivia, en mil setecientos setenta y siete; en Quinchilca y Riobueno el siguiente; en Daghllipulle y Cudico en el de ochenta y siete, y finalmente en Quilacahuin y Coyunco, jurisdiccion de Osorno, en el de noventa y cuatro.

Las misiones de Valdivia sufrieron sus contrastes en mil setecientos noventa y uno; mas como la convulsion que agitó entonces á esa provincia fué pasajera, tambien lo fué la interrupcion que esperimentaron los sacerdotes en el ejercicio de sus funciones en sus respectivas doctrinas. La de Riobueno fué la única cuya suerte hubo de deplorarse (2). Una partida de Huiliches asaltó repentinamente y á deshoras de la noche la casa de la mision; pego fuego á esta y dió muerte al misionero frai Antonio Cuscoa y á dos muchachos sirvientes suyos, que no tuvieron tiempo para huir. De los paramentos, vasos sagrados é imágenes, lo que no pereció en las llamas, lo llevaron los indios para su uso. Esta verdadera tragedia dió motivo para que el gobernador de la plaza de Valdivia mandase desalojar provisoriamente las misiones de Dahgllipulle y Cudico, las que fueron restablecidas poco despues.

Tantas fundaciones hechas en tan corto tiempo son á, la verdad concluyente prueba del celo apostólico de los padres de propaganda. Estos sin el ruido que otros,

(1) Lugar inmediato á Valdivia.

(2) Tomamos esta noticia de una carta de frai Francisco Hernandez á frai Benito Delgado.

con un sínodo capaz de sufragar apenas para los gastos mas indispensables para vivir, hicieron tantas conquistas como otros cuyos pasos á fuerza de publicarse, llamaban la atencion de todo el mundo, y para cuya manutencion erogaba el tesoro real ingentes sumas. Nosotros al ver en el centro de los montes de Valdivia una de estas misiones y en el umbral del pórtico grabada la siguiente inscripcion: FRATRIS FRANCISCI FERNANDEZ ZELO, LABORE ET CONSTANTIA ERECTA EST anno 1788, nos sentimos inspirados de una veneracion profunda hácia aquellos esforzados sacerdotes (1).

Mientras la Iglesia cristiana recibia en su seno millares de personas en la Araucania y demás regiones del sud, en el norte de Chile no trabajaban sus ministros con menor constancia y vigor. Ciento cincuenta leguas al norte de Copiapó existe un territorio llamado Paposo, en donde habitan familias descendientes de las tribus que en otro tiempo serian numerosas. El territorio de Paposo se estiende de cuarenta á cincuenta leguas á lo largo de la costa, teniendo por límites al sud la punta de Hueso parado y al norte la de Miguel Diaz. Sus costas son pedregosas, y por lo mismo pre- . sentan dificultades á las embarcaciones que quieran acercarse. Sus cerros son altos, cubiertos de vejetacion abundante, aunque macilenta y triste. En ellos los ganados pacen alfilerillo, malva, mostaza, caña

(1) El año de 1836 visitaron las misiones de Valdivia los señores presbíteros D. Ramon Cisternas, D. Pedro Boórquez, frai Francisco Alvarez y frai Agustin Ferreira, dominicanos; frai José Contreras y frai Juan Antonio Heros, mercenarios, y el que esto escribe, clérigo entonces de menores, quien dedica este recuerdo á sus compañeros en esa espedicion evangélica.

El autor.

yuyó, nudillo, pajonal, al que despues de arraigado se ha visto verde diez años sin lluvia y retamo silvestre. Se encuentran copiosas manadas de huanacos, tras de los cuales van tambien leones que los cazan. El temperamento es benigno; llueve con frecuencia, y por la noche hai ordinariamente nieblas que humedecen la tierra. El número de sus habitantes era en la época que nos ocupa el de cuatrocientos poco mas, bien que diseminados en toda la estension de la costa (1).

El párroco de Copiapó, á cuyo cuidado estaba puesta esta porcion de hombres, mandaba en tiempo de cuaresma un sacerdote que los confesase é instruyese; pero éste en los mui pocos dias que podia permanecer en el Paposo, apenas bautizaba á los párvulos que le eran presentados, y confesaba á los que encontraba preparados. La audiencia auna con el obispo de Santiago convinieron en la necesidad de establecer en el Paposo un sacerdote, que desempeñase allí las funciones de párroco; mas la principal dificultad era encontrar persona que quisiese ir de buena voluntad á soterrarse vivo entre esos seres desgraciados. En el pecho del presbítero D. Rafael Andreu y Guerrero se encontró pensamiento tan jeneroso se ofreció al viaje y marchó á fines de mil setecientos noventa y siete, con facultades y jurisdiccion que le impartió el obispo de Santiago.

D. Rafael Andreu y Guerrero, andaluz de nacimiento, pasó el primer término de su vida en el oficio de mercader que en corta escala ejercitó en Concepcion

(1) Así consta de la razon que dió al ordinario de Santiago el párroco de Copiapó D. Ignacio Infante.

y Santiago, donde lo dejó para abrazar la carrera de la Iglesia. Ordenado sin dimisorias de su obispo, por tener en Chile de residencia mas tiempo que el requerido por los cánones, recibió del obispo Maran la imposicion de manos tan abundante de buenos deseos como escaso de conocimientos. En Paposo no le arredró tanto la soledad del lugar ni la pobreza de sus infelices habitantes, como la falta de recursos para vivir; pero concibió al mismo tiempo la idea de poblar alguna aldea en el esplayado de Estancia-vieja, tres leguas al sud de la caleta de Junquillar. Allí hemos visto nosotros los vestijios que aun se conservan de sus habitaciones y de los ranchos que llegaron á establecerse. En los paposinos encontró Guerrero jentes aunque bárbaras, dóciles y de fácil comprension. Desde luego entabló la enseñanza de la doctrina y una escuela para enseñar á leer á los niños, que dirijia él mismo. No tardó el presidente Avilez en protejer esta mision con subsidios para construir Iglesia, donde el sacerdote ejerciese las funciones de su ministerio. Guerrero fué nombrado tambien por la audiencia juez civil del Paposo: de este modo unió el ejercicio de los dos poderes, que mas tarde supo tan bien hacer servir á su engrandecimiento personal.

CAPÍTULO IX.

Costumbres dominantes.-Piedad mal entendida.-Pretenciones de los jefes políticos y eclesiásticos.-Mala inteligencia entre ambos.-Motivos que influyeron para reagravarla y sus perniciosas consecuencias. Quejas elevadas al rei.-Resolucion.-Nuevos recursos.-El oidor Medina y el obispo Aldai.-Costumbres caballerezcas.-Galantería.-Lujo.-Ocurrencias ruidosas que éste origina.-Introduccion del teatro.-El ayuntamiento y el obispo de Santiago.Empresa de un Coliseo.-Disciplina de las iglesias.-Juicio del obispo Aldai.-Letras del Papa.-Cuestion de gracias.

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UCHAS Ocasiones hemos dejado correr nuestra pluma pintando los abusos que originaba en Chile la falsa piedad sentada, auna con los vicios que la acompañan, bajo el dosel de la magistratura y apoderada del supremo poder. Mas no se crea por eso que hallamos escedido un solo punto nuestra relacion, traicionando la verdad: jamás! Habriamos dejado la pluma al mismo instante que sintiésemos bullir en nuestro corazon pasiones de cualquier género, que nos arrastrasen hasta denigrar injustamente á hombres llamados á ocupar los puestos mas importantes de la nacion. Los colores con que hemos dibujado las costumbres de cada época y á cada uno de sus personajes son los mismos con que pintan á aquella su espíritu dominante y á estos sus propios hechos. Fielmente hemos recorrido cada cosa; fielmente hemos valorizado sus efectos y con la misma fidelidad lo haremos en el presente capítulo, por mucho que nos repugnen algunos de sus incidentes. Los tristes ejemplos que legaron al pueblo chileno

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