Imágenes de páginas
PDF
EPUB

CAPÍTULO XII,

Personajes venerables por sus virtudes.-Frai Buenaventura Ortiz de Zárate. Sor Ignacia de la Santísima Trinidad.-Sor Dolores Peña y Lillo.-D. Francisco Arechavala.-Frai Diego de Salinas y Cabrera.-Sor Maria Josefa Guerrero.-María Valdovinos.-Beatriz Rosa Villavicencio. Frai Ignacio Leon de Garavito.-Pedro Sanchez.—El dean D. Juan de Guzman y Peralta.-Sor Magdalena de la Cruz.-Sor Mercedes de la Purificacion Valdés y Carrera.-Sor Francisca Rojas de Argandoña.

N otro lugar hemos tenido ocasion de nombrar á frai Buenaventura Ortiz de Zárate, y á lo que entonces dijimos ahora solamente añadiremos los detalles que de la vida de este varon eminente hemos podido procurarnos. Nacido en Santiago de padres ilustres, entró á la religion seráfica y profesó su regla el 13 de diciembre de 1656: su talento, su estudiosidad y sus virtudes a toda prueba le hicieron ascender al lectorado de su comunidad que desempeñó diez y seis años. Absuelto de este cargo fué obligado por la obediencia á desempeñar la guardiania del convento del Socorro, cuyo cargo sirvió con otros que le confiaban los prelados de la diócesis, tales como examinador sinodal, y visitador particular de ciertas parroquias. Adicto á la observancia regular la promovió con empeño durante el tiempo que fué prelado local en Santiago y mucho mas despues que fué llamado al provincialato el año de 1696. Ya vimos la parte que le cupo en los alborotos que dividieron la comunidad franciscana á fines del siglo pasado y á principios del presente. El

[ocr errors]

padre Zárate, acérrimo defensor de la justicia, estuvo con celo y enerjía de parte de aquel cuya eleccion creyó lejítima; bien que por esto tuviese que sufrir una atroz persecucion de parte de sus contendores. El padre Zárate triunfó en el consejo del general de la órden, pero la caridad habia antes triunfado en su corazon puro y que desconocia la ira y el rencor. Su oracion casi continua, su prudencia, su mansedumbre, su celo por los prójimos le adquirieron el renombre de «Santo.» Despues de muerto se referian varios milagros hechos por él, lo que dió motivo al obispo D. Luis F. Romero para que levantase informacion jurídica de ellos; nosotros vimos cerrado este proceso en la secretaría arzobispal cuando la desempeñamos el año de 1844.

[ocr errors]
[ocr errors]

Si la nobleza y las riquezas humanas entrasen en los cálculos de la Providencia cuando se propone hacer ostentacion de sus gracias en los individuos que elige con ese objeto, la hermana Ignacia habria sido del todo desconocida, pues nada tuvo de lo que el mundo llama fortuna y conveniencia. Nacida en Santiago de Chile de padres no conocidos, fué puesta al cuidado de una señora que la empleó desde luego en su servicio, en el que permaneció hasta que tuvo la edad de seis años. Compadecido el padre Ignacio García de las aflicciones en que continuamente pasaba aquella inocente criatura, arbitró la salida de casa y dió providencias para que entrase en el beaterio de Santa Rosa. Así sucedió efectivamente,, permaneciendo entre las beatas y bajo la direccion del padre García hasta la muerte de este. Fundado el monasterio, recibió en él solemnemente el

TOMO II.

29

[ocr errors]
[ocr errors]

hábito de santo Domingo el 18 de diciembre de 1757, y continuó siendo, como hasta allí, el espejo en que pudieran mirarse las religiosas mas perfectas. Todo era en ella anhelar por la perfeccion y dirigir á este solo objeto sus mas fervorosos conatos. Apoyaba sus obras en el conocimiento propio y persuadida de su vileza, abrazaba llena de contento los desprecios, así como las injurias y ultrajes con que mas de una vez se le persiguió tan cruel como injustamente. Sus acciones revelaban una inocencia y un candor celestiales que eran los mejores pronósticos de la belleza de su alma. Sus mortificaciones eran sin número ni medida: desde su infancia ayunó de una manera austera tres dias cada semana: dormia sobre un monton de fragmentos de tejas un tiempo mui limitado, y guardó én fin un silencio rigoroso, que no era interrumpido sino en fuerza de la obligacion ó por precepto de la obediencia. Una virtud tan rara escitó la admiracion de

Cuantos la conocian, y su fama, saliendo del monasterio, corrió por todo Santiago de tal modo que sus habitantes acudian en sus conflictos á pedirle sus oraciones. beg of.

Los manuscritos contemporáneos de que nos servimos para trazar estas líneas, documentos que existen

[ocr errors]

la tradicion que hasta hoi se conserva fresca, refieren que «fué vista arrobada muchas veces en el coro de su monasterio, suspendida en el aire durante largo rato y favorecida con otras gracias al parecer sobrenaturales y portentosas, como profecias, visitas de san fos y otras semejantes.»

Despues de sufrir una prolija enfermedad en la que

Dios quiso poner de manifiesto todos los grados de su admirable paciencia, falleció el 3 de enero de 1794.

Al mismo tiempo que sor Ignacia, edificaba tambien con sus virtudes al pueblo de Santiago, lugar de su nacimiento, la hermana Dolores, individuo de la misma comunidad que aquella. Nació el 25 de marzo de 4739, siendo sus padre D. Alonso de Peña y Lillo y doña Ignacia Barbosa, quienes á la edad de siete años, la entraron al beaterio de Santa Rosa con el objeto de que allí aprendiese música. Mas como la jóven amaba el retiro, fuese por particular inclinacion ó por convencimiento de que convenia á su alma, concluido su aprendizaje, no quiso trocar el claustro por el bullicio de la ciudad, y contra la voluntad de sus padres vistió el hábito de beata el 18 de diciembre de 1754. El 15 de octubre de 1756 hizo sus votos religiosos en manos de la fundadora sor María Antonia Wandin, principiando desde entonces para ella una nueva era toda de gracias y favores especiales con que Dios quiso distinguirla.

Ordinariamente hacia seis horas de oracion mental, siete los dias festivos y el número de sus oraciones vocales era crecidísimo. A estas devociones unia crueles penitencias, que ella misma describe al padre Manuel Alvarez, su confesor, de la manera siguiente:

«Se ponia una corona de acero por tres cuartos de hora en las fiestas de Nuestro Señor, Nuestra Señora y algunos otros santos (porque no se le permitia siempre) con tres órdenes de puas, que todas eran doscientas veinticinco. Las vísperas de estas fiestas se ponia una cruz al pecho con sesenta y dos puas

[ocr errors]

de acero y siete cificios juntos con unos cordeles anudados con que se fajaba el cuerpo de piés á cabeza. En las plantas de los piés se ponia plantillas de cilicios, que solo podía aguantar tres horas sin que se le conociesen. Tenia cinco disciplinas cada dia por espacio de tres miserere cada una. Tomaba tres veces al dia alguna yerba amarga y otras veces siete, segun la licencia que le daban. Un dia sí y otro no tenia disciplina de sangre. Reposaba en cama de dos tablas ensambladas con doce palos de tres puntas remachados, algunos clavos atravesados, y otro palo que servia de almohada. Esta cama no se le permitia á raiz, sino con una colcha ó frazada bajo del cuerpo y solo por cinco cuartos de hora. Tenia oracion con una éruz mui pesada á cuesta por tres cuartos de hora: y otros tres cuartos postrada en cruz en tierra. Una vez se echó serote de lacre en parte mui sensible del cuerpo, y no se le permitió hacerlo mas. Otra vez se picó las venas para con su sangre hacer una carta de esclavitud al Señor. Una vez fué azotada y abofeteada por mano ajena é hizo otras mortificaciones en el refectorio que se las prohibió la prelada. También se ortigaba el cuerpo, en forma de disciplina. Diariamente se ponia cinco cilicios, tres horas por la mañana, tres a la tarde y tres en la noche. Algunas veces se le permitian pellizcones en el cuerpo y se daba trescientos pellizcos, y otras treinta y tres bofetadas en la cara: pidió licencia para ortigarse y cardarse el cuerpo, y solo se le permitió ortigarse. >>>

«En una ocasion que su confesor le prohibió cilicios y disciplina hizo o siguiente:-Se hizo dar disciplina

« AnteriorContinuar »