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y en los dias de comunion el prior consagraba las formas necesarias.

Tres meses permanecieron las monjas carmelitas en la casa de Belen, disponiendo en el entretanto otra en forma de monasterio, á la cual concluida que fué las pasó el mismo prior. En esta estuvieron con alguna mayor comodidad, pues tenian coro y una capilla en la que se adoraba el santísimo sacramento. Sin embargo, no se olvidaron de su antiguo monasterio, emprendiendo la reparacion de lo que destruyó la inundacion. Sor Tadea de San Joaquin García de la Huerta, religiosa del mismo monasterio, escribió una relacion de este suceso en verso octosílabo, que fué impresa en Lima.

TOMO II.

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CAPÍTULO XIV.

Edificios públicos.-Santiago principia a embellecerse Puente magnífico sobre el Mapocho.-Patriotismo del ayuntamiento de Santiago, Casas consistoriales.-Casa de Moneda.-Aduana y Consulado. -Edificios religiosos― la Catedral.— Santo Domingo.

L carácter pacífico de algunos presidentes que el rei nombraba para Chile les hacia ocuparse en la policía y adorno de las ciudades, antes que en la guerra devastadora de los araucanos. Cuando esta tremolaba su pabellon sangriento, todo lo que pudiera contribuir á la grandeza y ornato de las poblaciones quedaba estacionado, y los elementos para la guerra absorvian la atencion de los mandatarios. En la primera época de la conquista, cuando todo el reino fluctuaba conmovido por los contínuos vaivenes de la guerra, las poblaciones de Chile inseguras de su futura suerte se edificaban cuidando de la fortaleza del local y resistencia de los edificios mas bien que del ornato y magnificencia de estos. Mas, serenadas las borrascas que conmovian estos verdaderos monumentos del poder de la conquista, los jefes europeos se ocuparon, bien que paulatinamente, del ornato de sus poblaciones. En el siglo XVIII habian desaparecido de la capital de Chile todos los motivos que mas de uną vez le hicieron presagiar su ruina, asi es que el pací→ fico presidente Jáuregui inmortalizó su nombre con la construccion del magnífico puente que por su órden

construyó sobre el Mapocho el corregidor don Manuel Luis de Zañartu. Esta obra verdaderamente regia unió la poblacion de Santiago cortada por las aguas de aquel rio, que en tiempo de avenida es imposible vadear. Al puente siguió la de los tajamares: la inunda→ cion de 4783 habia arrancado de raiz los antiguos que ponian la ciudad á cubierto de las avenidas y era de temer que repitiéndose otra semejante, la capital del reino quedaria convertida en un lago. Mas la falta de fondos era desde luego un inconveniente que impedia al ayuntamiento atender á esta obra no menos urgente que costosa. Los fondos de ciudad sobre diminutos se encontraban empeñados con las obras anteriores, y el, presupuesto de la presente, sobre superar inmensamente el valor de los mismos fondos, dejaba á estos sin esperanza de desahogarse ni en muchos años. El ardiente patriotismo de los municipales allanó este inconveniente. Cada uno de estos se comprometió á colectar cierta suma para emprender el trabajo, siendo ellos mismos los que encabezaban la lista de los erogantes. De esta manera se consiguió dar principio en 4789 á la bella obra de la muralla del Mapocho que tantas veces ha salvado a Santiago de su ruina. El rei la auxilió mas tarde con sumas de su tesoro mediante las que llegó á concluirse. Benavides, sucesor de Jáuregui, aplicó tambien tranquilamente sus cuidados al edificio de las casas consistoriales emprendido en la plaza principal de Santiago. Al célebre arquitecto don Joaquin Toesca se deben los planos y diseños adoptados para este vasto edificio y que principiaron á plantearse bajo la direccion del mismo Toesca. El magní

fico edificio de la casa de Moneda, cuyo costo se hace subir á cerca de un millon de pesos, y que es indudablemente uno de los mas bellos y suntuosos de América, fué principiado tambien durante el gobierno de Benavides y él por sí solo seria bastante para perpetuar la memoria de su promotor. La Aduana y el Consulado, dos edificios magníficos que embellecen la capital, son debidos al presidente don Ambrosio O'Higgins, y sus planes al injeniero D. Agustin Caballero.

Los templos recibieron tambien mejoras inmensas; las comunidades de la Merced, la Compañía y San Agustin, levantaron templos hermosísimos y el primero de estos debió en parte su construccion á la generosidad del ciudadano D. Domingo Valdés y Carrera. Pero los edificios religiosos que sobresalen entre todos, son la Catedral cuya primera piedra puso el obispo D. Juan Gonzalez Melgarejo, como dijimos ya en otro lugar. El obispo D. Manuel de Alday continuó su fábrica dando para ella doscientos cincuenta mil pesos y celebró su colocacion estando aun la fábrica incompleta. Esta que_ dó concluida con escepcion del frontispicio, el año de 1830 á esfuerzos del cabildo eclesiástico de la diócesis, calculándose en ochocientos mil pesos su valor hasta entonces. Los fundamentos del magnífico templo de Santo Domingo puso frai Manuel Rodriguez del Manzano Ovalle el año de 1747. Frai Clemente Venegas recibió la incumbencia de dirigirlo y de procurar para él los fondos necesarios; y efectivamente desempeñó con celo y laboriosidad singulares su penosa comision: elevado sucesivamente al priorato del convento y á jefe de toda su provincia no lo descuidó por eso ni un solo

instante. El 13 de octubre de 1771 se hizo la dedicacion de este templo en presencia del presidente D. Francisco Javier Morales y de todas las autoridades. (1) La total conclusion de este suntuoso edificio no se realizó hasta el año de 1788.

(1) Documento núm. 43.)

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