III.

Mas no debemos pasar en silencio una parte mui importante de este trabajo y que se recomienda por su originalidad. Es la «Historia literaria de Chile.>> Chile como todos los paises cultos cuenta sus sabios que le han ilustrado en los diversos ramos del saber. Fuera de los autores que conocemos, nuestros primeros obispos fueron por lo general literatos aventajados y la tradicion refiere habernos legado algunos de ellos preciosos comentarios del dogma católico. Tenemos juriconsultos eminentes como Villarroel y Aldai, historiadores tan prolijos y severos como Aguiar y Córdoba Figueroa, teólogos tan profundos con Fuenzalida, frai Sebastian Diaz y el inmortal Lacunza, poetas tan amenos como Oña y Bascuñan, ascéticos tan espirituales como García y Caldera, y en fin literatos ricos en todo jénero de conocimientos. Pero la mayor parte de todas estas obras preciosas nos son desconocidas absolutamente. Privado Chile como casi todas las colonias españolas del nuevo mundo del arte de la imprenta carecia de recurso para publicar sus producciones literarias asi es que estas casi siempre quedaban inéditas. El autor de la «Historia de Chile desenter rando aquellas preciosas producciones de la literatura chilena, analiza su contenido, califica su mérito y publica á veces algunos de sus trozos mas interesantes, sacándoles de esta manera del absoluto olvido en que las sepultaron el tiempo y el descuido. Para preparar el campo que produjo es tos frutos ópimos fueron necesarios los ejercicios de enseñanza que emprendieron en Chile los primeros maestros de su juventud, la obra que nos ocupa abra

za la historia completa de sus trabajos emprendidos primero en los seminarios y comunidades regulares y mas tarde en los convictorios y academias. Sin perder de vista el vestigio luminoso de las ciencias lo sigue donde quiera que recorre el territorio chileno para revelarnos luego las penosas tareas de los encargados de enseñarlas y los rápidos progresos de sus alumnos. La comision vé aquí el fruto de un trabajo tan detenido como penoso del autor y cuyo mérito no pudo apreciarse de un modo digno sino despues de leida está parte, una de las mas interesantes de la obra.

Tenemos pues ya completa la Historia Eclesiástica y literaria del pais, que no existia, y completo un servicio eminente prestado á la patria, á la iglesia y á las letras. El laborioso y benemérito autor que á fuerza de fatigas y desvelos ha conseguido dar cima á esta importante empresa, merece, a juicio de la comision, el premio que la lei designa: porque el trabajo presentado llena las condiciones del tema.

Sírvase V. elevarlo al conocimiento de la Facultad. Dios guarde á V.—Jnsto Donoso, obispo de Ancud― Frai Domingo Aracena.

Al Sr. Decano de la facultad de Teologia.

CAPÍTULO I.

Perspectiva del pais.-Conducta funcionaria del presidente Ibañez.Sediciones sofocadas en el ejército español.-Síntomas de anarquía.-Nuevos conflictos.-Guerra de sucesion. - Deposicion y muerte del presidente.-D. Andrés Ustariz.-Descontento general en Santiago. Rebelion de los chilotes.-Conspiracion de los Araucanos.Descontento y desercion del ejército.-Ustariz residenciado muere de pesadumbre.—Gobierno del presidente interino D. Martin de Santiago Concha.-D. Gabriel Cano de Aponte toma el mando. Sus antecedentes brillantes. -Su conducta impropia.-Los Araucanos conspiran hostigados por los capitanes de amigos.—Vilumilla, toquí. —- Rompimiento.Sitio de Puren. — El presidente en campaña.- Parlamento de Negrete. - Fin del gobierno de Cano. -D. Manuel Salamanca entra en el mando interinamente.-Prendas relevantes del presidente Manso.-Cédula de Fernando VI.-Nuevas poblaciones.-Promocion del presidente.-El marqués de Obando.Gobierno benéfico de Ortiz de Rosas.-Casa de moneda y otras fundaciones en Santiago.-Nuevos pueblos. -Terremoto y traslacion de Concepcion.-Carácter del presidente Amat.-Recurso al rei del ilustre ayuntamiento de Santiago. - Movimientos. Gobierno de Guil Gonzaga.-Insurreccion de los Araucanos. Muerte de Gonzaga.-El obispo de Concepcion encargado de pacificar. Conducta villana del jefe de la frontera.-Hechos de armas. Despotismo de Balmaceda.-Ulmenes deportados.-Morales presidente. Continuacion de la guerra.- Parlamento 2.o de Negrete.Bellas prendas de Benavides.-Espedicion á los Césares.- Variaciones en la forma del gobierno político del pais. - Muerte de Benavides.-Antecedentes de D. Ambrosio O'Higgins.- Visita general del reino.-Movimiento de Valdivia. Parlamento.-Reformas. Tribunal del consulado en Santiago. — Nuevas poblaciones.-Reconstruccion de Osorno.-O'Higgins virei del Perú.- Gobierno de Avilés. Su piedad eminente. Es promovido al vireinato de Bucnos-Aires.-D. Joaquin del Pino.

MEDIDA que con el transcurso del tiempo se hacia mas remota la época de la fundacion de las colonias de Chile, crecian tambien estas en poblacion, industria y poder, en una escala bien que subalterna; pero adecuada á las vicisitudes de la metrópoli, ya atraso que en ella se esperimentaba en todos los ramos

de la civilizacion moderna. Sin instituciones liberales, en el interior adormecida su industria y bellas artes, confiado su comercio en el esterior á especuladores in-. gleses y holandeses, reservando solo para sí el de sus colonias, carecia por consiguiente la España de esos vehículos preciosos que llevan al seno de las naciones la abundancia, el espíritu de empresas y de adelan– tos y el anhelo por crecer y desarrollarse á impulsos de sabios reglamentos. Estas causas influyentes en el atraso y deterioro de todo lo que estaba en relacion con ellas, por lo que respecta á Chile, se hallaban contrastadas de una manera bastante ventajosa, impidiendo por este medio el maléfico influjo que podian haber ejercido en los destinos del pais. Regido este por mandatarios en su mayor parte íntegros y celosos del progreso de sus gobernados, y amantes de la justicia y tranquilidad social, tenia constituido á su favor un auxiliar poderoso que velase por su bienestar, neutralizando los malos resultados que habrian causado sin esto, el contacto de las causas anteriores.

Aunque á Chile cupo la felicidad de ser regido particularmente por mandatarios virtuosos, con todo, hubo algunos que entregándose sin freno á la satisfaccion de pasiones innobles, son un feo borron para la autoridad que los instituyó, y una calamidad para los pueblos que fueron el teatro de sus estorsiones y desafueros. Un triste ejemplo de esta verdad, nos suministra la conducta funcionaria del presidente D. Francisco Ibañez y Peralta á principios de este siglo. Este personaje funesto al pais, debiendo su elevacion á las

numerosas relaciones que lo unian á las familias mas opulentas de Lima, apenas tomó las riendas del estado, cuando queriendo satisfacer cuantiosas deudas contraidas de antemano, hizo levantar ás favor un empréstito en Santiago, Concepcion y Serena. Realizó notables variaciones en las encomiendas de indios, Ꭹ dió con agravio de la justicia haciendas que reconocian dueños, recibiendo en recompensa ingentes cantidades de dinero. Estos procederes hicieron que la atencion del público se fijase en el gobernador: el ejército suponia además, que este se habia apropiado gruesas sumas destinadas para su pago. El comisario general D. Fermin Montero, llamado á la presencia del presidente para ser reconvenido como autor de estas voces, logrando escaparse, pasó á Lima, donde puso en transparencia los torcidos manejos de Ibañez. Mas como en Chile no era solo el comisario quien acusaba de siniestra y baja la administracion del presidente, este hizo numerosos arrestos, irritando con ellos el ánimo de los soldados de tal modo que las guarniciones de Arauco, Yumbel y Puren conspiraron con el objeto de asesinarlo. El plan estaba bien combinado y probablemente habria surtido el efecto que se proponian los conjurados, á no haberse precipitado estos, anticipando el dia señalado para el movimiento, instigados por el despotismo cada vez mas insoportable de Ibañez. Los de Yumbel fueron los primeros que alzaron el grito, marchando á Concepcion resueltos á libertar al pais de su tirano. El gobernador salió de Concepcion á la cabeza del ejército con el objeto de batir á los rebeldes: las tropas de Yumbel alcanzaron apenas hasta las in