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que nadie se ha acercado para hacerle tocar la campana. Pero si quieres, yo haré que el tumao abandone esta casa». ¿De qué medio te vas á valer?-«Buscaré un caballo de mar, prepararé morisqueta y vianda, que le ofreceré para el camino y se marchará -». Bueno, hombre, bueno: has lo que quieras contestó Mendoza. Al día siguiente volvió el viejo muy satisfecho asegurando á su amo que aquel mismo dia desaparecería el tumao de la casa. El viejo había dejado en la suya, muy bien envuelta en una hoja de plátano, una merienda regular, como para una persona, que va á emprender un largo viaje. Había invitado al tumao con oraciones y conjuros á que aceptase aquel obsequio y abandonara la casa de su amo; y para que el viaje á Joló, á donde el viejo le confinaba, lo hiciera el tumao con más comodidad había buscado y dispuesto el caballo de mar. Muy confiado en la virtud de sus conjuros esperó el viejo la mañana del día siguiente sin separarse del relój. En efecto: á las cuatro de la mañana volvió el relój á tocar á arrebato: se levantó el viejo enfurecido; llenó de improperios al tumao, que no había obedecido á sus conjuros, alborotó toda la casa, y entre risas y cuchufletas que amoscaban más al viejo le explicó don José Mendoza la causa del ruido que hacía el relój á las cuatro todas las mañanas. Era el despertador que Mendoza tenía preparado para dicha hora, el cual caería y haría el mismo ruido á las ocho si á esta hora lo ponía. -- Tú mismo lo vas á ver- decia Mendoza al viejo¿quiéres que caiga á las nueve? verás. Preparó el despertador, hizo girar las manecillas y al lle

gar la del horario á las nueve, sonó la campanilla, como por las mañanas á las cuatro. Dió un salto atrás el viejo no obstante estar prevenido: No te asustes hombre; ahora veras que volverá á caer á las doce-». Puesto á esta hora giró Mendoza las manecillas y volvió á caer el despertador.-¿Estás convencido?- Se rascó el viejo la cabeza; giró sobre sus talones y no volvió á parecer por la casa de la hacienda. Así es el indio, y no hay medio humano de borrar de su entendimiento supersticioso los resabios de las antiguas creencias. Pero no es de extrañar esto entre los indios, cuya conquista espiritual es de ayer, como quien dice. Tambien en la culta Europa se cree en la influencia fatal del número 13; en el funesto augurio del salero volcado, en el aciago día martes y en otras supersticiones más absurdas, que la de los indios. En la ilustrada. >Francia, dice Mr. J. Mallat, (1) se cuentan muchas per»sonas que se estremecen al graznido nocturno de la > lechuza y se precipitan á consultar á una echadora » de cartas para que les prediga el porvenir..

(1) Buceta Dic. t. 1.° p. 61.

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SUMARIO

Primera Iglesia en Filipinas con la imágen del Santo Niño -Paces entre Legaspi y el reyezuelo Tupas; reconoce este la soberanía de España. — Urdaneta y el P. Aguirre, comisionados por Legaspi. El P. Urdaneta, insigne Cosmógrafo, descubridor del nuevo derrotero á México, y del huracán.—“Baguio,..— Primicias de la Religión —Los PP. Rada y Herrera en el interior de la Isla de Cebú.-Los indios del bosque. — Hospitalidad de los indios. -Medios de atraer á los salvajes.—Aptitud imitativa del indio.-Testimonio de Mallat.-Trabajos apostôlicos de los misioneros –Formación de pueblos. Vuelven á encontrarse en Cebú los PP. Rada y Herrera; más misioneros —El P. Herrera, Provincial al constituirse en provincia regular los Religiosos: vuelve á España en comisión el P. Herrera.—Consejos de los antiguos á los nuevos misioneros. - El P. Alba en Iloilo;llegada de Legaspi.-El P. Giménez en Masbate y Camarines. Vuelta del P. Herrera á las islas con instrucciones del Rey para Legaspi. - Vuelve Legaspi á Cebú y funda la ciudad poniendo de gobernador á Guido de Lavezares. Legaspi en Manila. — Los Religiosos mensajeros de paz entre indíos y españoles -Legaspi confía la conquista á los Religiosos – Más religiosos en 1571. -Primera visita provincial de Agustinos.--El Padre Rada, nuevo Provincial.—El sabio Mallat, profeta sin pretenderlo. --Conquista del país por los Religiosos sin efusión de sangre.- Pacificación de Mindoro y otros pueblos por Guido de Levezares con la influencia de los Religiosos. - Los Religiosos en la vanguardia de Salcedo.-El P. Alburquerque se ofrece á penetrar en China como esclavo por servir á la Religión y á la patria.-Los PP. Rada y Marín embajadores á China.- El P. Rada, cosmógrafo del Rey. -Servicios prestados por los Religiosos como españoles. -- Llegada de los PP. Franciscanos; Jesuitas; Dominicos y Recoletos. Les ceden los Agustinos provincias, pueblos, edificios y ornamentos sagrados y son felicitados por Benedicto XIV y por Felipe V.

Cuando Legaspi y los PP. Agustinos de la expedición supieron el hallazgo de la imágen del Santo Niño;

cuando los indigenas vieron con manifiesta satisfacción el culto tributado á la misma por los españoles, que la encontraron; y cuando aquellos vieron que acto tan senci llo y devoto había disipado la desconfianza de los indios, unidos ya á los Españoles por un sentimiento común, al veneración á la santa imágen, comprendieron todo el partido que podian sacar de tan favorables disposiciones, que atribuyeron á la divina Providencia, que así lo disponía para facilitar la evangelización de aquellos pueblos, que, si muy ignorantes y desconfiados, se distinguían por la sencillez de costumbres y por cierta inclinación natural á recibir en sus almas, virgenes de toda preocupación religiosa, la buena semilla del Evangelio. Al efecto construyeron un camarín de caña y nipa; y en el improvisado templo colocaron el altar con la adorable imágen casi milagrosamente hallada. Los Padres Misioneros celebraron el santo sacrificio de la misa con todo el aparato que les fué posible, y el sagaz Legaspi con toda la tripulación armada oyó la santa misa con toda la devoción y gravedad características á nuestros antepasados del siglo diez y seis; siglo de los grandes santos para el cielo; de los grandes héroes descubridores y aventureros; y siglo de oro para nuestras letras y nuestras armas. Imponente y curioso á la vez resultó el solemne acto religioso; el cual despertó tan vivamente la curiosidad de los indios, que depuesto todo temor, se acercaron á los españoles y tomaron parte en la ceremonia, observando lo que hacían estos, é imitándoles en las genuflexiones y demás demostraciones religiosas, pues siempre tuvo el indio

el prurito de imitar á los Castilas como á los españoles llamaban últimamente; y si todos los que fueron al país despues de Legaspi hubieran sido tan piadosos, tan honrados y caballeros, como él y sus compañeros de expedición, no habrían aprendido los indios de los Castilas los vicios y malas costumbres de los europeos: exceptuando la blasfemia; la cual nunca imitaron los indios; sino que por el contrario les causaba horror y se persignaban devotamente cuando oían blasfemar á los Castilas. Observaban los indios atentamente la ceremonia religiosa; no llamó menos su atención el traje y armas de los expedicionarios; miraban con al· gún terror aquellos arcabuces que hacían el trueno y vomitaban el rayo, y las largas espadas que parecían rabos descomunales; ellos eran también observados por Legaspi y por los Misioneros que veían en la religiosidad natural del indio, la rápida y fácil conquista de millares de almas para Dios y de súbditos para el Rey y para la patria Este fué el primer pensamiento que Legaspi y los Religiosos se comunicaron despues de terminado el santo sacrificio de la misa; y acordaron repetirlo todos los días con la misma pompa religiosa y aparato bélico; con el doble fin de atraer á los indios y estar preparados para toda eventualidad. Convinieron también en practicar otras devociones para que atraídos por la novedad de ellas los indios, desapareciera con el trato la desconfianza, y se habituasen á los españoles.

Entre tanto los Religiosos á quienes los indios veían con traje peculiar sin otras armas que el crucifijo y el breviario, llenos de caridad y mansedumbre, benevolos

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