Ensayos literarios y críticos

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Calvo-Rubio y Cia., 1844
 

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Pasajes populares

Página 54 - Qualis populea moerens Philomela sub umbra Amissos queritur foetus; quos durus arator Observans nido implumes detraxit: at illa Flet noctem, ramoque sedens miserabile carmen Integrat, et maestis late loca questibus implet.
Página 6 - Si en pago del amor yo estoy muriendo, ¿qué hará el enemigo? Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Por ti el silencio de la selva umbrosa, por ti la esquividad y apartamiento 100 del solitario monte me agradaba; por ti la verde hierba, el fresco viento, el blanco lirio y colorada rosa y dulce primavera deseaba.
Página 80 - Segundo don Juan Tenorio, alma fiera e insolente, irreligioso y valiente, altanero y reñidor : siempre el insulto en los ojos, en los labios la ironía, nada teme y todo fía de su espada y su valor.
Página 79 - Y allá a la eternidad también descienda, Deshecho en mil pedazos, destrozado Y en piélagos de fuego Envuelto para siempre y sepultado; De cien tormentas al horrible estruendo, En tinieblas sin fin tu llama pura Entonces morirá: noche sombría Cubrirá eterna la celeste cumbre: Ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!!
Página 178 - En Salamanca, señor, son mozos, gastan humor, sigue cada cual su gusto: hacen donaire del vicio, gala de la travesura, grandeza de la locura; hace al fin la edad su oficio.
Página 194 - Guardaos, si viene á saberse Que fuisteis vos mi ofensor; Porque en tal caso mi honor Habrá de satisfacerse: Mientras no, para conmigo No solo estais perdonado, Pero os quedaré obligado, Si me quereis por amigo.
Página 79 - No ; que también la muerte, Si de lejos te sigue, No menos anhelante te persigue. ¿Quién sabe si tal vez pobre destello Eres tú de otro sol que otro universo Mayor que el nuestro un día Con doble resplandor esclarecía!!!
Página 62 - Yo no te saqué los ojos, yo no te di aquel veneno, yo, si el reino te quité. ya te restituyo el reino. Dejadme, no me aflijáis: I Entrada a la habitación de Semiramis] Salen ASTREA y LIBIA vengados estáis, pues muero. pedazos del corazón arrancándome del pecho.
Página 79 - Padre soberano, y allá a la eternidad también descienda, deshecho en mil pedazos, destrozado y en piélagos de fuego envuelto para siempre y sepultado; de cien tormentas al horrible estruendo, en tinieblas sin fin tu llama pura entonces morirá...
Página 150 - Él da joyas, yo billetes, Y andamos por los lugares, Él con dares y tomares, Yo con dimes y diretes. De mí se esconde por plaga, A él le busca por cebo: Yo la quiero, como debo, Y un genovés, como paga.

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