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le con un Manifiesto que la justificase. Publicose el mismo dia en los exercitos de Extremadura, y en Madrid á 2 de Mayo pero la publicacion de la guerra no precedio esta vez á la guerra misma sino 4 dias, A 7 del mismo se puso el Rey sobre Salvatierra; y apenas empezados los ataques, la entregó dia 8 su Gobernador D. Diego de Fonseca. El Marques de Risburg tomó á Segura; el Conde de Aguilar ocupó á Peña-García, aliuyentada la guarnicion á los montes, Don Josef de Salazar, aunque con alguna pérdi– da, se apoderó de Idaña, eiudad nueva y populosa, cuyo saco fue considerable. Poco despues ocupó á Monte-Santo, plaza fuerte encima de un cerro; la qual hizo bastante resistencia. Dia 22 se rindio al Rey la ciudad y fortaleza de Castil-Blanco, pudiendo defenderse mucho tiempo segun la copia de municiones que se halló en ella. En el pilląge estuvo la vida del Rey en el mayor peligro. Sobre quienes tenian mayor parte en el botin vinieron á las manos Españoles y Franceses dispararonse no pocos tiros de que murieron muchos soldados, y dos oficiales al mismo lado del Rey.

La fama de estas conquistas alarmó á los Portugueses y confederados. El Baron Fagel, Holandes valeroso y capitan experto, corrio alla con quatro batallones Holandeses

y 400 caballos, Animó al paisanage, sumamente consternado, y cuidó cubrir la villa de Abrantes donde los aliados tenian sus almacenes. Pidio nuevos auxilios á los otros Generales, y mientras venian, puso dos batallones en el monte de la Zarceda, y los otros dos algo mas atras, mandando á Valderen xefe de los primeros, se retirase ordenadamente si viese venir fuerzas enemigas mayores que las suyas. Informado Berwick de la situacion de Valderen, mandó al Marques de Tovi, que con 20 infantes Franceses, otros 20 Españoles, y un buen destacamento de caballos, caminase toda la noche , y le atacase al romper el alba, Valderen en vez de retirarse como se le habia mandado, quiso hacer frente dando algunas descargas: mas acometido por los nuestros, que ya por varios senderos habian subido al cerro, hubo de rendirse prisionero con sus dos batallones , dos, coroneles y muchos oficiales subalternos. De nuestra parte murieron tres soldados de los Holandeses, cinco. Declararon los prisioneros, que Fagel se habia retirado dos dias antes, y que Berwick le seguia los pasos. Pero Fagel se juntó con el exercito de Portugueses que mandaba el Marques Das-Minas, y unidos dieron batalla al de Geofreville yá D. Francisco Ronquillo cerca de Monte-Santo, y les derrotaron como

inferiores en fuerzas. Retiraronse los nuestros á Salvatierra; y si los enemigos hubieran seguido el alcance, la victoria hubiera sido completa. Para reparo de esta pérdida envió el Rey á Berwick con un grueso de tropas, y al Conde de Aguilar con otro: pero los enemigos se fortificaron muy bien en Peñamacor, y se tuvieron sobre la defensiva, considerando que si los nuestros iban á buscarles, seria con fuerzas mayores y en estado de poder esperar fundadamente la victoria.

Mientras andaban estas hostilidades sobre la frontera, las guarniciones de Castelda-Vid y de Marvan se entraron en Extremadura por la parte de Mayorga, Llere

ná y Albuherá, para interceptar toda suerte de municiones que viniesen á nuestros exercitos; y no dexaron de lograrlo en parte. Fue enviado allá el Ingeniero Elizagaray con un corto destacamento para reconocer la plaza de Castel-da-Vid: pero lo derrotaron los Portugeses. Acudio á sostenerle el Marques de Aitona con un buen refuerzo con lo qual, retirados los Portugueses á la plaza, se abrió contra ella la trinchera con nueve cañones. Pero su corto numero y mala situacion los hicieron inutiles, y fue necesario plantar otra bateria mas numerosa sobre una colina que dominaba el distrito. Aun esta no

hizo grande efecto, por ser sus piezas de poco álcance aunque bien situadas. Al contrario las de la plaza. Su continuo fuego nos arruinaba las obras. En fin, no se hizo cosa de provecho en el sitio hasta que acudio Villadarias, el qual levantando nuevas baterias en parages ventajosos, abrió brecha practicable en el castillo. Querianse rendir los sitiados: pero lo rehusó la guarnicion Inglesa, y tu→ vieron gravisimas reyertas aun con las armas. Aprovechose de la ocasion el Marques: y aunque las brechas aun no tenian toda la capacidad que convenia, mandó dar asalto general, y se logró tomarle acogidos los nuestros por el paisanage. Por el mismo tiempo el Marques de Lede tomó á Marvan con poca pérdida y mucha utilidad, por abrir el paso á los viveres y municiones.

Ultimo dia de Mayo dexó el Rey á Ronquillo cubriendo á Castilblanco con cinco batallones, y pasó su conquista allende el Tajo y provincia de Alentejo. Para asegurar la retirada puso mil infantes en guarda del puente; y aunque las marchas fueron penosas por lo quebrado del terreno, los Lugares á que llegaba le salian á dar las llaves. A 6 de Junio se puso sobre Portalegre, ciudad Episcopal ý muy poblada. Pero los muros eran debiles: la guarnicion, nacional, con un regimiento mandado por el Conde

Stenhop, y poca artilleria. Disparando dia 8 nuestras baterias contra un fuerte exterior que habia sobre un cerro cerca de la ciudad, se prendió fuego en un repuesto de polvora, y voló todo con guarnicion y artilleria, comunicandose tambien el daño á los reparos de la plaza. Con este accidente quisieron los Españoles ocupar el cerro para combatir la plaza, como puesto ventajoso; y los enemigos presumiendo estorbarlo, hicieron una salida con fuerzas inferiores. Esta temeridad ó arrogancia les costó no solo perderse casi todos, sino tambien la plaza, ya sin defensores. Al Obispo se le permitio sacar sus haberes y retirarse á Lisboa: al pueblo redimir el saco por 500 escudos: la guarnicion quedó prisionera. Nuestros exercitos demolieron las fortificaciones de las plazas ocupadas, y la artilleria fue enviada á las nuestras en Extremadura. Con tanto, picando ya los calores, se acantonó nuestra gente durante los dos meses de Julio y Agosto. El Rey se vino á Madrid á donde Hegó dia 16 de Julio, habiendo la Reyna salido á esperarle en Talavera.

Durante estas hostilidades, el Rey de Portugal y el Archiduque estaban en Santarén, desde donde disparaban Manifiestos y exhortos á los Españoles, convidandoles á seguir el partido Austriaco, y reconocer al Archiduque por sucesor á la corona de Es

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