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HARVARD UNIVERSITY LIBRARY JUN 18 1975

OBSERVACIONES

RELATIVAS

A LOS DOCUMENTOS PUBLICADOS EN ESTE TOMO

Por fin hemos llegado ya con el presente volumen de nuestra Colección de Documentos á los que se refieren de cerca á la conquista de Chile, después de publicados los que tocaban á la expedición de Magallanes y á las de otros navegantes que siguieron sus huellas, y luego á Diego de Almagro y sus compañeros en su viaje de descubrimiento á este país.

Está demás manifestar aquí que los documentos que insertaremos desde este tomo en adelante, como que tocan directamente á Chile, han de parecer también mucho más interesantes.

Al iniciar la serie correspondiente á Pedro de Valdivia y sus compañeros hemos creído oportuno transcribir los únicos tres hasta ahora inéditos que pudimos encontrar en el Archivo de Indias referentes. á las correrías de Jerónimo de Ortal en Venezuela, en las que desempeñaron papel conspicuo, entre otros, Juan Fernández de Alderete y Jerónimo de Alderete.

Respecto á los ochenta y seis restantes que figuran en el presente volumen, el número IX había sido publicado con algunos errores en la Colección de Torres de Mendoza, de donde lo copió el señor Amunátegui para darle cabida en el tomo I de su Cuestión de límites. Los números XIX, XXXVII y XLVI vieron la luz pública

en el tomo I de los Documentos de Gay y fueron más tarde reproducidos en los tomos I y II de la Colección de Historiadores de Chile, y el último en el tomo XI de la Colección de tratados. de D. Carlos Calvo.

Gay había incluído también en su obra citada los números XXXV, LXIV y LXIX.

En los tomos mencionados de los Historiadores de Chile se incluyeron igualmente el XVII y el XLV.

El LXXXV en la Historia de la Serena de D. Manuel Concha, aunque con errores y deficiencias.

Los restantes se publican ahora por primera vez.

Los marcados con los números XXII, XXXVI, XLVIII, LIX, LX, LXIII, LXXXV, LXXXVI, LXI, LXII y LXVI fueron dados á luz por D. Diego Barros Arana en los Anales de la Universidad de Chile correspondientes al año de 1873 y recopilados en seguida bajo el título de Proceso de Pedro de Valdivia. Debemos notar, sin embargo, que los tres últimos habían sido ya publicados ocho años antes en el tomo XLIX de la Colección de documentos inéditos para la historia de España.

Al final ponemos la fe de erratas, que ofrecimos en el volumen. precedente, de la Conquista y población del Perú, á la que, como lo indicamos ahí, dimos cabida valiéndonos de la copia que había sido publicada por el señor Barros Arana. El cotejo de ese documento con el original que existe en el Archivo de Indias, que hemos hecho ejecutar últimamente, prueba, como lo sospechábamos, que estaba plagado de errores, y eso que sólo hemos salvado los de alguna importancia, haciendo caso omiso de algunas palabras anticuadas y de otras faltas de menos entidad.

COLECCIÓN

DE

DOCUMENTOS INÉDITOS

PARA LA HISTORIA DE CHILE

PEDRO DE VALDIVIA Y SUS COMPAÑEROS

I

24 de Diciembre de 1534.

I.-Carta de Jerónimo de Ortal al Rey,

(Archivo de Indias, 54-4-2.)

S. C. C. M.-Jerónimo de Ortal á quien V. M. mandó que le viniese á servir de gobernador en el golfo de Paria é otras provincias, humillmente besa los pies de V. M. y dice: que de la isla de Tenerife hizo saber á V. M. su pasada en seguimiento de la jornada de que salió de España y su relación por aquella de la gente que en dos navíos llevaba y plugo á Nuestro Señor que, partido de la dicha isla, sin naufragio ni escándalo ninguno, llegó á reconocer en veinte y seis días el Rio Dulce, que es á ocho grados del norte en la costa de la Tierra-firme é podrá haber hasta el golfo de Paria, cincuenta leguas, y ansí costeando la tierra, vino á la entrada del golfo, y costeó mucha parte de la dicha Isla, por haber noticia y lengua de donde estaba Antonio Se

deño con pocos cristianos que á la dicha Isla vino, puede año é medio, y no se dejó de hacer toda la diligencia que se pudo porque supo por cartas y nueva en la cibdad de Sevilla quel dicho Antonio Sedeño estaba en la dicha isla con algún trabajo y riesgo de su persona y de los pocos que allá estaban, y esto procuraba viendo que era servicio de V. M. ver los dichos cristianos y según la necesidad en que estovieran, detenerse allí para los ayudar é sacar del trabajo en que estovieran, lo que por cierto él procuró de haber lengua dellos y costeó la dicha Isla, que poco le quedó por ver, y ninguna razón ni lengua pudo haber de ellos hasta que llegó en el dicho golfo de Paria y surto en él ante la fortaleza que allí estaba supo de ciertos cristianos que allí halló de que adelante dará á V. M. razón dellos, como el dicho Antonio Sedeño podrá haber cincuenta días que dejó la Isla de la Trenidad por no se poder sustentar en ella y los indios dalle mucha priesa é habelle muerto en veces ciertos cristianos, y ansí se vino al golfo de Paria á la dicha fortaleza, que podía haber hasta doce leguas de donde él tenía su asiento y en ella supo que podía haber treinta días que se había ido de allí con un navío pequeño á la Isla de San Juan con hasta veinte y cinco hombres, ques desde la Trenidad, por que los demás que en ella tenía se le hahían ido y dejádole, por la poca posibilidad que él tenía en la Isla é que la Isla era muy récia é según lo que ha visto della y la relación que se tiene de los muchos indios que hay, que sería menester trescientos españoles y en ellos gente de caballo para la conquistar, de lo que le pesó mucho; por que estando la dicha isla de la Trenidad con cristianos poblada, los de la provincia de Paria y de las otras provincias la tierra dentro estovieran más quietos é reposados, lo que no han hecho, como adelante V. M.

verá.

El saltó en tierra en el golfo y halló en aquella fortaleza, que es una casa de tapias no bien repara, sino que, por no le quitar el nombre, no digo á V. M. cuatro paredes de tierra, caída, á don Alonso de Herrera con hasta treinta y cinco hombres entre dolientes y sanos, el cual tenía cargo de la justicia de allí por que fué teniente del Comendador Diego de Ordaz, difunto, á quien V. M. tenía por gobernador en aquella tierra, é ansí á él como á los otros les hizo saber á lo que V. M. le enviaba á aquellas partes é desde á dos dias que fué llegado tomó la vara de la justicia, aunque no dejo de creer por lo que adelante V. M. verá según aquella gente estaba enseñoreada y sin cabeza y las muchas des

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