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29 de Junio de 1544

XXIX.-Minuta de real cédula para que no se cobre almoxarifazgo de lo llevaren á Indias Mencía y Gonzalo de los Nidos.

(Archivo de Indias, 109-7-1.)

Este dicho día se despachó una cédula de almoxarifazgo para que de todo lo que llevare á la provincia del Perú doña Mencía de los Nidos y una hermana suya, hasta en cantidad de ciento y cincuenta pesos de valor á cada una dellas, no le pidan derechos de almoxarifazgo. Firmada del Príncipe, y refrendada de Samano, y señalada de los dichos.

Y ansí otra tal cédula de almoxarifazgo para que de todo lo que llevare á ella Gonzalo de los Nidos, hasta en cantidad de trescientos pesos de valor, no le pidan derechos de almoxarifazgo.

19 de Julio de 1544

XXX-Real cédula á Blasco Núñez Vela, virrey del Perú, sobre nombramiento de Jerónimo de Alderete para tesorero de la provincia de Chile.

(Archivo de Indias, 109-7-1.)

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El Príncipe.-Blasco Núñez Vela, visorrey é gobernador de la provincia del Perú y presidente del Audiencia Real que en ella reside. Por parte de Jerónimo Alderete me ha sido hecha relación quél ha muchos años que sirve al Emperador-rey, mi señor, en esas partes, y que al sente reside en la provincia de Chile con el capitán Pedro de Valdivia, al cual ha ayudado en la pacificación de la dicha provincia, é quél, visto lo mucho que ha servido, le ha encomendado la tesorería de la dicha provincia, hasta tanto que por nos otra cosa se provea, y me ha suplicado que pues él ha servido tan bién en el descubrimiento y pacificación de la dicha provincia y ha de residir en ella, y era hombre hijodalgo, le hiciese merced de le dar título de la dicha tesorería, con el salario que fuere servido, ó como la mi merced fuese; y yo, acatando lo susodicho, tengo voluntad de le mandar favorecer y hacer merced en lo que hobiere lugar: por ende, vos yo mando que os informéis y sepáis que necesidad hay de proveer el dicho oficio de tesorero en la dicha provincia, y mẹ

enviéis relación dello, porque, siendo necesario, provea dél á quien fuere servido, y entretanto que me enviáis la dicha relación, si vierdes ques necesario provea el dicho oficio, constando que el dicho Jerónimo es persona idónea, suficiente, y en quien concurren las cualidades que para ello se requieren, le proveáis dél, con el salario que tiene el tesorero desa provincia, para que lo tenga por el tiempo que nuestra voluntad fuere, é recibiréis dél primeramente fianza legal, llana y abonada, en cantidad de dos mil ducados, para el buen recaudo de la hacienda de S. M., un testimonio de las cuales haréis poner en el arca de las tres llaves que los oficiales desa provincia tienen, para que allí estén á recaudo. Fecha en la villa de Valladolid, á 19 días del mes de Julio de 1544 años.-YO EL PRÍNCIPE.-Refrendada de Samano. Señalada del Obispo de Cuenca, Bernal, Velásquez, Gregorio López, Salmerón.

17 de Agosto de 1544

XXXI-Carta del Dr. Diego Gasca á Florián de Ocampo

(Biblioteca del Escorial.-J. ij. 3, fol. 77.)

Muy magnífico señor:-La carta de V. M. de 1.o de éste recibí, y con ella mayor favor que sé decir, beso por él muchas veces las manos de V. M., y estoy cierto y V. M. lo debe estar, que todo el que fuere servido dar al Licenciado Gasca, mi señor, se debe á lo que él y yo somos de V. M. y lo fuímos siempre, y á la afición y deseo que de servir á V. M. tenemos y tendremos.

El rumorcillo que V. M. dice de haberse rebelado en el Perú algunas personas después de la muerte de Gonzalo Pizarro, llegó acá, que me dió pena, hasta que supe la verdad por cartas del Licenciado y de otras personas y de tres ó cuatro hombres honrados que partieron de la ciudad de Los Reyes, donde el Licenciado estaba á 23 de Febrero de este año de 1544, y aquella tierra toda está (loado sea Dios) tan asentada y llana' en servicio de S. M., como lo está Zamora ó Valladolid, que de largo son mil leguas y de ancho ochenta por partes, y por otras más y ménos, como son unas sierras á la larga. Porque de aquéllas hacia la mar está todo á S. M.; y de aquellas sierras adentro no está descubierto, por ser tierra muy áspera y estar toda llena de indios belicosos y haberse hecho fuerte con ellos un nieto del señor que de aquella tierra fué, que allá llaman,

según creo, el Lingua, que en su lengua quiere decir rey ó señor, y ansí aquella parte de aquellas sierras adelante nunca hasta ahora se descubrió ni conquistó por los cristianos; ántes desde aquellas sierras, por ser muy ásperas, hacen estos indios que en ellas viven, mal á los cristianos y á los indios que les son sugetos, que viven en los llanos.

El Licenciado Gasca, después de vencido Pizarro, ha tenido deseo de reducir á este nieto del Lingua y á los indios que le obedecen, al servicio de S. M., y estando en propósito de le enviar sus mensajeros para le persuadir á ello por blandura, y cuando ésta no bastare, por amenazas, diciéndole que ahora que la tierra estaba pacífica iría con gran número de gente y le destruirían; y que viniendo por bien á obediencia, se le harían las ventajas que se sufriesen, llegaron mensajeros del mismo Lingua al Licenciado con muchos papagayos y gatillos y otras aves y animalejos y frutas de aquella tierra, y envióle á decir que él le amaba y deseaba tener por amigo, porque le habían dicho que trataba bien á los naturales y no consientía que se les hiciesen los malos tratamientos que ántos.

El Licenciado los recibió bien y les hizo buen tratamiento y hizo que viesen la gente de guerra que S. M. tenía, que aun no era deshecha, y vistiólos bien y despidiólos y enviólos, que antes pensaba enviar con algunas sedas de colores y conservas de España para el Lingua ó nieto del Lingua, y para un su tío, que le gobierna y administra, por ser mozo el Lingua, y también les envió vino, y con ellos envió un Don Martín, indio, hombre de buen entendimiento y aficionado al servicio de S. M. Estos hablaron al Lingua y al tío lo que les fué mandado. Hubo muchas demandas y respuestas, al fin de las cuales, éste vino á obediencia con todos los que en aquellos Andes estaban, que es gran tierra, con que se le dieron en lo llano obra de diez leguas para sí, y ciertas cosas de placer, que fueron de su abuelo. Este quisiera que lo dejaran en los Andes ó sierras, pero al Licenciado pareció que no convenía, porque cada vez que quisiera, se alzara. Háse tenido en mucho haberse reducido á éste.

El rumor que vuestra mereed dice, tuvo fundamento de lo que á vuestra merced diré. Después que Gonzalo Pizarro, á 9 de Abril del año pasado de 48, fué preso y degollado, al siguiente día parescióle que era bien empezar á deshacer la gente, paso á paso, y ansí, después que se ajusticiaron Gonzalo Pizarro é diez, y Francisco de Carvajal, su maestre de campo, y á Juan de Acosta, su general, y otros dos ó tres, allí donde

fué la batalla, que es cinco leguas del Cuzco, en un valle llamado Xaquixaguana, se fué al Cuzco, y allí por desparcir la gente, que era mucha, dió algunas conquistas y proveyó gobernaciones, y entre ellas la de Chile á un Pedro de Valdivia, que había estado en aquellas tierras mucho tiempo, y había de ella venido á la sazón que el Licenciado Gasca llegó al Perú, y como supo de él, fuese á él, para le ayudar, y sirvió bien en esta jornada, y el Licenciado, atento que era hombre cuerdo y tenía noticia de aquella provincia de Chile, y que en el allanamiento de Pizarro sirvió bien, le hizo gobernador de ella, y por descargar más la tierra y poblar aquélla, le dió quinientos hombres, poco ménos. Dióle esta gobernación desde 27 grados hasta 41 de la Equinoxial y cien leguas en ancho. Partido este Valdivia con esta compañía, hubo algunos envidiosos que dieron capítulos contra él de muchas cosas malas que decían haber hecho de robos y muertes, y especial que había muerto en Chile un gobernador de S. M., de lo cual dieron sumaria información.

Paresció al Licenciado que, siendo ansí, no convenía darle tal cargo, sin castigarle. Determinó enviar tras él al General que había sido en el allanamiento de Pizarro, porque la gente de Valdivia le tenía más respeto que á otro. Y por no hacer tanto gasto y alboroto, le mandó que sólo llevase nueve ó diez soldados, y que por buenas palabras le persuadiese á tornar adonde el Licenciado estaba, diciéndole que al Licenciado le habían informado mal de él, que como amigo le aconsejaba tornase á se disculpar, porque aquello convenía á su honra. Este general, que se llama Pedro de Hinojosa, alcanzó á Valdivia doscientas leguas de donde el Licenciado quedaba y le dijo lo que se le había encomendado. Y el Valdivia estaba avisado cómo el Hinojosa llevaba provisión para le mandar volver ó prender, y quisiera poner miedo al Hinojosa para que no se le notificara, y ansí puso su gente en órden; y el Hinojosa, no obstante esto, le dijo: Valdivia, yo aconsejara, como tengo, que volviéredes á dar cuenta de vos al Licenciado, y respondistéisme que no podíades; ahora lo habéis de hacer, aunque os pese, que véis aquí la provisión del Licenciado para ello, y mostrósela, y volvióse á la gente y díjoles que ninguno se menease, si no, que por vida del Rey, luego le ahorcaría; y con esto no se meneó hombre. Y el Valdivia dijo: señor, si el Licenciado lo manda, yo volveré de buena voluntad, no pensé yo que él lo mandaba; y ansí, encomendó la gente á otro por la órden que en la instrucción llevaba, y trajo al Valdivia, el cual no se halló después tan

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culpado y se le dió licencia para tornar á su camino y gobernación. También sepa vuestra merced que para que la tierra se pudiera sostener en el servicio de S. M. y los que habían servido fuesen gratificados, pareció al Licenciado convenía repartir la tierra entre los servidores de S. M., y ansí lo hizo. Y sumó la renta de cada un año que entre todos se repar tió, un millón cuarenta y tantos mil castellanos. Parece que á un capitán Francisco Hernández, teniente del Gobernador Benalcazar, se dió su repartimiento, y por no ser tan crescido como él quisiera, intentó amotinar á algunos; pero luego fué preso, y no he sabido si se hizo justicia dél. Valía de renta cada año el repartimiento que á este Francisco Hernández se había dado, once mil castellanos; de manera que de estos dos hombres, creo yo que tomó fundamento la nueva falsa que acá se publicó de haberse tornado á rebelar el Perú. El Licenciado da gran priesa á S. M. para que envíe quien gobierne, sino que él se verná, y ya S. M. le ha escrito que en llegando D. Antonio de Mendoza, visorrey de la Nueva España, se puede venir. Espero en Dios que dentro de un año será acá.

Hay en todo el discurso de esta jornada muchas cosas de gran admiración y muchas particularidades dignas de saber, donde parece claro que Dios puso su mano. Vuestra merced sabe que resido aquí. Gran agravio recibiré si algo acá se ofreciere á vuestra merced ó á sus servidores y no me lo mandase. Conserve y aumente N. S. la vida y muy rgda... y magnífica persona y casa de vuestra merced, como deseo. Y en Valladolid, 17 de Agosto, como desea este servidor de vuestra merced.-El Doctor Diego Gasca.

En la foja precedente el sobrescrito: Al muy magnífico señor Florián Docampo, coronista de S. M. y canónigo de Zamora, etc. En Zamora.

26 de Octubre de 1544

XXXII-Real cédula á Blasco Núñez Vela, virrey del Perú, sobre el cargo de tesorero de la provincia de Chile que Pedro de Valdivia había •conferido á Jerónimo de Alderete.

(Archivo de Indias, 109-7-1.)

El Príncipe.-Blasco Núñez Vela, visorrey y gobernador de la provincia del Perú y Presidente de la Audiencia real que en ella reside.

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